DÍA 6. NOVENA A LA VIRGEN DE GUADALUPE
ORACIONES DEL TRIDUO
PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SÚPLICAS A NTRA. SRA. DE GUADADUPE
I
Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado, por aquella maternal piedad con que amparaste a los mexicanos recibiéndoles por tus hijos desde los primeros años en que nuestra nación recibió la predicación del Evangelio; te pedimos, oh, Madre, nos alcances constancia en la fe y valor en las tentaciones, para que, unidos de entendimiento y de voluntad, vivamos siempre sujetos al Supremo Pastor de la Iglesia Católica, en la cual solamente podemos conseguir nuestra eterna salvación.
Dios te salve, María...
II
Virgen Santísima, que con el dulce nombre de Santa María de Guadalupe te dignaste aparecer en medio de nosotros y establecer en el templo que escogiste el trono de tu misericordia y de tu protección, te pedimos, oh, Madre, que, así como nos visitaste y amparaste con tu aparición, así nos visites con tu maternal presencia y auxilio en la hora de nuestra muerte.
Dios te salve, María…
III
Virgen Santísima, Madre y Abogada nuestra, que en señal de singular protección nos dejaste milagrosamente pintada tu adorable Imagen que nos sirviera como de glorioso estandarte para vencer a los enemigos de nuestra Fe y de nuestras almas, te pedimos, oh, Madre, por el Sagrado Corazón de tu Santísimo Hijo y por tu Purísimo Corazón, que así como veneramos tu Imagen aquí en la tierra, así lleguemos a gozar de tu maternal presencia en el cielo.
Dios te salve, María…
Unidos a ella, alabemos y adoremos a la Santísima Trinidad: Gloria al Padre…
DÍA SEXTO
La Virgen se aparece a Juan Bernardino moribundo, le restituye entera salud, y le manda que manifieste al Obispo el nombre que dio a su Imagen.
PUNTO PRIMERO
“Este mismo día, martes doce de diciembre, mientras Juan Diego, de mañana muy temprano, y caminando con toda diligencia, iba a llamar a un sacerdote que auxiliara a su tío moribundo, la Virgen María se apareció al enfermo en aquella forma y semblante en que había aparecido a Juan Diego. Y acercándose como una tierna madre a su cabecera, le dijo que ella era la Virgen María Madre de Dios, y que le había aparecido para darle entera y perfecta salud. Al punto Juan Bernardino se sintió bueno y sano...”
Reflexión. La Santísima Virgen con restituir entera salud a Juan Bernardino, como lo había revelado a su sobrino Juan Diego, confirmó lo que le había dicho; a saber, que corría por su cuenta todo lo que a él se refería. Si nosotros procuramos cumplir nuestros deberes, el Señor tomará también por su cuenta nuestros intereses no solo espirituales, sino también temporales. “Buscad, primeramente, repetía el Salvador a las turbas, el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (temporales) os serán añadidas.” (Matth. 6. 33). En los mismos estudios de ciencias y letras, si aconteciere interrumpirlos por caridad o por obediencia, más adelantados nos hallaremos; porque Dios, que es el Señor de las ciencias, nos dará mayor luz y capacidad de entendimiento para aprender en más corto tiempo; De aquí que San Buenaventura solía repetir: “La ciencia que se deja por la virtud, con mayores creces se adquirirá por efecto de la misma virtud.”
PUNTO SEGUNDO
“Y mandó María Santísima a Juan Bernardino que fuese a referir al Obispo, cómo la vio y le había milagrosamente sanado; y que era gusto suyo se le edificase un templo en el lugar en que su sobrino la había visto; que colocase en él la Imagen que su sobrino junto con las flores le había llevado, y que la Imagen llevara el nombre de Santa María Virgen de Guadalupe.
