Pongámonos
en la presencia de Dios y adoremos su Divina Majestad.
Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos
habéis ocultado el momento y la hora, haced que viviendo santamente todos los
días de nuestra vida, merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro
divino amor.
Haced que la meditación de las verdades últimas de
la existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de estímulo para
arrepentirnos y detestar el pecado, y resolvernos a vivir y practicar la
virtud.
Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que
vive y reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos. Amén.
Se leen los puntos para
cada día.
DÍA VEINTIUNO.
Estado
de los condenados.
¿Qué se hace en
el infierno?
1.- Se comprende cuan gran mal es el pecado,
lo que ahora se conoce tan poco.
2.- Se padece la pena del pecado, que ahora
nos da tan poca pena.
3.- Se maldice la ocasión del pecado, que
ahora no se quita. ¡Oh vida infeliz de un pecador, y más si aquí fue dichoso!
FRUTO.
Apartad al
instante aquella ocasión, o del compañero, o del libro, o del juego, &c.
que más frecuentemente os hace caer en pecado. Ofreceos a Dios a padecer en
esta vida cualquiera pena por evitar la eterna. Rogad a Dios, y a la Santísima
Virgen por los que están en pecado mortal. La
Letanía de nuestra Señora.
PARA FINALIZAR
Por el eterno descanso de los difuntos y las
benditas almas del purgatorio:
Pater
noster…
V/
. Libra, Señor, sus almas.
R/.
De las penas del infierno.
V/.
Descansen en paz.
R/.
Amén.
V/.
Señor, escucha mi oración.
R/.
Y llegue a ti mi clamor.
V/
. El Señor esté con vosotros.
R/.
Y con tu espíritu.
Oremos:
Oh
Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de los hombres, pedimos a tu
clemencia por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus
santos, para las almas de tus siervos que han salido de este mundo, la gracia
de tener parte en la beatitud eterna:
principalmente para las almas de mis familiares, amigos y bienhechores difuntos,
y de aquellas más necesitadas y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
V/.
Concédeles, Señor, el descanso eterno.
R/.
Y brille sobre ellos la luz eterna.
V/.
Descansen en paz.
R/.
Amén.
V/.
Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen María las almas de
todos los fieles difuntos descansen en paz.
Soberana
Reina de los Cielos y de la tierra, que por amor a los hombres pecadores os dignasteis
apareceros a vuestra humilde sierva, Sor Catalina Labouret, con las manos
cargadas de gracias celestiales en favor de los que os invocan con fe y
devoción; vednos postrados ante vuestra imagen suplicándote humildemente un
rayo de luz que ilumine nuestra mente y abrase nuestro corazón en vuestro santo
servicio, a fin de que conociendo vuestras misericordias encerradas en vuestra
Santa Medalla, logremos participar de vuestros merecimientos y conseguir por
ello la salvación de nuestra alma.
Se lee lo propio de cada día.
DÍA CUARTO
Virgen
Santísima, que agradasteis al Señor y fuiste su Madre inmaculada en el cuerpo,
en el alma y en el amor; enriquecida por Dios con todo género de bendiciones,
haced que sigamos vuestros humildes ejemplos imitando sobre todo vuestra
profunda humildad, vuestro amor al Señor y compasión hacia el prójimo. Tantas
prerrogativas y grandezas sólo sirvieron para humillaros más y más y para
favorecer a los míseros hijos de Adán, no cesando de aplicar vuestra
intercesión en favor de los pecadores. Nos habéis entregado vuestra Medalla y
empeñado solemnemente vuestra palabra de concedernos todo cuanto os pidamos con
tal que elevemos con devoción y confesemos vuestra purísima Concepción y os
invoquemos confiados. Haced, Señora nuestra, que oigamos vuestros avisos, y que
en las luchas e infortunios de esta miserable vida exclamemos con la
jaculatoria que Vos habéis enseñado y a la que habéis comunicado tanta
eficacia: «Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a
Vos». Amén.
Ejemplo
Un señor
sufría del corazón desde hacía mucho tiempo; poniéndose tan mal últimamente que
se decidió a una operación. De caso igual, apenas se salva uno sobre cien. La
familia desolada empezó una novena a la Santísima Virgen de la Medalla
Milagrosa con la mayor confianza, pasándole la medalla tantas veces como podían
sobre el corazón, repitiendo la invocación conocida: “¡Oh María sin pecado
concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!”. Pedían se curara sin
operación o se hiciera la operación con todo éxito.
