miércoles, 20 de noviembre de 2024

DÍA 21. ESTADO DE LOS CONDENADOS. NOVÍSIMOS Y ORACIÓN POR LOS DIFUNTOS

DÍA VEINTIUNO.

Estado de los condenados

BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS

P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.

y oración por los difuntos

 

ORACIÓN INCIAL

Por la señal…

 

Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Divina Majestad.

 

Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos habéis ocultado el momento y la hora, haced que viviendo santamente todos los días de nuestra vida, merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro divino amor.

Haced que la meditación de las verdades últimas de la existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de estímulo para arrepentirnos y detestar el pecado, y resolvernos a vivir y practicar la virtud.

Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Se leen los puntos para cada día.

DÍA VEINTIUNO.

Estado de los condenados.

¿Qué se hace en el infierno?

1.- Se comprende cuan gran mal es el pecado, lo que ahora se conoce tan poco.

2.- Se padece la pena del pecado, que ahora nos da tan poca pena.

3.- Se maldice la ocasión del pecado, que ahora no se quita. ¡Oh vida infeliz de un pecador, y más si aquí fue dichoso!

 

FRUTO.

Apartad al instante aquella ocasión, o del compañero, o del libro, o del juego, &c. que más frecuentemente os hace caer en pecado. Ofreceos a Dios a padecer en esta vida cualquiera pena por evitar la eterna. Rogad a Dios, y a la Santísima Virgen por los que están en pecado mortal. La Letanía de nuestra Señora.

 

 

PARA FINALIZAR

Por el eterno descanso de los difuntos y las benditas almas del purgatorio:

Pater noster…

V/ . Libra, Señor, sus almas.

R/. De las penas del infierno.

V/. Descansen en paz.

R/. Amén.

V/. Señor, escucha mi oración.

R/. Y llegue a ti mi clamor.

V/ . El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

 

Oremos:

Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de los hombres, pedimos a tu clemencia por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus santos, para las almas de tus siervos que han salido de este mundo, la gracia de tener parte en la beatitud eterna: principalmente para las almas de mis familiares, amigos y bienhechores difuntos, y de aquellas más necesitadas y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

V/. Concédeles, Señor, el descanso eterno.

R/. Y brille sobre ellos la luz eterna.

V/. Descansen en paz.

R/. Amén.

 

V/. Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen María las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.

R/. Amén.

DÍA 4. NOVENA A LA VIRGEN INMACULADA DE LA MEDALLA MILAGROSA

 

DÍA CUARTO   

NOVENA A LA MEDALLA MILAGROSA

 

Por la señal...

Señor mío Jesucristo… 

 

ORACIÓN INICIAL

Soberana Reina de los Cielos y de la tierra, que por amor a los hombres pecadores os dignasteis apareceros a vuestra humilde sierva, Sor Catalina Labouret, con las manos cargadas de gracias celestiales en favor de los que os invocan con fe y devoción; vednos postrados ante vuestra imagen suplicándote humildemente un rayo de luz que ilumine nuestra mente y abrase nuestro corazón en vuestro santo servicio, a fin de que conociendo vuestras misericordias encerradas en vuestra Santa Medalla, logremos participar de vuestros merecimientos y conseguir por ello la salvación de nuestra alma.

    

 Se lee lo propio de cada día.

DÍA CUARTO   

Virgen Santísima, que agradasteis al Señor y fuiste su Madre inmaculada en el cuerpo, en el alma y en el amor; enriquecida por Dios con todo género de bendiciones, haced que sigamos vuestros humildes ejemplos imitando sobre todo vuestra profunda humildad, vuestro amor al Señor y compasión hacia el prójimo. Tantas prerrogativas y grandezas sólo sirvieron para humillaros más y más y para favorecer a los míseros hijos de Adán, no cesando de aplicar vuestra intercesión en favor de los pecadores. Nos habéis entregado vuestra Medalla y empeñado solemnemente vuestra palabra de concedernos todo cuanto os pidamos con tal que elevemos con devoción y confesemos vuestra purísima Concepción y os invoquemos confiados. Haced, Señora nuestra, que oigamos vuestros avisos, y que en las luchas e infortunios de esta miserable vida exclamemos con la jaculatoria que Vos habéis enseñado y a la que habéis comunicado tanta eficacia: «Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos». Amén.

   

Ejemplo 

Un señor sufría del corazón desde hacía mucho tiempo; poniéndose tan mal últimamente que se decidió a una operación. De caso igual, apenas se salva uno sobre cien. La familia desolada empezó una novena a la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa con la mayor confianza, pasándole la medalla tantas veces como podían sobre el corazón, repitiendo la invocación conocida: “¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!”. Pedían se curara sin operación o se hiciera la operación con todo éxito. 

