lunes, 12 de agosto de 2024

Día 13. MARAVILLAS DEL CORAZÓN ESPIRITUAL DE LA GLORIOSA VIRGEN. MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 


Día 13.

MARAVILLAS DEL CORAZÓN ESPIRITUAL DE LA GLORIOSA VIRGEN

MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

CON SAN JUAN EUDES

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

Oración inicial inspirada en la de san Juan Eudes

Oh Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, quiero conocer y amar más y mejor el Corazón Inmaculado de tu Madre, obra que sobrepasa infinitamente mi capacidad. La he emprendido por tu amor y por el amor de tu dignísima Madre, apoyado en la confianza que tengo en el Hijo y en la caridad de la Madre. Tú sabes, Salvador mío, que solo pretendo agradarte y rendir a ti y a tu divina Madre un pequeño tributo de gratitud por las misericordias que he recibido de tu Corazón paternal, por intermediación de su benignísimo Corazón. Ves igualmente que de mí mismo solo soy un abismo de indignidad, de incapacidad, de tinieblas, de ignorancia y de pecado. Por ello, renuncio de todo corazón a todo lo mío; me doy a tu divino espíritu y a tu santa luz; me entrego al amor inmenso que profesas a tu amadísima Madre; me doy al celo ardentísimo que tienes por su gloria y su honor. Toma posesión de mi entendimiento y anímalo; ilumina mis tinieblas; enciende mi corazón; conduce mis obras; bendice mi trabajo y que te plazca servirte de él para el acrecentamiento de tu gloria y del honor de tu bendita Madre; imprime finalmente en los corazones de los hombres la verdadera devoción al amabilísimo e inmaculado Corazón de María.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

Día 13.

MARAVILLAS DEL CORAZÓN ESPIRITUAL DE LA GLORIOSA VIRGEN

De libro El Corazón Admirable de la Madre de Dios de san Juan Eudes.

 

 

Si el Corazón virginal que palpita en el pecho de la Virgen de vírgenes, y es la más excelente parte de su santo cuerpo, es tan admirable, como acabamos de demostrarlo, ¿cuáles son las maravillas de su Corazón espiritual, que es la parte más noble de su alma? De ellas nos vamos a ocupar ahora. ¿No es cierto que entre más elevada es la condición del alma respecto del cuerpo tanto más elevado es su corazón espiritual sobre su corazón corporal? Vimos las singularidades y prerrogativas del corazón corporal, pero ¿quién podría comprender y expresar los dones incomparables y los tesoros inestimables de que su Corazón espiritual está colmado? Son inconcebibles e inefables.

Solo pondré ante tus ojos un pequeño resumen. Con él quiero invitarte a bendecir a quien es la fuente de tantas maravillas, a alabar a aquella que se digna de semejantes gracias y a venerar su sacratísimo Corazón que tan celosamente las guardó, e hizo de ellas tan perfecto uso.

Primeramente, la bondad divina preservó milagrosamente este Corazón de la Madre del Salvador de la mancha del pecado, del que jamás hizo parte. Dios la colmó de gracia desde el momento de su creación. La revistió de tanta pureza que no es imaginable otra semejante, aparte la de Dios. Su divina majestad la poseyó tan perfectamente, desde ese instante, que no hubo momento en que no fuera toda para él, ni dejó de amarlo más que todos los santos corazones del cielo y de la tierra. Así lo piensan grandes teólogos.

Segundo, el Padre de las luces llenó este hermoso sol con los más brillantes fulgores de la naturaleza y de la gracia. Si se trata de luces naturales, el Padre de los espíritus dio, a la que escogió para ser esposa de su Espíritu divino, un espíritu natural más claro, vivo, fuerte, sólido, profundo, elevado, amplio y perfecto, en todos los aspectos, que todo otro espíritu; un espíritu digno de una Madre de Dios; digno de quien debía guiar a la sabiduría eterna; digno de quien debía ser guía de la Iglesia y reina regente del universo; digno de quien debía compartir familiarmente en la tierra con los ángeles del cielo, y lo que es más, con el rey de los ángeles, por espacio de treinta y cuatro años; digno finalmente de muy sublime contemplación y de las altísimas funciones de que iba a ocuparse.

