sábado, 10 de agosto de 2024

SE HA DE EVITAR EL JUICIO TEMERARIO. DOMINGO XII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

SE HA DE EVITAR EL JUICIO TEMERARIO.

DOMINGO XII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

DOMINGO XII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

SE HA DE EVITAR EL JUICIO TEMERARIO.

 

1.- No juzguéis, para que no seis juzgados (1). Dios no te ha hecho a ti juez de otro, sino compañero. El Padre dio a su Hijo todo el cargo de juzgar (2). El que juzga se toma para sí esta jurisdicción. La justicia pide, que el que no es convencido de ser malo, sea tenido por bueno. La caridad te dicta, que todo lo que puedes lo eches siempre a buena parte. Mira cuanto se peca por juicio temerario, examínate a ti mismo, y repara si te levantas con el juicio de Dios. Mejor harías en juzgarte a ti, para no ser así juzgado.

2.- Porque en el juicio, en que juzgareis, series juzgados (3). Esta es la pena de los que juzgan temerariamente. Con justo juicio permite Dios que los tales sufran semejantes juicios de otros. Y no solo estos, sino que caigan en los mismos defectos que a otros imponen. ¿Cómo juzgas a tu hermano? Todos compareceremos ante el tribunal de Dios (4). Y tanto más riguroso juicio soportaremos, cuánto con más rigor juzgare cada uno a su prójimo. Inexcusable eres, o hombre todo, que juzgas (5) ¡Que sentencia más grave! Teme, pues, de Dios el juicio. Y siendo así que cada uno de los hombres ha de dar razón por sí (6). Empléate tú solo en disponer tu cuenta.

3.- Hipócrita, arroja primero la viga de tu ojo, y ve­ ras entonces para echar la pajuela del de tu hermano (7). Advierte el remedio para no juzgar; repara en tus defectos: si bien los miras, hallarás que son mayores. Si ponderas bien tus pecados, ¿cómo puedes juzgar el pecado ajeno? te dice san Ambrosio (8). Si en realidad es bueno lo que juzgas por malo, reconoce cuánta sea la malicia del que de tal modo juzga: si el hecho es dudoso, ¿por qué lo has de tener por malo? Si es malo claramente, excusa la intención, si no puedes la obra, te dice san Bernardo (9). Juzga que es ignorancia: juzga que es fragilidad: juzga que es una casualidad.

 

(1) Matth., 7. (2) Joan., 5. (3) Matth., 7. (4) Rom., 14.

(5) Rom., 2. (6) Rom., 14. (7) Matth., 7. (8) In Ps. 113.

(9) Serm. 4 in Cant.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros. 

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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