MONICIÓN INICIAL:
En este tiempo de Adviento, se nos invita a centrar
nuestra atención en el corazón de la Virgen María donde Dios por obra del
Espíritu Santo preparó una digna morada a su Hijo. Al contemplar los misterios gozosos
contemplamos como el Dios eterno se hace hombre y aparece en el mundo en la
humildad de nuestra condición, y todo ello por medio de Nuestra Señora. Pidamos
tener un mismo corazón con ella que dé acogida a Dios que viene a nosotros.
1
Misterio – La Anunciación
Enemistad pondré
entre ti y la mujer,
y entre tu
linaje y su linaje:
él te pisará la
cabeza mientras acechas tú su calcañar. (Gn 3,15)
La Virgen María
escucha y obedece. Ella es la nueva Eva. Si Eva desconfió y desobedeció
comiendo del fruto que le ofrecía el tentador; María confío plenamente a Dios y
exclamó: He aquí la esclava del Señor.
Pidamos también nosotros la gracia de imitarla para que Jesús haga
morada en nosotros.
2
Misterio – La Visitación
Alégrate mucho,
hija de Sión;
da voces de
júbilo, hija de Jerusalén:
he aquí, tu rey
vendrá a ti, justo y salvador, humilde,
y cabalgando
sobre un asno. (Zc 9, 9)
María se hace
portadora de Jesús. Su visita a Isabel es motivo de gozo y alegría, gozo y
alegría de Dios. Como Ella, nosotros estamos llamados a ser “portadores” de
Jesús, de llevarlo al mundo, a nuestros hermanos, especialmente a los más
necesitados.
3
Misterio – El Nacimiento de Jesús
Y tú, Belén,
tierra de Judá,
no eres ni mucho
menos la última de las ciudades de Judá;
Pues de ti
saldrá un jefe que será el pastor
de mi pueblo
Israel” (Mq 5,2)
Dios nace
humilde, sencillo, pobre... Nace en Belén, ciudad sin importancia, pequeña,
olvidada… Él ha escogido para sí y para su Madre Santísima el camino de la
pobreza. Y, en cambio, yo ¿qué hago? Busco la riqueza, la comodidad, el
bienestar, los lugares importantes y el aplauso y reconocimiento de todos.
4
Misterio – La Presentación
En seguida
vendrá a su templo el Señor
a quien vosotros
buscáis;
y el Ángel de la
alianza que tanto deseáis,
ya llega, dice
el Señor. (Ml 3, 1)
Al ser
presentado Jesús en el templo, el anciano Simeón y la profetisa Ana exultan de
alegría porque ha llegado el momento tan buscado, ha llegado Aquel que tanto habían deseado.
¿Tengo yo esos vivos deseos de recibir a Jesús en la Comunión? ¿Deseo
ardientemente ese momento diario, semanal o mensual en que puedo recibir en mí
a Jesús, fruto bendito del vientre de María?
5
Misterio – El Niño Jesús perdido y
hallado en el templo
Me buscaréis y
me encontraréis
cuando me
solicitéis de todo corazón;
me dejaré
encontrar de vosotros, -dice el Señor. (Jr 29, 13)
Jesús quiere que
lo busquemos por él mismo como lo amaba la Virgen María y San José. Nuestro
amor a Jesús es muchas veces interesado, buscamos sus consuelos, sus gracias,
sus beneficios, su misericordia… pero puede ser que nos olvidemos de él. Ojalá
podamos exclamar con el soneto castellano: Muéveme,
en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara.