Comentarios al Evangelio
del I domingo de Adviento
de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
"Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y se abatirán las naciones en la tierra, por la confusión del rugido del mar y de las olas; quedando los hombres yertos por el temor y expectación de lo que sobrevendrá a todo el universo; porque las virtudes de los cielos se conmoverán, y entonces verán al Hijo del hombre que vendrá sobre una nube con gran poder y majestad". (vv. 25-27)
"Cuando comenzaren, pues, a cumplirse estas cosas, mirad y levantad vuestras cabezas, porque cerca está vuestra redención". Y les dijo una semejanza: "Mirad la higuera y todos los árboles: Cuando ya producen de sí el fruto, entendéis que está cerca el estío. Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sean hechas. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán". (vv. 28-33)
Beda
Anuncia después lo que sucederá cuando se cumpla el tiempo de las naciones, diciendo: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas".
San Ambrosio
Estas señales son expresadas con más claridad por San Mateo de este modo: "Entonces se oscurecerá el sol, no dará luz la luna y caerán del cielo las estrellas" ( Lc 24,29 ).
San Eusebio
Entonces, pues, cuando se consuma la vida corruptible, y pase, según el Apóstol, la especie de este mundo y suceda un nuevo siglo en el que en vez de astros luminosos brillará Cristo como el lucero y rey de un siglo nuevo, será tanto el brillo de su poder y de su gloria, que el sol que brilla ahora, y la luna y las demás estrellas, se eclipsarán a la venida de mayor luz.
Crisóstomo
Así como en este siglo desaparecen la luna y las estrellas en cuanto sale el sol, así en la gloriosa aparición de Cristo se oscurecerá el sol y no dará luz la luna, y caerán las estrellas del cielo, el cual se despojará de su manto primitivo para vestirse otro de luz mucho mejor.
San Eusebio
Manifiesta a continuación lo que sucederá al orbe después que se oscurezcan los astros, y cuál será la angustia de las gentes, diciendo: "Y se abatirán las naciones en la tierra por la confusión del rugido del mar", etc., en donde parece enseñar que el principio de la trasmutación del universo habrá de venir por la falta de la sustancia húmeda. Esta será, pues, consumida o helada, de modo que no se oirá ya el ruido del mar, ni sus olas tocarán la arena a causa de la extremada sequía, y las demás partes del mundo sufrirán una transformación, no recibiendo ya el vapor que constantemente le enviaba la sustancia húmeda. Y así, como la aparición del Salvador debe combatir los prodigios opuestos a Dios, esto es, el Anticristo, tomarán principio sus venganzas de la sequía, de suerte que no se oirá ya la tempestad ni el ruido del mar, y entonces será el momento de la angustia de los hombres que sobrevivan. Continúa, pues: "Y los hombres estarán sedientos: es decir, se consumirán por el temor y la expectación de lo que debe suceder en todo el universo". Manifiesta luego lo que sucederá, diciendo: "Porque las potestades de los cielos se conmoverán".
Teofilactus
O de otro modo, cuando se trastorne el orbe superior, los elementos inferiores sufrirán el mismo trastorno. Así dice: "Y se abatirán las naciones de la tierra", etc. Como si dijera: Bramará terriblemente el mar y la tempestad agitará sus costas, de tal suerte que se abatirán los pueblos, esto es, la miseria será común, hasta que se consuman por el temor y la expectación de los males que asaltarán al mundo. Y continúa: "Y los hombres se abatirán por el temor y la expectación de lo que va a suceder en todo el universo".
San Agustín, ad Hesychium epist 80
Pero diréis: estos males nos obligan a reconocer que ha llegado ya el fin, puesto que se cumple lo predicho. Porque es cierto que no hay nación ni lugar que no se halle hoy en la aflicción y la tribulación. Pero si los males que sufre ahora el género humano son indicios ciertos de que ha de venir el Señor, ¿por qué dice el Apóstol: "Cuando dijeren: paz y seguridad?" ( 1Tes 5,3). Veamos, pues, si debe entenderse más bien que no se cumplirá de este modo lo predicho en estas palabras, sino que sucederá cuando la tribulación se extienda sobre la Iglesia, que será afligida en todo el universo; no sobre los que la afligirán, puesto que ellos son los mismos que han de decir: Paz y seguridad. Ahora bien, estos males, que se creen como sumos y extremos, vemos que son comunes a uno y otro reino, al de Cristo y al del diablo. Los buenos y los malos los sufren igualmente, y en medio de tanta calamidad se entregan por todas partes a escandalosas orgías. ¿Es esto, por ventura, amilanarse por el temor, o más bien arder en apetitos de lujuria?
