jueves, 31 de julio de 2025

35 JACULATORIAS ENRIQUECIDAS CON INDULGENCIAS

 


Jaculatorias enriquecidas con indulgencias


1.ª Jesús manso y humilde de Corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
300 días de inguldecia cada vez. San Pío X, 1905.

2.ª ¡Oh dulcísimo Jesús! no seas mi Juez, sino mi Salvador.
50 días de indugencia cada vez, Pío IX, 1853.

3.ª Jesús, María y José, que mi alma expire con vosotros en paz.
100 días de indugencia, Pío VII.

4.ª Corazón de mi amable Salvador, haz que crezca y arda siempre en mi tu amor.
300 días de indulgencia cada vez, Pío IX, 1876

5.ª Dulce corazón de mi Jesús, haz que te ame siempre más y más.
300 días de indulgencia.

6.ª Invocando los nombres: “Jesús, María y José”
7 años de indulgencia y otras tantas cuaretenas cada vez y plenaria al mes. San Pío X, 1906

7.ª Señor, consérvanos la fe.
100 días de indulgencia cada vez, San Pío X, 20 de marzo de 1908.

8.ª Señor Dios mío, ya desde ahora acepto de buena voluntad como venido de tu mano, cualquier género de muerte que te plazca enviarme, con todas sus angustias, penas y dolores.
Indulgencia plenaria en la hora de la muerte confesando y comulgando cualquier día. San Pío X, 1904.

9.ª Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros tu Reino.
300 días de indulgencia cada vez, San Pío X, 1906.

10.ª Corazón Eucarístico de Jesús, dulce compañero de nuestro destierro.
200 días de indulgencia cada vez, León XIII, 1899.

11.ª Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor
300 días de indulgencia; plenaria al mes.

12.ª Dulce Corazón de María, sed mi salvación.
300 días de indulgencia cada vez; plenaria al mes, Pío IX, 1852.

13.ª Sagrado Corazón de Jesús, en Tí confío.
300 días de indulgencia cada vez; plenaria al mes, San Pío X, 1906.

14.ª María, esperanza nuestra, ten piedad de nosotros.
300 días de indulgencia, San Pío X, 1906

15.ª Todo por Ti, Corazón Sacratísimo de Jesús.
300 días de indulgencia cada vez; además plenaria los doce sábados que preceden a la fiesta de la Inmaculada Concepción.

16.ª Sagrado Corazón de Jesús, convierte a los pecadores, salva a los moribundos y libra a las benditas almas del Purgatorio.
300 días de indulgencia cada vez, Pío X, 1906.


17.ª Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos.
100 días de indulgencia cada vez; plenaria al mes, Pío IX, 1850.

18.ª Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
100 días de indulgencia cada vez, Pío VII, 1807

19.ª Repite con frencuencia: “Jesús, Maestro adorable”.
200  días de indulgencia cada vez, León XIII, 1899

20.ª Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, ruega por nosotros.
300 días de indulgencia, San Pío X, 1905.

21.ª Corazón de Jesús, encendido por nuestro amor, inflama mi corazón con tu amor.
100 días de indulgencia, León XIII, 1893.

22.ª Alabanzas y gracias sean dadas a cada instante al Santísimo y Divino Sacramento.
100 días de indulgencia, Pío VI

23.ª Corazón Eucarístico de mi Dios.
200 días de indulgencia cada vez, León XIII, 1899.

24.ª Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de mi.
100 días de indulgencia cada vez, Pío IX.

25.ª Sea amado en todas partes el Sagrado Corazón de Jesús.
100 días de indulgencia, Pío IX

26.ª Señor Jesús, Clementísimo Salvador del mundo, te ruego por tu Sagrado Corazón que todas las ovejas errantes se conviertan a Ti, Pastor y Rey de sus almas, que vives y reinas con Dios Padre, en unión con el Espíritu Santo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
300 días de indulgencia cada vez, San Pío X, 1905.

