DOMINGO INFRAOCTAVO
DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
Comentarios al Evangelio
de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
Lc
2, 33-35 Su padre y su Madre
escuchaban con admiración las cosas que de El se decían. Y los bendijo Simeón,
y dijo a María, su Madre: "Este niño que ves está destinado para ruina y
para resurrección de muchos en Israel y para ser el blanco de la contradicción,
lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma, para que sean
descubiertos los pensamientos de muchos corazones". (vv. 33-35)
Griego
Cada vez que
viene a la memoria el conocimiento de las cosas sobrenaturales, se renueva el
milagro en el Espíritu y por esto dice: "Su padre y su Madre escuchaban
con admiración las cosas que de El se decían".
Orígenes
Tanto por el
ángel y por la multitud del ejército celestial, como por los pastores y por el
mismo Simeón.
Beda
Llama a José
padre del Salvador, no porque fuese su padre verdaderamente (según los
fotinianos), sino porque era considerado como padre por todos para conservar el
buen nombre de María.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 1
Aunque puede
llamarse padre por ser el esposo de María sin comercio carnal ni unión conyugal
-puesto que estaba así- aparecía mucho más unido a ella, que de cualquier otra
forma. Y por tanto San José podía llamarse padre de Jesucristo porque, aunque
no lo había engendrado según la naturaleza, lo había adoptado sin embargo.
Orígenes
El que
quiera remontarse más en esta cuestión puede decir que el orden de la
genealogía se computa desde David hasta José, para que no apareciese que José
se llamaba padre del Salvador no siéndolo, puesto que para observar el orden de
sucesión es llamado padre del Señor.
Griego
Una vez
celebradas las alabanzas del Señor, Simeón dirigió su bendición sobre los que
traían al niño, de donde prosigue: "Y los bendijo Simeón". Dando su
bendición a los dos, dirige los anuncios de lo que había de suceder solamente a
la Madre, aun cuando por esta bendición común no excluye a San José de la
paternidad aparente, y hablando a la Madre, aparte de José, la considera como
verdadera Madre del Señor. Por esto dice: "Y dijo a María su Madre",
etc.
San Ambrosio
Ve aquí la
gracia abundante del Señor difundida sobre todos por medio del nacimiento del
Salvador, y cómo la profecía fue negada a los incrédulos y no a los justos. He
aquí por qué Simeón profetiza que Jesucristo había venido para ruina y para
elevación de muchos.
Orígenes
El que
expone sencillamente esto puede decir que Jesucristo había venido para ruina de
los infieles y para elevación de los fieles.
San Juan Crisóstomo
Así como la
luz, aun cuando ofende a los ojos débiles, no deja de ser luz, así el Salvador
continúa siendo Salvador, aun cuando se pierdan muchos, sin que pueda decirse
que la pérdida de éstos es obra suya, sino la locura de los malos, por lo que
su poder no sólo se manifiesta cuando procura la salvación de los buenos, sino
también cuando produce la ruina de los malos. Porque cuanto más brilla el sol,
más ofende a los ojos débiles.
San Gregorio Niceno
Observemos,
pues, lo escogido de las expresiones de esta distinción. Dice que se ha
preparado la salvación de todo el pueblo, pero anuncia la caída y la elevación
de muchos. El propósito divino es la salvación y la gloria de todos. Sin
embargo la ruina y la elevación de muchos consisten en la intención de cada
cual, según sea creyente o incrédulo. Ahora, que los caídos o incrédulos se
levanten está conforme con la razón.
Orígenes
Podrá
decirse que para que uno haya caído es preciso que antes haya estado de pie,
pero ¿quién es el que ha estado de pie, y para cuya ruina haya venido el Señor?
San Gregorio Niceno
Pero en esto
se da a conocer que la ruina afecta a lo más malo, porque no merecen igual
castigo los que vivieron antes del misterio de la encarnación, que los que
vivieron después de la redención y de la predicación. Y especialmente debían
ser privados de los beneficios antiguos los que procedían de Israel y pagar con
penas más graves que todas las demás naciones, porque no quisieron admitir lo
que se les había profetizado, lo que ellos habían adorado, y lo que de ellos
había nacido. Por esto se les amenaza de una manera especial con la ruina no
sólo de la salud espiritual, sino también con la destrucción de la ciudad y de
los habitantes de ella. La elevación se ofrece por el contrario a los que
crean, así a los que viven bajo el yugo de la ley, y a quienes se trata de
librar de él, como a los que viven sepultados con Jesucristo, y que habrán de
resucitar con El.
