domingo, 11 de agosto de 2024

DÍA 12. EL CORAZÓN ESPIRITUAL DE MARÍA. MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 


DÍA 12.

EL CORAZÓN ESPIRITUAL DE MARÍA

MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

CON SAN JUAN EUDES

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

Oración inicial inspirada en la de san Juan Eudes

Oh Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, quiero conocer y amar más y mejor el Corazón Inmaculado de tu Madre, obra que sobrepasa infinitamente mi capacidad. La he emprendido por tu amor y por el amor de tu dignísima Madre, apoyado en la confianza que tengo en el Hijo y en la caridad de la Madre. Tú sabes, Salvador mío, que solo pretendo agradarte y rendir a ti y a tu divina Madre un pequeño tributo de gratitud por las misericordias que he recibido de tu Corazón paternal, por intermediación de su benignísimo Corazón. Ves igualmente que de mí mismo solo soy un abismo de indignidad, de incapacidad, de tinieblas, de ignorancia y de pecado. Por ello, renuncio de todo corazón a todo lo mío; me doy a tu divino espíritu y a tu santa luz; me entrego al amor inmenso que profesas a tu amadísima Madre; me doy al celo ardentísimo que tienes por su gloria y su honor. Toma posesión de mi entendimiento y anímalo; ilumina mis tinieblas; enciende mi corazón; conduce mis obras; bendice mi trabajo y que te plazca servirte de él para el acrecentamiento de tu gloria y del honor de tu bendita Madre; imprime finalmente en los corazones de los hombres la verdadera devoción al amabilísimo e inmaculado Corazón de María.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

 

DÍA 12.

EL CORAZÓN ESPIRITUAL DE MARÍA

De libro El Corazón Admirable de la Madre de Dios de san Juan Eudes.

 

El Espíritu Santo, que acostumbra decir mucho en pocas palabras, al describir rica y honorablemente las principales facultades del cuerpo y del alma de su divina Esposa, la bendita Virgen, y al hacer el panegírico de su Corazón emplea pocas palabas pero de contenido infinito. Solo tres palabras: Quod intrinsecus latet (Lo que se oculta interiormente). Estas pocas palabras encierran todo lo que se puede decir y pensar de más grande y admirable respecto de este Corazón real. Nos expresan que es tesoro escondido a los ojos más perspicaces de la tierra y del cielo, lleno de tantas riquezas celestiales, solo conocidas perfectamente por Dios.

¿Qué se entiende por corazón espiritual? Para que lo entiendas debes saber que tenemos solo un alma pero que puede ser considerada en tres estados diferentes.

El primero e inferior es el estado de alma vegetativa. Tiene conformidad con la naturaleza de las plantas. En ese estado el alma solo nutre y mantiene el cuerpo.

El segundo es el estado de alma sensible, que nos es común con los animales. En este estado hay dos partes principales: sensitiva y afectiva. Esta última contiene todos los afectos y pasiones naturales.

El tercer estado del alma es la parte intelectual. Ella es una sustancia espiritual, como la angélica, que no depende de ningún órgano corporal como los sentidos y las pasiones. Comprende la memoria intelectual, el entendimiento y la voluntad, con la parte suprema del espíritu, que los teólogos llaman, la punta, cima o eminencia del espíritu, la cual no se guía por la luz del discurso y del razonamiento sino por simple mirada del entendimiento y por un simple sentimiento de la voluntad por los cuales el espíritu se somete a la verdad y a la voluntad de Dios.

Esta tercera parte del alma que se llama espíritu, porción mental, parte superior del alma, que nos hace semejantes a los ángeles, y que lleva en sí, en su estado natural, la imagen de Dios, y en el estado de gracia, su divina semejanza.

Esta parte intelectual es el corazón y la parte más noble del alma. En primer lugar, es el principio de la vida natural del alma razonable que consiste en el conocimiento que puede alcanzar de la Verdad suprema, por la fuerza de la luz natural de su entendimiento, y en el amor natural que tiene a la soberana Bondad. Siendo animada por el espíritu de la fe y de la gracia es, con él, principio de la vida sobrenatural del alma que consiste en conocer y amar a Dios por una iluminación celeste y por un amor sobrenatural: Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, solo Dios verdadero (Jn 17, 3).

En segundo lugar, esta parte intelectual es el corazón del alma. En ella se encuentra la facultad y la capacidad de amar, de forma mucho más espiritual, noble y elevada, con un amor incomparablemente más excelente, vivo, activo, sólido y durable que el que procede del corazón corporal y sensible.

La voluntad, iluminada por el entendimiento y por la luz de la fe, es el principio de este amor. Cuando se guía solo por la luz de la razón humana y actúa por impulso natural, solo produce amor natural y humano, incapaz de unir al alma con su Dios; pero cuando actúa movida por impulso de la gracia es fuente de amor sobrenatural y divino que hace al alma digna de Dios.

En tercer lugar, la teología nos enseña que, si bien la gracia, la fe, la esperanza y la caridad derraman sus celestes influencias y sus divinos movimientos sobre las demás facultades de la parte inferior del alma, sin embargo, tienen especial habitación y particular morada en la parte superior. Como consecuencia, esta misma parte es el verdadero corazón del alma cristiana pues la divina caridad no puede tener morada distinta que no sea el corazón del alma que la posee, según dice san Pablo: La caridad de Dios ha sido derramada en nuestros corazones (Ro 5, 5).

En cuarto lugar, escucha a este mismo apóstol que clama a los cristianos: Porque son hijos de Dios envió el Espíritu de su Hijo a sus corazones (Ga 4, 6). Les asegura además que dobla su rodilla ante el Padre de Nuestro Señor Jesucristo para alcanzar de él que su Hijo more en su corazón (Ef 3, 14-17). Pues bien, este corazón es la parte superior de su alma pues el Dios de gracia y de amor solo habita en un alma cristiana donde la gracia y la caridad tengan su morada.

Todo esto muestra claramente que el verdadero y propio corazón del alma razonable es la parte intelectual que se llama espíritu, porción mental, parte superior.

Queda claro que el Corazón espiritual de la bienaventurada Virgen es esta parte intelectual de su alma que comprende su memoria, su entendimiento, su voluntad y la punta superior de su espíritu. De este corazón habla en las primeras palabras de su admirable cántico; Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador (Lc 1, 46). Pertenece al espíritu, la primera y más noble parte del alma, primera y principalmente, glorificar a Dios y regocijarse en él.

Tengo grandes cosas que decir de este Corazón maravilloso, al decir de san Pablo. Pero todo cuanto el lenguaje humano y angélico pueda expresar de él estará siempre por debajo de sus perfecciones: de esto tenemos mucho que decir, y es difícil expresarlo (Heb 5, 11).

 

Jaculatoria: Oh Inmaculado Corazón de María, modelad mi memoria, entendimiento y voluntad a semejanza del vuestro.

 

Propósito: Renovar en este día muchas veces la consagración a la Virgen con la oración Bendita sea tu pureza o la oración Oh Señora mía.

 

 

PARA FINALIZAR

Unidos al Ángel de la Paz, a los santos pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta, a las almas humildes y reparadoras, digamos:

 

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen, no adoran,

no esperan y no os aman. (3 veces)

***

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

os adoro profundamente

y os ofrezco

el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad

de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra,

en reparación de los ultrajes,

sacrilegios e indiferencias

con que El mismo es ofendido.

Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón

y del Corazón Inmaculado de María,

os pido la conversión de los pobres pecadores.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes y todos los santos amantes de los Sagrados Corazones, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.