Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: En el
calendario de la Forma Extraordinaria, se hace hoy memoria de san Ireneo,
obispo, que, como atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san
Policarpo de Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos
apostólicos. Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino
y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Debatió
en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y, en defensa
de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la herejía. († c.202) Con
algunas de sus enseñanzas meditamos el rosario de hoy.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La
Resurrección del Señor.
“La
amistad divina es causa de inmortalidad para todos los que entran en ella.”
2.- La
Ascensión del Señor
“El
servir a Dios nada le añade a Dios, ni tiene Dios necesidad alguna de nuestra
sumisión; es él, por el contrario, quien da la vida, la incorrupción y la
gloria eterna a los que lo siguen y sirven, beneficiándolos por el hecho de
seguirlo y servirlo, sin recibir de ellos beneficio alguno, ya que es en sí
mismo rico, perfecto, sin que nada le falte. La razón, pues, por la que Dios
desea que los hombres lo sirvan es su bondad y misericordia, por las que quiere
beneficiar a los que perseveran en su servicio, pues, si Dios no necesita de
nadie, el hombre, en cambio, necesita de la comunión con Dios."
3.- La Venida
del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“El
Señor dio este Espíritu a su Iglesia, enviando el Paráclito a todos los
confines de la tierra desde el Cielo, de donde el diablo, dice el Señor, ha
sido arrojado como un rayo (cfr. Lc 10, 18). Por todas estas razones, este
rocío de Dios nos es necesario: para que no nos quememos ni quedemos estériles,
de suerte que allí donde tengamos un acusador, esté también un Paráclito que
nos defienda.”
4.- La
Asunción de María Santísima a los Cielos
“El
hombre es un ser viviente, compuesto de alma y cuerpo. Así, es necesario y
conveniente que exista en virtud de tales dos elementos. Puesto que del uno y
del otro, de los dos, emanan las caídas, la pureza del cuerpo está en
abstenerse y rehuir toda cosa inverecunda y de toda acción injusta; la pureza
del alma estriba en conservar intacta la fe en Dios, sin agregar ni quitar nada
de ella. Porque la piedad se empaña y pierde su candor cuando se contamina con
la impureza del cuerpo; se rompe, se mancha y se desintegra cuando el error
entra en el alma. Mantendrá su belleza y su justa proporción cuando la verdad
habite constantemente en el alma y la santidad en el cuerpo. Pero ¿para qué
sirve conocer la verdad de palabra si se profana el cuerpo y se realizan
acciones degradantes? ¿De qué sirve la santidad del cuerpo si la verdad no
anida en el alma? Ambos, pues, se alegran de estar juntos. Están aliados y
luchan mano a mano para llevar al hombre a la presencia de Dios.”
5.- La
coronación de la Virgen como Reina y Señora de todo lo creado.
“La
gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en
la visión de Dios. En efecto, si la revelación de Dios a través de la creación
es causa de vida para todos los seres que viven en la tierra, mucho más lo será
la manifestación del Padre por medio del Verbo para los que ven a Dios.”