Orígenes
Debe
entenderse en un sentido mucho más elevado lo que se dice de aquellos que
claman contra el Creador, diciendo: He aquí el Dios de la ley y de los
profetas; vedle cual es: "Yo -dijo- doy la muerte y doy la vida" ( Dt
32,39). Si por esto es un juez sanguinario y un creador cruel, Jesús, Hijo
suyo, lo es también, porque está escrito de El que había de venir para ruina y
elevación de muchos.
San Ambrosio
Esto es para
distinguir los méritos de los justos y de los impíos, y para darnos, como juez
verdadero y justo, el premio o el castigo que merezcan nuestras acciones.
Orígenes
Debemos
fijarnos y ver que el Salvador no ha venido acaso igualmente para la ruina que
para la elevación. Porque cuando yo estaba en pecado, me sirvió de utilidad el
caer primeramente y morir para el pecado. Los santos, y también los profetas,
cuando contemplaban alguna cosa demasiado augusta, caían con el rostro sobre el
suelo, para purificarse mejor de sus pecados con esta caída. Esto es lo primero
que el Salvador nos concedió. Eras pecador, pues que caiga lo que había en ti
de pecador, para que puedas después resucitar y decir: "Si hemos muerto
con El, con El también resucitaremos" ( 2Tim 2,11).
San Juan Crisóstomo
La resurrección, en verdad, es una vida nueva, porque cuando el lascivo se convierte en casto, el avaro en caritativo, el furioso en manso, entonces se opera la resurrección, el pecado muere y resucita la justicia.
Prosigue:
"Y para ser el blanco de la contradicción".
San Basilio
Blanco de la
contradicción se llama con propiedad en la sagrada Escritura a la cruz, porque
dice ( Núm 21,9) que Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso en alto
como señal.
San Gregorio Niceno
Aquí mezcla
la deshonra con la gloria, porque para nosotros los cristianos es
verdaderamente como signo de contradicción, puesto que mientras unos lo
consideran como ridículo y horrible, otros lo consideran digno de veneración. O
acaso se llama signo al mismo Cristo, porque existe sobre la naturaleza y es el
autor de los signos milagrosos.
San Basilio
Es pues un
signo que indica una cosa admirable y oculta, visto por los sencillos, y
comprendido por los que tienen cultivado el entendimiento.
Orígenes
Todo lo que
dice la historia respecto de Jesucristo, está contradicho. No por los que creen
en El, pues nosotros ciertamente sabemos que son verdaderas todas las cosas que
están escritas; pero para los incrédulos todo lo que se ha escrito, respecto
del Salvador, es señal de contradicción.
San Gregorio Niceno
Todas estas
cosas que se dicen del Salvador, afectan igualmente a su Madre, porque toma
también para sí todos sus trabajos y todas sus glorias, y no solamente le
anuncia las prosperidades, sino que también los dolores. Porque prosigue:
"lo que será para ti misma una espada que traspasará tu alma".
Beda
En ninguna
historia se lee que la Santísima Virgen María muriera herida por alguna espada,
especialmente cuando, no el alma, sino el cuerpo es quien puede ser atravesado
por el hierro. Por tanto, debemos entender que la espada que traspasó su alma
fue aquélla de que se dice: "Y la espada en los labios de ellos atravesó
su alma" ( Sal 58,8), esto es, refiriéndose al dolor de la Virgen por la
pasión del Señor. La cual, aun cuando aparecía que Jesucristo moría por
voluntad propia (como Hijo de Dios) y aun cuando no dudase que habría de vencer
a la misma muerte, sin embargo, no pudo ver crucificar al Hijo de sus entrañas
sin un sentimiento de dolor.
San Ambrosio
Tal vez
manifestó en esto que la prudencia de María no era desconocedora de este divino
misterio, puesto que la palabra de Dios es viva y eficaz y más penetrante que
cualquier espada de dos filos ( Heb 4,12).
