ANUNCIAD LA GRANDEZA DEL SACRAMENTO DEL
MATRIMONIO
Reflexión diaria del Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia (n. 219-220)
Jesucristo Nuestro Señor quiso elevar la
institución natural del matrimonio a sacramento constituyendo a los esposos
como signo sacramental en medio del mundo del amor de Dios por la humanidad,
del amor de Cristo por la Iglesia.
Toda la historia de la salvación está marcada por
la alianza esponsal que Dios quiere establecer con su pueblo, y que tiene su
culmen en Jesucristo “el Esposo que ama y se da como Salvador de la humanidad, uniéndola
a sí como su cuerpo.” Del amor esponsal
de Cristo por la Iglesia, cuya plenitud se manifiesta en la entrega consumada
en la Cruz, brota la sacramentalidad del matrimonio, cuya gracia conforma el
amor de los esposos con el Amor de Cristo por la Iglesia.
La
familia cristiana está llamada a ser signo de unidad para el mundo y a ejercer
de ese modo su función profética, dando testimonio del Reino y de la paz de
Cristo, hacia el cual el mundo entero está en camino.
El
amor conyugal, que brota de la caridad misma de Cristo, ofrecida por medio del
Sacramento, hace a los cónyuges cristianos testigos de una sociabilidad nueva,
inspirada por el Evangelio y por el Misterio pascual que renueva todas las
cosas. Su amor es constantemente
purificado, consolidado y elevado por la gracia sacramental.
La
belleza y grandeza del matrimonio, elevada por su sacramentalidad, es uno de
los temas en los que se ha de empeñar la nueva evangelización. Pues, hoy, se
desprecia el matrimonio, se presenta con imágenes desfiguradas, y se confunde
el amor con otras cosas diferentes. El mejor medio de esta nueva evangelización
es la vida de los propios matrimonios y familias cristianas que hagan vida su
fe.