Partió el señor para los Estados Unidos y cual fuera el gozo de todos cuando el médico aseguró que no tenía necesidad de operación y gracias a Dios y a la Santísima Virgen ha seguido bien. Al mismo tiempo resolvió confesarse y volver a la práctica de sus deberes de cristiano.

 

Pídase a la Virgen la gracia que se desea alcanzar por su intercesión poderosa y para más obligarla, rezaremos tres Avemarías.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Yo os saludo, dulcísima Virgen María, Madre de Dios, y os elijo por mi amantísima Madre. Os suplico que me admitáis por hijo y siervo vuestro, pues yo no quiero tener otra Madre y Señora que a Vos. Os ruego también, ¡oh piadosa y tierna Madre mía!, que me gobernéis y defendáis en todas las acciones de mi vida porque soy un pobre infeliz mendigo, que en todos los instantes necesito de vuestra ayuda y protección. Ea, Virgen Santísima, hacedme participante de todos vuestros bienes y de vuestras virtudes, principalmente de vuestra santa humildad, de vuestra excelsa pureza, de vuestra ardiente caridad; pero sobre todo alcanzadme la gracia que os pido en esta novena. No me digáis, ¡oh Madre benignísima!, que no podéis concedérmela, porque vuestro amantísimo Hijo os ha dado todo poder tanto en el Cielo como en la tierra. También estoy seguro que no me desecharéis, porque Vos sois la Madre común de todos los hijos de Adán, y singularmente lo sois mía. Ya pues, que sois mi Madre y al mismo tiempo sois poderosísima, ¿qué es lo que podrá moveros a negarme vuestra excelencia? Atended, Madre mía, mandad, que en calidad de tal estáis en cierta manera obligada a concederme lo que os pido y acceder a mis ruegos. Sed, pues, bendita y ensalzada en el Cielo y en la tierra; alcanzadme de Dios que haga participante de todos los bienes y de todas las gracias que sean del agrado de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, objeto de todo mi amor ahora y por todos los siglos. Amén.

 

 

  GOZOS EN HONOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN VENERADA EN LA MEDALLA MILAGROSA

   

Digamos con melodía

Esta devota canción:

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

La medalla prodigiosa

A vos, purísima Virgen,

Debe el principio y origen

En una visión dichosa.

Todos por eso a porfía

Desean su adquisición.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

Este emblema celestial

Infunde pena, furor,

Desesperación y horror

A la serpiente infernal.

¿Qué extraño, si su malicia

Ve en ella su confusión?

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

Los brillantes resplandores

Que vuestras manos despiden,

Son las gracias que reciben

De Vos los hombres viadores.

¿Quién es el que no confía

Vista tal demostración?

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

¿Quién podrá contar, Señora,

Los prodigios que habéis hecho

Con el que llevara al pecho

La medalla y os implora?

Llevémosla noche y dia

Con tierna veneración.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

  

El rayo, la tempestad,

El contagio inevitable,

De esta medalla admirable

Huyen con velocidad:

La virtud que los desvía

La da vuestra intercesión.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

La tentación mas violenta

Resiste, calma y abate,

El fiel que en todo combate

Este escudo fuerte ostenta,

Su constancia no varía,

Si os ruega de corazón.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

Las olas del mar furioso

Que espantan al que navega,

Pierden la fuerza si ruega

Ante este signo glorioso,

Porque Vos sois norte, guía

Y puerto de salvación.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

    

Los enfermos desahuciados

Buscan con solicitud

En la medalla salud,

Y no quedan defraudados:

Sanos, llenos de alegría

Dicen con dulce emoción.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

Los hombres mas obstinados

En la impiedad y en el vicio

Del eterno precipicio

Con ella han sido librados:

Pues por Vos, dulce María

Lograron su conversión.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

Madre en gracia concebida

Rogad, Señora, por nos

Que recurrimos a Vos

En tan miserable vida:

Muéstrate clemente y pía

Ahora y en toda ocasión.

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

   

Digamos con melodía

Esta devota canción:

Vuestra medalla ¡oh María!

Es prenda de protección.

  

. Ruega por nosotros, ¡oh Santa María!, Reina concebida sin pecado original.

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

   

ORACIÓN

Oh Señor Jesucristo, que quisiste esclarecer a la Santísima Virgen María, tu Madre, Inmaculada desde su origen, con innumerables milagros: concédenos que cuantos imploramos siempre su patrocinio, consigamos los gozos eternos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

***

Oh María, sin pecado concebida,

Rogad por nosotros que recurrimos a vos.

***

Querido hermano, si te ha gustado esta novena, compártala con tus familiares y amigos.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.