San Agustín, de quaest. novi et veteris Testamenti, cap. 73
Acaso
significó en esto que también María (por quien se había realizado el misterio
de la encarnación), dudó con cierto estupor en la muerte de Jesús, viendo al
Hijo de Dios tan humillado y que descendía hasta la muerte. Y así como la espada
cuando toca a un hombre le hace temer, aun cuando no lo hiera, así la duda
produjo en ella tristeza, sin matarla, porque no tomó asiento en su alma, sino
que la atravesó como una sombra.
San Gregorio Niceno
Pero no
declara que ella sola habría de sufrir en la pasión, cuando añade "Para
que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones", con lo que
expresa el hecho, pero no la causa, porque después de estos sucesos se siguió
para muchos el descubrimiento de sus pensamientos. Unos confesaban a Dios en la
cruz, otros no dejaban de insultarlo e injuriarlo. O tal vez se dice esto en el
sentido de que durante la pasión se manifestó la meditación en el corazón de
muchos, que se enmendaron por la resurrección, reemplazando después la duda con
la certidumbre. Acaso por revelación debemos entender iluminación, conforme al
sentido habitual de la Escritura.
Beda
Mas hasta la
consumación de los siglos, la espada de la más dura tribulación no cesará de
traspasar el alma de la Iglesia, al ver que, aunque resucitan muchos con
Cristo, una vez oída la palabra de Dios, son muchos también los que niegan y
persiguen la fe. También cuando se ve que revelados los pensamientos de muchos
corazones en que se ha sembrado la buena semilla del Evangelio, la cizaña de los
vicios prevalece, o es la única que germina en ellos.
Orígenes
Había en los hombres pensamientos malos, que fueron revelados para que los destruyera el que murió por nosotros. Puesto que es imposible destruirlos durante el tiempo que permanecen ocultos, por lo que, si nosotros pecamos, debemos decir: "no he ocultado mi maldad" ( Sal 31,5). Si manifestamos nuestros pecados, no solamente a Dios, sino a aquellos que pueden curar las heridas de nuestras almas, se borrarán nuestros pecados.
36-38 Vivía entonces una profetisa, llamada Ana,
hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya de edad muy avanzada, y la
cual, casada desde la flor de ella, vivió con su marido siete años; y habíase
mantenido viuda hasta los ochenta y cuatro de edad, no saliendo del templo, y
sirviendo en él a Dios día y noche con ayunos y oraciones. Esta, pues, viniendo
a la misma hora, alababa igualmente al Señor, y hablaba de El a todos los que
esperaban la redención de Israel. (vv. 36-38)
San Ambrosio
Había
profetizado Simeón, había profetizado una que era casada, y había profetizado
una Virgen. Debió también profetizar una viuda para que no faltase ningún sexo
ni condición. Y por ello dice: "Vivía entonces una profetisa llamada Ana",
etc.
Teofilacto
Se detiene
el evangelista, describiendo la persona de Ana, diciendo quién era su padre,
cuál era su tribu, y presentando como testigos a muchos que vieron a su padre y
su tribu.
San Gregorio Niceno
O tal vez
porque en aquel tiempo había otras mujeres que tenían el mismo nombre de su
padre, y dice cuál es su procedencia.
San Ambrosio
Ana, tanto
por sus virtudes de viuda, cuanto por sus costumbres, está representada como
digna de anunciar al Redentor del mundo, por lo que continúa: "Que era ya
de edad muy avanzada, y había vivido desde su virginidad, siete años con su
marido y siendo viuda hasta los ochenta y cuatro años".
Orígenes, in Lucam, 17
No en vano
el Espíritu Santo habitó en ella, porque el primer bien es poseer, si se puede,
la gracia de la virginidad. Pero si esto no es posible, y sucede que la mujer
pierda a su marido, debe permanecer viuda, y hallarse con este ánimo, no sólo
después de la muerte de su marido, sino también mientras él vivió, a fin de que
Dios, si no sucede así, premie su voluntad y su propósito, debiendo decir: Yo
ofrezco esto, yo prometo que, si me sucede lo que no deseo, permaneceré viuda y
pura. Con razón, pues, mereció esta santa mujer recibir el espíritu de
profecía, porque había subido a la cumbre de la perfección, por su dilatada
castidad, y por sus prolongados ayunos. Por lo que sigue: "No saliendo del
templo, y sirviendo en él a Dios día y noche en ayunos y oraciones", etc.