Teofiactus
No sólo temblarán los hombres cuando se altere el mundo, sino que hasta los ángeles quedarán pasmados de espanto por tan terribles alteraciones del mundo. Dice, pues: "Porque las virtudes de los cielos se conmoverán".
San Gregorio, in evang. hom. 1
¿Y a qué se llama virtudes de los cielos, sino a los ángeles, dominaciones, principados y potestades? Ellos aparecerán visiblemente a nuestros ojos a la llegada del severo juez, para exigirnos rigurosamente lo que ahora nos pide con misericordia nuestro invisible Creador.
San Eusebio
Y como el Hijo de Dios ha de venir en gloria y ha de confundir la soberbia tiranía del hijo del pecado, sirviéndole los ángeles del cielo, se abrirán las puertas cerradas en el siglo para que aparezca lo excelso.
Crisóstomo, ad Olympian epistola 2
O bien, se conmoverán las fortalezas de los cielos, aunque inconscientes; y al ver las infinitas muchedumbres que se condenan, no podrán estar allí tranquilas.
Beda
Por esto se dice en el libro de Job que tiemblan las columnas del cielo y se amedrentan a su mandato ( Job 26,11). Y ¿qué sucederá a las tablas, cuando tiemblan las columnas? ¿qué no sufrirán los arbustos del desierto cuando el cedro del paraíso es desgajado?
San Eusebio
Las potestades de los cielos son las que rigen las partes materiales del universo. Las cuales entonces se conmoverán para adquirir un estado más perfecto, por lo tanto, quedarán libres en la nueva vida del servicio que vienen prestando a Dios respecto de los cuerpos sensibles en cuanto a su estado de corrupción.
San Agustín, ut sup
Pero el Señor, para que no parezca que exageró todo esto que predijo acerca de la aproximación de su segunda venida, lo cual ya acostumbraba a suceder en este mundo antes de su primera venida, y no nos burlemos de lo mucho que todo esto que dijo se lee ya en la historia de los pueblos, creo que debe entenderse mejor respecto de la Iglesia; pues la Iglesia es el sol, la luna y las estrellas ( Cant 6,9), a quien se ha llamado hermosa como la luna, escogida como el sol, la cual no brillará entonces por la furiosa persecución.
San Ambrosio
También se oscurecerá la brillante antorcha de la fe por la nube de la perfidia para muchos que se separen de la religión; porque aquel sol de justicia se aumenta o se disminuye para mí, según mi fe. Y así como en las fases periódicas de la luna, esto es, en las menguantes de cada mes, la luna se oscurece porque tiene la tierra en frente, así la Iglesia santa, cuando se le oponen los vicios de la carne a la luz del cielo, no puede reflejar el resplandor de la luz divina, de los rayos de Cristo. Y en las persecuciones apaga también el brillo del sol divino el amor de esta vida. Caen también las estrellas, esto es, la gloria del hombre que resplandece, cuando prevalece el furor de la persecución, lo que conviene que suceda hasta que se llene el número de los elegidos. Así se prueban los buenos y se manifiestan los débiles.
San Agustín, ut sup
Respecto de lo que se ha dicho: "y en la tierra consternación de las gentes", quiso designar con la palabra gentes, no las que serán benditas en la descendencia de Abraham, sino las que estarán a la izquierda.
San Ambrosio
Y será tan abrasadora la angustia de las almas por el recuerdo de la multitud de sus delitos (y el temor del juicio que ha de venir) que secará en nosotros el rocío de la fuente divina. A la manera, pues, que se espera la venida del Señor para que todo lo llene su presencia, ya en el mundo respecto del hombre, ya respecto del mundo, lo cual sucede en cada uno de nosotros cuando recibimos a Cristo con todo amor, así también las virtudes de los cielos alcanzarán aumento de gracia a la venida del Señor y se conmoverán por la plenitud de la divinidad que las penetrará más de cerca. Hay también virtudes de los cielos, que cantan la gloria de Dios, y que también por mayor comunicación se conmoverán al ver a Jesucristo.
San Agustín, ut sup
También se conmoverán las potestades de los cielos, porque los fieles más fuertes se turbarán por la persecución de los impíos.
Prosigue: "Y entonces verán al Hijo del hombre venir sobre una nube".