Partió el
señor para los Estados Unidos y cual fuera el gozo de todos cuando el médico
aseguró que no tenía necesidad de operación y gracias a Dios y a la Santísima
Virgen ha seguido bien. Al mismo tiempo resolvió confesarse y volver a la
práctica de sus deberes de cristiano.
Pídase a la
Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa y para más
obligarla, rezaremos tres Avemarías.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Yo os
saludo, dulcísima Virgen María, Madre de Dios, y os elijo por mi amantísima
Madre. Os suplico que me admitáis por hijo y siervo vuestro, pues yo no quiero
tener otra Madre y Señora que a Vos. Os ruego también, ¡oh piadosa y tierna
Madre mía!, que me gobernéis y defendáis en todas las acciones de mi vida
porque soy un pobre infeliz mendigo, que en todos los instantes necesito de
vuestra ayuda y protección. Ea, Virgen Santísima, hacedme participante de todos
vuestros bienes y de vuestras virtudes, principalmente de vuestra santa
humildad, de vuestra excelsa pureza, de vuestra ardiente caridad; pero sobre
todo alcanzadme la gracia que os pido en esta novena. No me digáis, ¡oh Madre
benignísima!, que no podéis concedérmela, porque vuestro amantísimo Hijo os ha
dado todo poder tanto en el Cielo como en la tierra. También estoy seguro que
no me desecharéis, porque Vos sois la Madre común de todos los hijos de Adán, y
singularmente lo sois mía. Ya pues, que sois mi Madre y al mismo tiempo sois
poderosísima, ¿qué es lo que podrá moveros a negarme vuestra excelencia?
Atended, Madre mía, mandad, que en calidad de tal estáis en cierta manera
obligada a concederme lo que os pido y acceder a mis ruegos. Sed, pues, bendita
y ensalzada en el Cielo y en la tierra; alcanzadme de Dios que haga
participante de todos los bienes y de todas las gracias que sean del agrado de
la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, objeto de todo mi amor
ahora y por todos los siglos. Amén.
GOZOS EN HONOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN VENERADA EN LA MEDALLA
MILAGROSA
Digamos con melodía
Esta devota canción:
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
La medalla prodigiosa
A vos, purísima Virgen,
Debe el principio y origen
En una visión dichosa.
Todos por eso a porfía
Desean su adquisición.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
Este emblema celestial
Infunde pena, furor,
Desesperación y horror
A la serpiente infernal.
¿Qué extraño, si su malicia
Ve en ella su confusión?
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
Los brillantes resplandores
Que vuestras manos despiden,
Son las gracias que reciben
De Vos los hombres viadores.
¿Quién es el que no confía
Vista tal demostración?
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
¿Quién podrá contar, Señora,
Los prodigios que habéis hecho
Con el que llevara al pecho
La medalla y os implora?
Llevémosla noche y dia
Con tierna veneración.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
El rayo, la tempestad,
El contagio inevitable,
De esta medalla admirable
Huyen con velocidad:
La virtud que los desvía
La da vuestra intercesión.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
La tentación mas violenta
Resiste, calma y abate,
El fiel que en todo combate
Este escudo fuerte ostenta,
Su constancia no varía,
Si os ruega de corazón.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
Las olas del mar furioso
Que espantan al que navega,
Pierden la fuerza si ruega
Ante este signo glorioso,
Porque Vos sois norte, guía
Y puerto de salvación.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
Los enfermos desahuciados
Buscan con solicitud
En la medalla salud,
Y no quedan defraudados:
Sanos, llenos de alegría
Dicen con dulce emoción.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
Los hombres mas obstinados
En la impiedad y en el vicio
Del eterno precipicio
Con ella han sido librados:
Pues por Vos, dulce María
Lograron su conversión.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
Madre en gracia concebida
Rogad, Señora, por nos
Que recurrimos a Vos
En tan miserable vida:
Muéstrate clemente y pía
Ahora y en toda ocasión.
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
Digamos con melodía
Esta devota canción:
Vuestra medalla ¡oh María!
Es prenda de protección.
℣. Ruega por nosotros, ¡oh Santa María!, Reina concebida
sin pecado original.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Oh Señor
Jesucristo, que quisiste esclarecer a la Santísima Virgen María, tu Madre,
Inmaculada desde su origen, con innumerables milagros: concédenos que cuantos
imploramos siempre su patrocinio, consigamos los gozos eternos. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén.
***
Oh María, sin pecado concebida,
Rogad por nosotros que recurrimos a vos.
***
Querido hermano, si te ha gustado esta novena, compártala con tus
familiares y amigos.