Orígenes
Esto indica
que poseía todas las demás virtudes. Veamos, pues, cómo era conforme con Simeón
por sus virtudes. Los dos estaban juntos en el templo, y juntos fueron
considerados dignos de la gracia profética. Por ello sigue: "Esta, pues,
sobreviniendo a la misma hora, alababa igualmente al Señor".
Teofilacto
Esto es,
daba gracias viendo la salvación del mundo en Israel, y decía de Jesús que era
el Redentor, y el mismo Salvador. De aquí prosigue: "Y hablaba de El a
todos los que esperaban", etc.
Orígenes
Y como Ana
la profetisa habló poco y no muy claro de Jesucristo, el Evangelio no refiere
explícitamente lo que ella dijo. También se puede creer que tal vez habló
Simeón antes que ella, porque éste representaba la forma de la ley (puesto que
su nombre quiere decir obediencia) y ella representaba la gracia (según la
significación del suyo), y como Jesucristo estaba entre ellos, dejó morir al
primero con la ley, y fomentó con la gracia la vida de la última.
Beda
Según el sentido místico, Ana significa la Iglesia, que en la actualidad ha quedado como viuda por la muerte de su esposo. También el número de los años de su viudez representa el tiempo de la peregrinación del cuerpo de la Iglesia lejos del Señor. Siete veces doce hacen ochenta y cuatro; siete expresa la marcha del tiempo que gira en siete días, y doce que pertenecen a la perfección de la doctrina apostólica. Por esto, tanto la Iglesia universal, como cualquier alma fiel, que procure pasar todo el tiempo de la vida según la doctrina de los apóstoles, se puede decir que ha servido al Señor por espacio de ochenta y cuatro años. También concuerda bien con esto el tiempo de siete años, que esta viuda había vivido con su marido. Porque en virtud de un privilegio de la majestad del Señor, que El mismo en carne mortal nos ha explicado, el número de siete años es signo que expresa un número perfecto. También el nombre de Ana se conforma mucho con la Iglesia, porque su nombre significa gracia. Es hija de Fanuel que quiere decir cara de Dios, y desciende de la tribu de Aser, que quiere decir bienaventurado.
39-41 Jesús y María, cumplidas todas las cosas
ordenadas en la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
Entre tanto el Niño iba creciendo y fortaleciéndose, lleno de sabiduría; y la
gracia del Señor estaba en El. Iban sus padres todos los años a Jerusalén por
la fiesta solemne de la Pascua. (vv. 39-41)
Beda
San Lucas
omite esto, porque sabía que San Mateo lo había expuesto con mucho
detenimiento. A saber, que el Señor, después de todas estas cosas (para evitar
que Herodes lo encontrase y lo matase) fue llevado por sus padres a Egipto, y
volvió a Galilea del mismo modo después que hubo muerto Herodes, empezando a
vivir en su ciudad Nazaret. Los evangelistas suelen omitir así las cosas que
ven ya referidas, o que el Espíritu les hizo prever que habían de serlo por
otros, de manera que prosiguen su narración, sin que aparezca que omitieron
nada. Pero el lector solícito, que examina la escritura de otro evangelista,
encuentra lo que ha sido omitido. Omitiendo muchas cosas, San Lucas dice:
"Cumplidas todas las cosas", etc.
Teofilacto
La ciudad de
Belén era como su patria, pero Nazaret era el lugar donde habitaba.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 9
Acaso llama
la atención que dijo San Mateo que los padres del Niño se fueron con El a
Galilea, principalmente porque Nazaret de Galilea era su patria, como dice aquí
San Lucas. Pero debe entenderse que cuando el ángel dijo en sueños a José en
Egipto: "Levántate, toma al Niño y a su Madre, y marcha a la tierra de
Israel" ( Mt 2,20), San José comprendió que se le había mandado marchar a
Judea (porque es por excelencia la tierra de Israel). Mas como en seguida supo
que reinaba allí Arquelao, hijo de Herodes, no quiso exponerse a aquel peligro,
pudiendo considerar que era lo mismo Israel que Galilea, en donde moraba el
pueblo de Israel.
