LA FAMILIA, SANTUARIO DE LA VIDA
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia (n.230-231)
El amor entre los esposos está por su naturaleza
abierto a la acogida de la vida. La maternidad y paternidad,
participa de la “semejanza” con
Dios, sobre la que se funda la familia, entendida como comunidad de vida
humana, como comunidad de personas unidas en el amor».
La procreación inicia un dinamismo de amor y de
solidaridad entre las generaciones que constituye la base de la sociedad. Cada
cada niño « hace de sí mismo un don a los hermanos, hermanas, padres, a toda la
familia. Su vida se
convierte en don para los mismos donantes de la vida, los cuales no dejarán de sentir la
presencia del hijo, su participación en la vida de ellos, su aportación a su
bien común y al de la comunidad familiar.
La familia fundada es verdaderamente el santuario
de la vida, donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida
de manera adecuada contra los múltiples ataques a los que está expuesta, y
puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano.
La
función de la familia es determinante e insustituible en la promoción y
construcción de la cultura de la vida, contra
la difusión de una “anticivilización” destructora –la cultura de la muerte-,
como demuestran hoy tantas tendencias y situaciones de hecho.
Las familias cristianas tienen, en virtud del
sacramento recibido, la peculiar misión de ser testigos y anunciadoras del
Evangelio de la vida, con su propia vida y trabajando para que las leyes e
instituciones del Estado no violen de ningún modo el derecho a la vida, desde
la concepción hasta la muerte natural, sino que la defiendan y promuevan.