Teofiactus
Lo verán tanto los fieles como los infieles. Brillará entonces más que el sol, tanto El como su cruz, por lo que será conocido de todos.
San Agustín, ad Hesychium epist 80
En cuanto a lo que dice que vendrá sobre una nube, puede entenderse de dos maneras: o viniendo en su Iglesia como en una nube, como ahora no cesa de venir, pero en ese entonces lo hará con gran poder y majestad por la gran fortaleza que brillará en los santos para que no sean vencidos en tan grande persecución, y así realzará su majestad; o bien porque vendrá en el mismo cuerpo con que está sentado a la diestra del Padre, y con razón es de creer que vendrá no sólo en el mismo cuerpo, sino también en la nube; porque así vendrá como se subió al cielo, pues una nube lo arrebató de la vista de sus discípulos ( Hch 1,9).
Crisóstomo, in cat. graec. Patr
El Señor siempre se aparece en la nube según lo del salmo ( Sal 96,12): "La nube y la oscuridad en su derredor". Por lo que el Hijo del hombre vendrá en las nubes como Dios y Señor, no ocultamente, sino en la gloria digna de Dios; y por esto añade: "Con gran poder y majestad".
San Cirilo
Conviene entender las palabras "con grande poder y majestad". En su primera venida apareció con nuestra humilde flaqueza; pero en la segunda lo verificará con todo su poder.
San Gregorio, in evang. hom. 1
Los que no quisieron oírlo en su abatimiento tendrán que contemplarlo en su poderío y majestad para que sientan entonces tanto más su fortaleza cuanto más resistieron doblar su cerviz y su corazón ante su misericordia.
San Gregorio, ut sup
Como todo lo que va dicho se refiere a los réprobos, habla ahora para consuelo de sus escogidos. Por esto añade: "Cuando comenzaren, pues, a cumplirse estas cosas, mirad y levantad vuestras cabezas, porque cerca está vuestra redención". Como diciendo: Cuando las plagas abruman al mundo, levantad vuestras cabezas, esto es, alegrad vuestros corazones, porque mientras el mundo (de quien en realidad no sois amigos) se acaba, se aproxima vuestra redención, que tanto habéis buscado. En la Sagrada Escritura se toma muchas veces la cabeza en vez de la inteligencia; porque así como los miembros son gobernados por la cabeza, los pensamientos se rigen por la inteligencia. Por tanto, levantar nuestras cabezas equivale a levantar nuestra inteligencia hacia los goces de la patria celestial.
San Eusebio
Cuando hayan pasado todas las cosas materiales aparecerán las inteligibles y celestiales, a saber: el reinado de aquel siglo que nunca habrá de concluir, y entonces se concederán las promesas ofrecidas a los dignos. Por esto dice: "Cuando comenzaren, pues, a cumplirse estas cosas, mirad", etc. Una vez recibidas las promesas que esperamos del Señor, seremos reanimados los que antes andábamos abatidos, y levantaremos nuestras cabezas, en otro tiempo humilladas, porque viene nuestra redención que tanto esperábamos; esto es, aquella que toda criatura desea.
Teofiactus
Esto es, la perfecta libertad del cuerpo y del alma, así como la primera venida del Salvador tuvo por objeto la reforma de nuestras almas, la segunda tendrá lugar para la reforma de nuestros cuerpos.
San Eusebio
Dice todo esto también a sus discípulos, no porque ellos hubiesen de durar en este mundo, hasta su término, sino (como subsistiendo en un solo cuerpo) no sólo para ellos sino para nosotros y para todos los demás, que habrán de creer en Jesucristo hasta la consumación de los siglos.
San Gregorio, ut sup
En cuanto a que el mundo deba ser destruido y despreciado, manifiesta su oportuna comparación cuando dice: "Mirad la higuera y todos los árboles: cuando ya producen de sí el fruto, entendéis que está cerca el estío", etc. Como diciendo: Así como se conoce que está próximo el verano por el fruto del árbol, así se conocerá la proximidad del Reino de Dios por la destrucción del mundo. En esto se manifiesta que la ruina es el fruto del mundo. Para esto produce; porque así como alimenta a todos con sus semillas, así los consumirá con sus mortandades. Se compara el Reino de Dios con el verano, porque entonces han pasado las nieblas de nuestras riquezas y empiezan a brillar con gran claridad los días del sol eterno.
