EL SER HUMANO HA SIDO CREADO PARA AMAR Y
NO PUEDE VIVIR SIN AMOR
Reflexión diaria del Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia (n. 223-224)
El ser humano ha sido creado para amar y no puede
vivir sin amor. El amor, cuando se manifiesta en el don total de dos personas en
su complementariedad, no puede limitarse a emociones o sentimientos, y mucho
menos a la mera expresión sexual. Una sociedad que tiende a relativizar y a
banalizar cada vez más la experiencia del amor y de la sexualidad, exalta los
aspectos efímeros de la vida y oscurece los valores fundamentales. Se hace más
urgente que nunca anunciar y testimoniar que la verdad del
amor y de la sexualidad conyugal se encuentra allí donde se realiza la entrega
plena y total de las personas con las características de la unidad y de la fidelidad.
Esta
verdad, fuente de alegría, esperanza y vida, resulta impenetrable e
inalcanzable mientras se permanezca encerrados en el relativismo y en el
escepticismo, en el egoísmo y el sensualismo. La identidad sexual es
indiscutible, se nace con ella y se define en su corporeidad.
Mucho daño está haciendo las teorías de identidad de
género difundidas desde los libros de texto de los niños hasta los medios de
comunicación, ante lo cual es necesario RECORDAR
QUE corresponde a cada uno, hombre y mujer,
reconocer y aceptar su identidad sexual, que le ha sido dada y no puede ser cuestión de opciones.
La diferencia y la complementariedad físicas, morales y
espirituales entre el varón y la mujer están orientadas a los bienes del
matrimonio y al desarrollo de la vida familiar. En la medida que se viva esta
complementariedad depende la armonía y el bien de las familias y de la misma
sociedad.