Si hablamos de luces sobrenaturales, el Corazón luminoso de la sapientísima Virgen fue tan colmado que el doctor Alberto Magno, nutrido en la escuela de la Madre de Dios, proclama, con otros santos doctores, que nada ignoró y que tuvo toda clase de ciencias infusas, y en grado más eminente que todos los espíritus doctos que hubo jamás. Esos Padres aseguran:

1. Que tuvo perfecto conocimiento de la divina esencia, de las perfecciones divinas y del misterio inefable de la santísima Trinidad, que incluso vio a Dios en su esencia y en sus personas divinas en el instante de su Concepción inmaculada y de la encarnación del Hijo de Dios en ella. No hay que extrañarse de que la reina de los santos haya gozado de este privilegio, pues, según san Agustín y otros varios, fue concedido a Moisés y a san Pablo.

2. Que conoció perfectamente el misterio de la encarnación.

3. Que tuvo conocimiento de las gracias infinitas que Dios le concedió, incluso de su predestinación eterna. Si a san Francisco y otros santos se les aseguró su salvación por divina revelación cuanto más se hizo a la que es la Madre del Salvador; si el Hijo de Dios no hace favor a ningún santo sin comunicárselo, con mayor razón lo hace a su santísima Madre.

4. Que tuvo conocimiento y visión de las almas y de los ángeles en su propia esencia. Si vio la esencia de Dios ¿qué dificultad habría para que viera también la de las almas y de los ángeles? Si san Pablo en su éxtasis al tercer cielo contempló las jerarquías celestes, y lo comunicó a su discípulo san Dionisio Areopagita, ¿qué obstáculo hay para que la reina del cielo y soberana de los ángeles haya sido privada de ese favor?

5. Qué nada ignoró de cuanto concierne la vida presente y puede ayudar a perfeccionarla, sea mediante la acción, sea por vía de la contemplación.

6. Que Dios le dio a conocer cuánto iba a sucederle. Puesto que él ha hecho esta gracia a algunos de sus servidores ¿cómo no lo haría con su preciosísima Madre?

7. Que por revelación Dios le hizo ver todo lo que atañe al estado de la vida gloriosa y beatífica de la que gozan los habitantes del cielo.

8. Que tuvo una ciencia infusa que le hizo conocer todas las cosas naturales que hay en el universo. Si esta luz fue dada al primer hombre en tan gran cantidad que le permitió conocer las propiedades de todos los animales que hay en la tierra, de todos los pájaros que hay en el aire, de todos los peces que hay en el mar, y así dio nombre adecuado a todos los animales; si el conocimiento de todas las obras de Dios, celestes y terrestres, desde el hisopo hasta los cedros del Líbano, fue dada a Salomón por ciencia infusa, ¡sería concebible que la Madre del que es la luz eterna y que contiene en sí todos los tesoros de la ciencia y la sabiduría de Dios, se hubiera visto privada de estos dones y luces, precisamente ella, repito, en la que la divina bondad concentró todos los favores que repartió a las otras criaturas?

9. Que no ignoró lo que pertenece a las artes, tanto mecánicas como liberales. Ella las sabía pues le eran necesarias y convenientes, para ella y para el prójimo, con miras a sus tareas y para la contemplación.

10. Que tuvo revelaciones muy altas y casi continuas como nunca las hubo. Por ello san Andrés de Candía la llama fuente inagotable de iluminaciones divinas; y san Lorenzo Justiniano afirma que sus revelaciones debían sobrepasar las de los demás santos y las gracias que recibió sobresalían por encima de las que les habían sido comunicadas.

11. Que según san Agustín, san Ambrosio y san Gregoria de Nisa, su ocupación ordinaria, fuera de la oración, era la lectura de la Sagrada Escritura que entendía perfectamente por iluminación infusa del Espíritu Santo.

12. Finalmente que conocía muy bien la teología y todos los misterios que ella estudia.

 

Jaculatoria: Oh profundidad del Corazón Inmaculado de María, hacedme partícipe de vuestra sabiduría.

 

Propósito: Ofrecer especialmente el tiempo de estudio o de lectura espiritual a la Virgen en reparación a su Inmaculado Corazón.

 

 

 

PARA FINALIZAR

Unidos al Ángel de la Paz, a los santos pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta, a las almas humildes y reparadoras, digamos:

 

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen, no adoran,

no esperan y no os aman. (3 veces)

***

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

os adoro profundamente

y os ofrezco

el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad

de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra,

en reparación de los ultrajes,

sacrilegios e indiferencias

con que El mismo es ofendido.

Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón

y del Corazón Inmaculado de María,

os pido la conversión de los pobres pecadores.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes y todos los santos amantes de los Sagrados Corazones, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.