27.ª Corazón Eucarístico de Jesús, encendido de amor por nosotros.
200 días de indulgencia cada vez, León XIII, 1899.

28.ª Adoremos, demos gracias, pidamos y consolemos con María Inmaculada al Sacratísimo y amadísimo Corazón Eucarístico de Jesús.
200 días de indulgencia, San Pío X, 1904.

29.ª Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.
100 días de indulgencia cada vez, Pío IX

30.ª Invoca con frecuencia los nombres de: “Jesús y María”.
300 días de indulgencia, Pío X, 1904.

31.ª Alabanza, honor y gloria al Sagrado Corazón de Jesús.
50 días de indulgencia, León XIII, 1901

32.ª Dios sea bendito.
50 días de indulgencia cada vez que se pronuncia al blasfemar.

33.ª Corazón Sacratísimo de Jesús, ten misericordia de nosotros.
Tres veces despues de la Santa Misa, siete años de indulgencia. San Pío X, 1904

34.ª ¡Oh Corazón amado de Jesús! En reconocimiento a vuestros beneficios y para reparar mis infidelidades, os doy mi corazón y me consagro enteramente a ti, proponiendo nunca más pecar.
100 días de indulgencia cada vez, plenaria al mes. Pío VII. 1817.

35.ª Sea por siempre bendita y alabada la Santa e Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios.
300 días de indulgencia cada vez.

1 DE AGOSTO. SAN FÉLIX DE GERONA MÁRTIR (+HACIA EL 304)

 


01 DE AGOSTO

SAN FÉLIX DE GERONA

MÁRTIR (+HACIA EL 304)

LOS mártires de la última persecución general, decretada por Diocleciano en 303, son innumerables en todas las provincias del vasto Imperio de Roma. Pero hemos de proclamar con legítimo orgullo, que en ninguna como en España raya tan alto el heroísmo de los que dan su vida por Cristo, ni tiene ninguna un poeta cantor como nuestro Pmdencio, «digno .de tales tiempos y de tales hombres». No hay ciudad española que deje de dar frutos para el cielo, ni víctimas a la saña de Daciano, el desalmado gobernador de la Tarraconense, «de quien en los Martirologios y en los himnos de Prudencio hay larga y triste, aunque, para nuestra Iglesia, gloriosa memoria», al decir de Menéndez y Pelayo. En Gerona —ciudad ungida en la Historia con destino cruento — pequeña, pero rica por tal tesoro, son despedazados —según el gran vate cristiano—:

Los santos miembros del glorioso Félix. No ha nacido en España. Pero España le llama hijo suyo, porque aquí, por el martirio —dies natalis—, nacerá para el cielo. Es oriundo de la ciudad africana de Scilita, y pertenece a una familia acaudalada y noble. Estudiante en Julia Cesarea —hoy Cherchell—, el gran tráfico comercial de este puerto con la Tarraconense le pone en conocimiento de la horrible persecución que en aquella provincia sufre el Cristianismo. Y en su corazón mozo comienza a hervir en ansias de martirio, la ardiente sangre scilitana, tantas veces derramada en la plaza de Cartago. Hasta que, un día —¡qué temple de héroe!— tira los libros, exclamando: «¿De qué me sirve la ciencia de los hombres? ¡Buscaré la ciencia que estudia al Autor de la vida!»...

No se anduvo en chiquitas. Acompañado de un fiel amigo y compatricio — San Cucufate — dejando su patria, su familia, sus estudios —dejándolo todo, como los Apóstoles del Señor—, se embarcó rumbo a Barcelona en el primer navío que halló, disfrazado de mercader.

Y no es mero disfraz. Traficantes a Io divino, la caridad, ejercida en su más amplia comprensividad, constituye su gran negocio. No venden, que regalan; hasta que, no teniendo ya qué dar, se entregan a sí mismos. Cucufate se queda en Barcelona. Pronto la honrará con la efusión de su sangre. Los catalanes le llamarán familiarmente «Sant Cugat». Félix sube hasta Ampurias. Allí se entrega con afán al estudio de las Divinas Letras y a obras de celo. «Era —dicen las Actas— casto, sobrio, manso, pacífico y sincero, amado del pueblo por sus incesantes limosnas, y hospitalario con todos... Caminaba sin temor, e iba sembrando por todas partes las perlas preciosas de la palabra evangélica».

