martes, 5 de julio de 2016

LA VÍA DE LA CARIDAD Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 204-208)



LA VÍA DE LA CARIDAD
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 204-208)
La caridad debe ser reconsiderada en su auténtico valor de criterio supremo y universal de toda la ética social: de todas las vías, incluidas las que se buscan y recorren para afrontar las formas siempre nuevas de la actual cuestión social, la « más excelente » (1 Co 12,31) es la vía trazada por la caridad.
Los valores de la verdad, de la justicia y de la libertad, nacen y se desarrollan de la fuente interior de la caridad:
-      la convivencia humana resulta ordenada, fecunda en el bien y apropiada a la dignidad del hombre, cuando se funda en la verdad;
-      cuando se realiza según la justicia, es decir, en el efectivo respeto de los derechos y en el leal cumplimiento de los respectivos deberes;
-      cuando es realizada en la libertad que corresponde a la dignidad de los hombres, impulsados por su misma naturaleza racional a asumir la responsabilidad de sus propias acciones;
-      cuando es vivificada por el amor, que hace sentir como propias las necesidades y las exigencias de los demás e intensifica cada vez más la comunión en los valores espirituales y la solicitud por las necesidades materiales.
-      Estos valores determinan la cualidad de toda acción e institución social.
La caridad presupone y trasciende la justicia: pues solamente el amor (también ese amor benigno que llamamos “misericordia”), es capaz de restituir el hombre a sí mismo.
No se pueden regular las relaciones humanas únicamente con la medida de la justicia: la justicia, en efecto, en todas las esferas de las relaciones interhumanas, debe experimentar, por decirlo así, una notable “corrección” por parte del amor.
De hecho, solo la caridad es capaz de persuadir a hombres y pueblos a vivir en la unidad, en la fraternidad y en la paz. Se acuña así el termino de “caridad social y política” que nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no sólo individualmente, sino también en la dimensión social que las une. Esta caridad social implica también una acción social hacia el indigente y necesitado, que según las situaciones, ha servirse de las mediaciones sociales para mejorar la vida, o bien eliminar los factores sociales que causan la indigencia.