jueves, 15 de agosto de 2024

DÍA 16. QUÉ ES EL CORAZON DE LA SAGRADA VIRGEN Y COMO SE HA DE HONRAR. MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 


DÍA 16.

QUÉ ES EL CORAZON DE LA SAGRADA VIRGEN Y COMO SE HA DE HONRAR

MES EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

CON SAN JUAN EUDES

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

 

Oración inicial inspirada en la de san Juan Eudes

Oh Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, quiero conocer y amar más y mejor el Corazón Inmaculado de tu Madre, obra que sobrepasa infinitamente mi capacidad. La he emprendido por tu amor y por el amor de tu dignísima Madre, apoyado en la confianza que tengo en el Hijo y en la caridad de la Madre. Tú sabes, Salvador mío, que solo pretendo agradarte y rendir a ti y a tu divina Madre un pequeño tributo de gratitud por las misericordias que he recibido de tu Corazón paternal, por intermediación de su benignísimo Corazón. Ves igualmente que de mí mismo solo soy un abismo de indignidad, de incapacidad, de tinieblas, de ignorancia y de pecado. Por ello, renuncio de todo corazón a todo lo mío; me doy a tu divino espíritu y a tu santa luz; me entrego al amor inmenso que profesas a tu amadísima Madre; me doy al celo ardentísimo que tienes por su gloria y su honor. Toma posesión de mi entendimiento y anímalo; ilumina mis tinieblas; enciende mi corazón; conduce mis obras; bendice mi trabajo y que te plazca servirte de él para el acrecentamiento de tu gloria y del honor de tu bendita Madre; imprime finalmente en los corazones de los hombres la verdadera devoción al amabilísimo e inmaculado Corazón de María.

 

Se meditan los textos dispuestos para cada día.

DÍA 16.

QUÉ ES EL CORAZON DE LA SAGRADA VIRGEN Y COMO SE HA DE HONRAR

De libro El Corazón Admirable de la Madre de Dios de san Juan Eudes.

 

Por todo lo dicho comprendes lo que se entiende por el Corazón de la sagrada Virgen. Distingues en ella tres corazones: su Corazón corporal, su Corazón espiritual y su Corazón divino. Te das cuenta de que estos tres Corazones son solo uno en la Madre de amor, como nuestro cuerpo y nuestro espíritu son solo una realidad, pues su Corazón espiritual es el alma y el espíritu de su Corazón corporal, y su Corazón divino es el Corazón, el alma y el espíritu de su corazón corporal y espiritual.

Este Corazón admirable es el objeto de nuestros respetos y alabanzas y debe serlo también de la veneración de los cristianos. Honrar este sagrado Corazón es honrar infinidad de realidades santas y divinas, merecedoras de los honores eternos de hombres y ángeles.

Es honrar todas las funciones de la vida corporal y sensible de la Reina del cielo de las cuales el Corazón es el principio, vida santísima en sí misma y en todos sus usos; honrar las pasiones que tienen su sede en el Corazón; honrar el perfecto uso que hizo de su memoria, de su entendimiento, de su voluntad y de la parte superior de su espíritu.

Es honrar infinidad de misterios inefables que pasaron en la parte superior de su alma y en su vida interior y espiritual.

Es honrar el grandísimo amor y la caridad ardentísima de esta Madre del amor hermoso para Dios y para los hombres; y los efectos que este amor y caridad produjeron en sus pensamientos, palabras, oraciones, acciones, sufrimientos y en el ejercicio de toda suerte de virtudes.

Es rendir honor al Corazón corporal, al Corazón espiritual y al Corazón divino de Jesús, que son también los Corazones, mejor el Corazón, de María. Es rendir gloria al mismo Jesús que es el Corazón de su eterno Padre y que quiso ser el Corazón de su divina Madre.

Es honrar y glorificar los efectos de luz, gracia y santidad que este divino Corazón de María, que es Jesús, ha obrado en ella, y las funciones y movimientos de la vida santa y celeste de la que fue principio en su alma; asimismo la fidelidad que mantuvo para cooperar con él en todas las divinas operaciones que hizo continuamente en su Corazón durante tantos años. ¡Oh Dios, qué lengua sería capaz de declarar, qué inteligencia podría concebir, qué corazón podría honrar dignamente tantas realidades grandes y  admirables.

Si la Iglesia celebra cada año fiesta en honor de las cadenas con que estuvo atado el príncipe de los apóstoles, qué solemnidad merece este Corazón augustísimo de la Reina de los apóstoles.

Si el santo Nombre de María merece gran veneración de parte de los fieles; si los oráculos del Espíritu Santo, que son los Padres y Doctores de la Iglesia, como san Germán, patriarca de Constantinopla, san Anselmo, san Bernardo, san Buenaventura y otros cuantos dijeron maravillas; si uno de ellos asegura” que después del Nombre adorable de Jesús, el de María es un Nombre que está por encima de todo nombre; que todas las criaturas del cielo, de la tierra y de los infiernos deben doblar las rodillas para darle sus homenajes; y que toda lengua debe proclamar la santidad, la gloria y la virtud del santo Nombre de María”; si la Iglesia celebra su fiesta en varios lugares, como en España, en Madrid, en toda la diócesis de Toledo, y en la de Sevilla y en el Orden de la Redención de Cautivos, ¿que decir y pensar del Corazón maravilloso de esta divina María? ¿Qué hacer para honrarlo? ¿No sería justo que todos los corazones, todas las plumas, todas las lenguas se emplearan en reverenciarlo, en escribir y predicar sus perfecciones y que todo el universo celebrara fiesta continua en su honor?

 

Jaculatoria: Inmaculado Corazón de María, glorificado en el cielo, que late de amor por los hombres, ten misericordia de nosotros.  

 

Propósito: Trabajar para que las fiestas en honor de la Virgen, particularmente la de su Inmaculado Corazón, sean celebradas con la mayor solemnidad en la liturgia y también en nuestro hogar. 

 

PARA FINALIZAR

Unidos al Ángel de la Paz, a los santos pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta, a las almas humildes y reparadoras, digamos:

 

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen, no adoran,

no esperan y no os aman. (3 veces)

***

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo,

os adoro profundamente

y os ofrezco

el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad

de Nuestro Señor Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra,

en reparación de los ultrajes,

sacrilegios e indiferencias

con que El mismo es ofendido.

Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón

y del Corazón Inmaculado de María,

os pido la conversión de los pobres pecadores.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes y todos los santos amantes de los Sagrados Corazones, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.