Y caminando llega un día a Gerona, foco principal de la persecución:

Este don claro la Ciudad te envía,

scilitana, la que da a Gerona,

al almo Félix, porque allí reciba

culto y corona.

Y es tal el celo que despliega, tal el fervor de su vida y tan grande el caudal de su doctrina que, aun sin ser sacerdote, todos le miran como a Doctor, Apóstol y Profeta: «Apóstolum eum aut unum ex Prophetis appellabant; qui viam salutis ómnibus demonstrabat» —dicen textualmente las Actas.

¿Pasará inadvertida tanta excelencia? Claro que no: la luz es demasiado radiante para no herir los ojos del pretor Rufino, subdelegado de Daciano. Por orden suya es apresado Félix y puesto ante el terrible dilema de «sacrificar o morir». Quisiéramos reproducir aquí todo el proceso con sus maravillosas circunstancias; pero carecemos de espacio, No resistimos, con todo, a la tentación de transcribir una de las más bellas e inspiradas respuestas de Félix:

—Mi decisión —dice al Pretor — es irrevocable. Y, aunque pudieras ofrecerme las mismas delicias del cielo a cambio de mi fe, no renunciaría a ella.

Las Actas nos hablan de un martirio espeluznante, casi increíble, así como de grandes prodigios obrados por Dios en favor de su siervo. «Cristo — dirá Prudencio — destruyó 'los sutiles inventos de Belcebú, puesto que iluminó con esplendores de mediodía la oscuridad de la cárcel, y los ángeles descendieron de los cielos cantando un poema cuyo eco fiel reprodujo el antro cóncavo, cual si quisiera emular las celestiales voces». La liturgia mozárabe hace también memoria de este glorioso Mártir, diciendo que «sostuvo con animoso pecho todas las torturas; y que, después de haber sufrido penas y cadenas, azotes y garfios, rotas las ligaduras de la carne, emigró a las celestes moradas, el día primero de agosto del año 304».

Desde entonces, Gerona ha guardado celosa —en el primoroso estuche de su Colegiata— la veneranda cabeza de su Apóstol, Doctor y Profeta, San Félix:

«¡Oh, Gerona feliz, oh ciudad bienaventurada!, no tienes que temer ningún mal protegida por tu Mártir. Quien aquí acuda recibirá lo que pida».

Por eso, hoy, nosotros, haciendo nuestras otras estrofas del poeta cantor que, «sin hacienda y sin santidad, ofreció a Dios ligeros yámbicos y circulares troqueos» —son sus palabras—, pedimos con él:

«Oh Dios, fuente de perenne vida, luz y origen de la luz, mira al pueblo que canta la fiesta del gran Mártir; escucha los ruegos de los que te imploran; recibe los cantos de alabanza. Cantamos, ¡Oh, Félix!, tus glorias. Tú desata la lengua en sonoros cánticos, para que podamos dignamente loar tus favores».

DÍA 1. CORAZÓN DE MARÍA, PARAÍSO DE DIOS. MES DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

DÍA PRIMERO

Corazón de María, Paraíso de Dios

 

MES DE AGOSTO

CONSAGRADO

AL PURÍSIMO E INMACULLADO

CORAZÓN DE MARÍA

 

 

PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS.

 

Por la señal... etc.

 

Acto de contrición. - Señor mío Jesucristo...