San Ambrosio
San Mateo, pues, sólo habló de la higuera, pero San Lucas habla de todos los árboles. Mas la higuera tiene doble significación: o cuando se enternecen las cosas duras, o cuando complacen los pecados. Y así, cuando los frutos reverdecen en todos los árboles y la higuera aparece fecunda, esto es, cuando toda lengua confiese al Señor y le haya confesado el pueblo judío, debemos esperar la venida del Señor, porque entonces se cogerán los frutos de su resurrección, como en tiempo de verano. O cuando el hombre pecador se vista del orgullo veleidoso y pasajero de la sinagoga, como los árboles de sus hojas, debemos deducir que se aproxima el juicio. Porque Dios se apresura a premiar la fe y a concluir con el pecado.
San Agustín, ad Hesychium epist 80
Y cuando dice: "Cuando veáis que suceden estas cosas", ¿qué podremos entender sino aquellas de que ya hemos hecho mención? Entre ellas se encuentra lo siguiente: "Y entonces verán al Hijo del hombre que viene" ( Lc 24,33 ). Por tanto, cuando se vea esto no habrá llegado ya el Reino de Dios, sino que estará cerca. ¿Y acaso debe decirse que no todas las cosas ya mencionadas deben comprenderse en estas palabras: "Cuando veáis que esto sucede", sino algunas de ellas, a excepción de lo que se ha dicho, "y entonces verán al Hijo del hombre"? San Mateo ha declarado que no debía exceptuarse nada, diciendo: "Así, vosotros, también cuando viereis todas estas cosas" entre las que se comprende la venida del Hijo de Dios, de modo que entendamos que ahora se verifica en sus miembros como en nubes, o en la Iglesia como en una grande nube.
Tito
Cerca está el Reino de Dios porque cuando sucede esto todavía no ha llegado el último fin de las cosas; pero ya se prepara, porque la venida del Señor eliminando todos los principados y potestades preparará el Reino de Dios.
San Eusebio
Así como en esta vida el sol (cuando después del invierno vuelve la primavera) fomenta y vivifica con el calor de sus rayos las semillas ocultas en la tierra, transformándolas en su primera forma, de modo que al brotar toman su antigua forma y producen infinitas plantas de variado color, así la gloriosa venida del unigénito de Dios, iluminando al nuevo siglo con sus rayos vivificadores, hará nacer a la luz las semillas sepultadas largo tiempo en el mundo, esto es, las que dormían bajo el polvo de la tierra, produciendo cuerpos mejores que antes; y vencida la muerte, reinará después la vida del siglo nuevo.
San Gregorio, ut sup
Todo lo predicho recibe el sello de la mayor certidumbre cuando añade: "En verdad os digo que", etc.
Beda
Recomienda mucho lo que anuncia de esta manera; y (si es permitido decirlo) estas palabras, "En verdad os digo" son un juramento, porque "amén" quiere decir verdad. Por tanto es la Verdad quien dice: En verdad os digo; y aunque no se expresara así, no puede mentir de ningún modo. Llama generación a todo el género humano, o en especial la raza de los judíos.
San Eusebio
También llama así a la generación nueva de la Iglesia santa, manifestando que habrá de durar el pueblo de los fieles hasta el tiempo en que habrá de ver todas estas cosas y contemplará con sus propios ojos el cumplimiento de las palabras del Salvador.
Teofiactus
Como les había predicho perturbaciones, guerras y trastornos, tanto de los elementos como de las demás cosas, para que no se sospechase que la misma cristiandad habría de perecer añade: "El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán"; como diciendo: y si se conmueven todas las cosas, mi fe no faltará; en lo cual da a entender que la Iglesia será preferida a toda criatura, porque la criatura sufrirá alteración y la Iglesia de los fieles y las predicaciones del Evangelio subsistirán.
San Gregorio, ut sup
"El cielo y la tierra pasarán", etc. Como diciendo: Todo aquello que para nosotros es durable no lo es eternamente sin mudanza; y todo lo que parece pasar conmigo será fijo y permanente; porque mi palabra que pasa expresa sentencias inmutables y permanentes.
Beda
El cielo que pasará no es el etéreo de las estrellas, sino el aire del que toman el nombre las aves del cielo. Pero si la tierra ha de pasar, ¿cómo dice el Eclesiastés: "Mi tierra subsiste eternamente?" ( Ecle 1,4). Pero por una clara razón, el cielo y la tierra pasarán en cuanto a la forma que ahora tienen, pero en cuanto a la esencia subsistirán siempre.