viernes, 2 de agosto de 2024

DISPOSICIÓN PARA ORAR, Y PRIMERA PETICIÓN. SÁBADO DE LA DÉCIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


DISPOSICIÓN PARA ORAR, Y PRIMERA PETICIÓN.

SÁBADO DE LA DÉCIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

SÁBADO DE LA DÉCIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

DISPOSICIÓN PARA ORAR, Y PRIMERA PETICIÓN.

 

1.- Tú, pues, cuando te pusieres a orar, éntrate en tu aposento, y cerrando la puerta, ora a tu Padre celestial (1). Para que puedas orar bien debes evitar todo ruido, no sólo con el espíritu, pero aun corporalmente. Los objetos mueven los sentidos: estos son ventanas del alma: si estas están abiertas, entra todo género de viento. En la soledad habla Dios al alma, al corazón. Así Cristo para orar, se retiraba a los montes. Mucho más tú te has de retirar de los tumultos que se suelen levantar en el ánimo. Una sola pasión que se mueva, no admite otros pensamientos de Dios. De aquí puedes colegir la causa de sacar tan poco fruto de tu oración, de que ni refrenas los sentidos, ni los movimientos del alma. Para estar así en la oración, recogido y compuesto, debes fuera de ella acostumbrarte a esta compostura.

2.- Así, pues, habéis de orar: Padre nuestro, que estas en los cielos (2). Ésta es la entrada de toda oración, que pienses a quien pides y con quien hablas. Este es Dios Padre. De aquí sale la reverencia, la confianza, el amor, compañeros inseparables de la oración. ¿Por ventura, si así no oras, no te echará Dios en cara con razón: Si Yo soy Padre, donde está el honor que es propio mío (3)? ¡Qué indigno eres de tan gran Padre! De donde debes sacar humildad y desestimación de ti. Nuestro. Luego a todos somos sus hijos: luego hermanos todos: luego a todos debes amar: luego desagradable le es cualquiera cosa que le ofrezcas, si no amas. Que estás, o eres: y sólo tú eres a la verdad. De donde has de excitar en ti un elevado aprecio de Dios. En los cielos. De donde ha de nacer el fervor; pues tu oración ha de penetrar los cielos. De aquí la advertencia, que tus peticiones sean de cosas celestiales, no terrenas. Todo esto has de examinar en ti; y determina lo que has de hacer.

3.- Santificado sea el tu nombre (4). Esto debe ser lo primero entre todo lo que se ha de desear: Que de todos sea Dios conocido, adorado y servido; sea estimada su santidad, su bondad amada, su justicia temida y se sujete a su poder toda criatura. Y esta es la intención y la mira a que habemos de dirigir todas y cada una de nuestras cosas. ¿No es esto acaso lo que pides con las palabras, y con los hechos por tu soberbia lo destruyes? ¿Qué es lo que pides cuando tanto a ti te estimas y deseas ser estimado? No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria. (5).

 

(1) Matth., 6. (2) Matth., 6. (3) Malach., 1.

(4) Matth., 6 (5) Ps. 113.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros. 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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