Griego, in Cat. graec. Patrum
O de otro
modo, refiere San Lucas aquí el tiempo que pasó antes de ir a Egipto, porque
José no hubiese llevado a María antes de que hubiera sido purificada. Antes que
fuesen a Egipto no habían recibido orden de marchar a Nazaret, sino que
deseando voluntariamente volver a su patria, hacia ella se encaminaron. No
fueron, pues, a Belén sino con motivo del empadronamiento. Pero una vez
cumplido este deber, por cuya causa habían ido allí, se fueron a Nazaret.
Teofilacto
Podía haber
nacido Jesús teniendo en cuanto al cuerpo una edad madura. Pero para que esto
no pareciese fantástico, creció poco a poco, como dice el texto: "Y el
Niño crecía y se fortificaba".
Beda
Debe
advertirse la distinta significación de estas palabras, porque Nuestro Señor
Jesucristo en cuanto era niño (esto es, en cuanto se hallaba revestido del
hábito de la humana fragilidad), debía crecer y fortificarse.
San Atanasio, lib. De incarnat. Christi, contra Arianos, lib. 4
Si según
algunos, la carne de Jesús se había transformado en la naturaleza divina, ¿cómo
podía recibir incremento? El creer que puede crecer Aquel que no ha sido creado
es una impiedad.
San Cirilo
Pero une el
aumento del cuerpo al incremento de la sabiduría con toda oportunidad, cuando
dice: "Y se fortificaba", esto es, en espíritu, porque según la edad
del cuerpo, manifestaba la naturaleza divina su propia sabiduría.
Teofilacto
Si cuando
era pequeño en edad hubiese demostrado su sabiduría, hubiera parecido
prodigioso, por lo cual se manifestaba a sí mismo progresivamente según la
edad, para llenar todo el mundo. Y no se dice que se fortificaba en su espíritu
en el sentido de que recibía la sabiduría, porque ¿cómo puede decirse que
después se perfecciona más lo que desde el principio es perfectísimo? 1 De donde prosigue: "Lleno de sabiduría en
verdad".
Beda
"Porque la plenitud de la Divinidad habitaba corporalmente en El" ( Col 2,9). Y la gracia porque a Jesucristo, hombre, le fue concedida la gran gracia de que desde que empezó a ser hombre fuese perfecto y fuese Dios, mucho más si consideramos que era Verbo de Dios y Dios mismo, y no necesitaba fortificarse, ni debía crecer. Todavía siendo niño, tenía la gracia de Dios, para que, como todas las cosas en El eran admirables, lo fuese también su niñez, y se cumpliese así la sabiduría de Dios.
Prosigue:
"Iban sus padres todos los años a Jerusalén por la fiesta solemne de la
Pascua".
San Juan Crisóstomo, Orat. 2, contra Judaeos
Mandaba la
ley observar no sólo el tiempo, sino también el lugar en las solemnidades de
los hebreos, y por tanto los padres de Jesús no querían celebrar la Pascua
fuera de Jerusalén.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 10
¿Cómo, pues,
los padres de Jesús iban todos los años durante su infancia a Jerusalén, si se
lo impedía el temor a Arquelao? No sería difícil desvanecer esta duda si alguno
de los evangelistas hubiese dicho el tiempo que Arquelao reinó. Porque pudo
suceder que fuesen a Jerusalén en los días festivos, ocultándose en seguida,
puesto que temían hacerse visibles si permanecían allí en los demás días, y
pasar por irreligiosos si no asistían a las solemnidades. Pero, como todos
guardan silencio respecto del tiempo que reinó Arquelao, pueden interpretarse
las palabras de San Lucas: "Iban sus padres todos los años a
Jerusalén" en el sentido de que lo hacían así cuando no era ya de temer
aquel rey.
Notas
1. "Esta alma humana que el Hijo de Dios asumió está dotada de un verdadero conocimiento humano. Como tal, éste no podía ser de por sí ilimitado: se desenvolvía en las condiciones históricas de su existencia en el espacio y en el tiempo. Por eso el Hijo de Dios, al hacerse hombre, quiso progresar "en sabiduría, en estatura y en gracia" ( Lc 2,52) e igualmente adquirir aquello que en la condición humana se adquiere de manera experimental (ver Mc 6,38; 8,27; Jn 11,34). Eso... correspondía a la realidad de su anonadamiento voluntario en "la condición de esclavo" ( Flp 2,7)" Catecismo de la Iglesia Católica, 472.