Reflexión
Primera: Multiplica la Virgen las pruebas de sus Apariciones con este nuevo testigo, milagrosamente librado de la muerte, para que el santo Prelado desechase toda duda de que Ella, la Virgen Madre de Dios, era la que había aparecido y pedía el templo en el lugar indicado. Si el primer testigo, Juan Diego, con las flores milagrosas comprobaba la verdad de su mensaje, el segundo, Juan Bernardino, con verse como resucitado de muerte a vida, y con manifestar que sólo de la misma Virgen había sabido lo que en la misma hora acontecía a su sobrino, pone el sello de la más incontestable evidencia a la verdad del hecho de las Apariciones. ¡Admirable sabiduría de Dios que todo lo dispone para hacer manifiesto que vienen de Él las obras encomendadas a sus siervos! Pero ¿y para qué tanto empeño de la Virgen en que se le construyese un templo? ¡Para nuestro bien, para nuestro consuelo, para manifestarnos su presencia maternal en medio de nosotros con favores, beneficios, milagros y hechos prodigiosos! Segunda: Sólo Juan Bernardino oyó de los mismos santísimos labios de la Virgen Madre de Dios este nombre de Guadalupe: y de Juan Bernardino oyeron este nombre todos los demás. Pues para afirmar que este nombre sea el mismo que la Virgen dio a su Imagen y expresamente mandó a Juan Bernardino que con este nombre fuese invocada, baste entre otras razones la siguiente: Porque, a no ser así, hubiera quedado sin efecto la expresa voluntad de la Virgen. A la verdad, ignorándose según algunos cuál fuese este nombre; y habiendo quedado el de Guadalupe que se supone corrupción del verdadero nombre, quedaría siempre sin efecto la voluntad de la Virgen: lo que es de todo punto inadmisible. Tercera: “No sabemos, dice el P. Florencia, por qué la llamó Santa María de Guadalupe; pero, con todo, dadme licencia, Señora, para pensar que le pusisteis de Guadalupe, porque nos persuadamos de que, en esta milagrosa Imagen Mexicana, habéis de ser para con nosotros lo que sois con los españoles en la Guadalupe de España: Amparo, Socorro, Refugio, Asilo, Patrona y Madre.”
PUNTO TERCERO
Luego que Juan Bernardino con la aparición de Maria Santísima recibió perfecta salud, lleno de gozo empezó a llamar a sus parientes y vecinos y referirles lo que acababa de acontecerle. Estos, que habían presenciado el extremo en que se había encontrado sin esperanza de vida, presencian ahora el otro extremo de verle en un instante bueno y sano; oyen referir cómo la Virgen, que se había aparecido a su sobrino, se había aparecido a él también, restituyéndole entera salud, y mandándole ir a referirlo todo al Obispo.
Reflexión
El Señor, para preparar los ánimos de los indios a creer el Portento de las Apariciones de su Santísima Madre, dispone con mucha suavidad los medios más conformes a las circunstancias. Conocidos eran en su pueblo por su vida ejemplar Juan Bernardino y Juan Diego, y muy estimados eran en toda la comarca por la fama de cristianos fervorosos y llenos de caridad para con todos. De éstos se sirve el Señor para manifestar el inestimable beneficio que hacía a la nación mexicana con las Apariciones de su Santísima Madre, y para llamar a todas las tribus de indios, desde las tinieblas de la idolatría y los horrores de sacrificios humanos, a la luz de la Fe y a la vida de amor y de gracia en la Iglesia de Jesucristo. Imitemos las suaves disposiciones de la divina Providencia, y en nuestros negocios no dejemos de poner en práctica aquellos medios que la prudencia cristiana nos propone como más conducentes al fin. Para salir con nuestro intento, debemos proceder de manera que, mientras por una parte confesamos que de Dios debe venir todo buen resultado, pongamos por otra parte, en práctica todos los medios que están en nuestra mano, como si todo dependiera de nosotros.
ORACIONES
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pida cada uno la gracia que desea alcanzar por la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe.
ORACIÓN DE SAN BERNARDO
ACORDAOS, ¡oh, piadosísima Virgen María! que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro auxilio, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, yo también acudo a Vos, oh, Madre ¡Virgen de las vírgenes! y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a parecer ante vuestra presencia soberana. No despreciéis, ¡oh, Madre de Dios! mis súplicas; antes bien escuchadlas y, acogedlas benignamente, Amen.”
No, nunca te alejes, no faltes jamás:
si somos tus hijos, oh, Madre, piedad.
V. Ruega por nosotros Santa María Virgen de Guadalupe.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos
¡Oh, Dios! que con habernos colocado bajo el singular patrocinio de la Santísima Virgen María nos quisiste colmar de perpetuos beneficios, te suplicamos nos concedas que, así como nos alegramos hoy de su conmemoración en la tierra, así consigamos gozar de su presencia en el cielo. Así te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
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Nos cum Prole pía
Benedicat Virgo María!
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