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Dulcísimo e inmaculado Corazón de María! Lleno de filial ternura y confianza comparezco ante vuestra soberana presencia a rendiros Jos sinceros homenajes de mí pobre corazón y a pediros remedio para mis necesidades y gracia para conseguir mi eterna salvación. ¿Dónde hallaré amparo más seguro, voluntad más decidida para socorrerme que en la amantísima Madre de los pecadores; que los amó hasta entregar por ellos a la muerte a su Santísimo Hijo y Salvador? ¿Quién acudió jamás a este piadoso Corazón que no fuese favorablemente acogido? Oíd, Madre mía, las súplicas que durante este mes logre dirigiros. Dad luz a mi entendimiento para conocer vuestras excelencias y prerrogativas; moved mi voluntad para seguir vuestros ejemplos é imitar vuestras virtudes, prended en mi corazón una centella siquiera del amoroso incendio con que se consumió el vuestro de caridad con Dios y con los hombres, y concededme aquella devoción hacia Vos que es prenda segura de salvación. Amén.

 

Se lee y medita lo propio de cada día del mes.

 

DÍA PRIMERO

MEDITACIÓN

Corazón de María, Paraíso de Dios

En la grandiosa obra de la creación designó Dios como morada para los peces el mar, para los pájaros el aire. la tierra para los animales, el paraíso para el hombre y para los ángeles el cielo, pero para si se reservó Dios el Corazón purísimo de María. Este inmaculado Corazón es el templo y santuario de la divinidad, delicias del Padre, descanso del Hijo, tabernáculo del Espíritu Santo. Considera, según esto, el cúmulo de gracias, dones, virtudes y excelencias con que las tres divinas personas lo adornaron y enriquecieron para que fuese digna morada de la divinidad. Gózate de ver tan graciosamente embellecido este Corazón, donde están como amontonados los tesoros de la bondad, sabiduría y omnipotencia de Dios, y alégrate de que sea tanta su grandeza que no la puedan comprender ni los hombres ni los ángeles. Ahora, entrando dentro de ti, considera si tu corazón puede llamarse, aunque en sentido rebajado, paraíso de Dios, o no más bien debes confesar que ha sido con harta frecuencia morada del demonio y sentina de iniquidad ... Y ahora ¿qué es? Quizá hervidero de bastardas pasiones y fragua de afectos desordenados ... ¡Ah! Si los hombres viesen los senos y repliegues de mi corazón, como los ve Dios, ¡qué confuso y avergonzado me quedaría! ¡Cuántos sepulcros blanqueados hay, que por fuera parecen hermosos y dentro están llenos de inmundicia!

 

¡Oh Corazón purísimo de María! Purificad mi corazón. Haced que, a imitación del vuestro, sea también el mío en adelante paraíso de Dios, donde nunca entre ni anide la serpiente del pecado. Ayudadme a quitar las malas hierbas que en él broten, y sembrad en él las semillas de todas las virtudes.

 

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS.

 

ASPIRACIONES

¡Corazón lucidísimo de María! Alumbradme.

¡Corazón purísimo de María! Limpiadme.

¡Corazón hermosísimo de María! Atraedme.

¡Corazón amorosísimo de María! Encendedme.

¡Corazón dulcísimo de María! Pacificadme.

¡Corazón afligidísimo de María! Compungidme.

¡Corazón fortísimo de María! Alentadme.

¡Corazón poderosísimo de María! Protegedme.

¡Corazón santísimo de María! En la hora tremenda de mi muerte y juicio, defendedme y mandadme ir a Vos.

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

 

ACTO DE REPARACIÓN ENSEÑANDO POR EL ÁNGEL DE LA PAZ A LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA

 

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo,

Os adoro profundamente y Os ofrezco

el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma

y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra,

en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias

con que Él mismo es ofendido

y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón

y del Corazón Inmaculado de María,

os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Bajo vuestra protección nos acogemos,

santa Madre de Dios; no desechéis nuestras súplicas ni os olvidéis de nuestras necesidades, sino libradnos siempre de todo peligro, Virgen gloriosa y Madre nuestra. Amén.

 

“Corazón Inmaculado de María,

rogad por nosotros.”

100 días de indulgencia cada vez, Pío IX

 

Ave María Purísima, sin pecado concebida.