Capítulo 24.1.
JUICIO Y CASTIGOS DE LOS PECADORES
CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL
Libro primero De la imitación de Cristo
ORACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y hagamos un acto de fe, esperanza y caridad:
ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD
Creo en Dios Padre; Creo en Dios Hijo; Creo en Dios Espíritu Santo; Creo en la Santísima Trinidad; Creo en mi Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.
Espero en Dios Padre; Espero en Dios Hijo; Espero en Dios Espíritu Santo; Espero en la Santísima Trinidad; Espero en mi Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.
Amo a Dios Padre; Amo a Dios Hijo; Amo a Dios Espíritu Santo; Amo a la Santísima Trinidad; Amo a mi Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Amo a María santísima, madre de Dios y madre nuestra y amo a mi prójimo como a mí mismo.
Amo a San José, a los ángeles y a mis hermanos los santos, particularmente a mis santos patrones y protectores. Amo a los que me aman, mis familiares y amigos, amo a los que me odian y a los que les soy molesto o indiferente. Amo a los que he hecho mal o he inducido a pecar. Pido para ellos y para mí, las gracias necesarias para la salvación. Amén.
Capítulo 24
JUICIO Y CASTIGOS DE LOS PECADORES
Primera parte
1. Dirige tu mirada al fin en todas las cosas y de qué manera comparecerás ante el juez justísimo para quien nada está oculto ni se deja aplacar con sobornos, ni acepta excusas sino que, como justo juez, juzgará. Tú, pecador miserable y tonto, ¿qué responderás a Dios que conoce todas tus maldades, tú que a veces tienes miedo del rostro airado de un simple hombre? ¿Por qué no te previenes para el día del juicio cuando ninguno podrá disculparse o alegar por otro sino que cada uno tendrá bastante con llevar su propio peso? Ahora es fructífera tu labor, tu llanto es aceptable, atendibles tus gemidos, tu dolor compensatorio y purificador.
2. Tiene un lugar grande y saludable de purificación la persona paciente que al recibir injurias sin motivo le apena más la malicia del otro que su propia ofensa, que ruega a Dios voluntariamente por quienes lo contrarían, de corazón perdona los agravios que no se demora en pedir perdón a otros, más fácilmente se compadece que monta en cólera, con frecuencia dirige su misma violencia hacia sí y se empeña en dominar bajo el yugo de su espíritu las tendencias deshonestas de su naturaleza. Mejor es ahora limpiarse de pecados y cortar las costumbres depravadas que reservar para el futuro su expiación. Verdaderamente nosotros mismos nos engañamos por el desarreglado afecto que tenemos a nuestros malos impulsos.
3. ¿Qué cosa distinta a tus pecados devorará ese fuego? Mientras más ampliamente te disculpas ahora a ti mismo y sigues tus inclinaciones deshonestas, con mayor intransigencia se te exigirá que pagues y más material reservas para que arda. En lo que peque la persona, en eso será más gravemente castigada. Allí los perezosos serán estimulados con punzones ardientes y atormentados los glotones con inmensa sed y hambre. Allí los lujuriosos y amantes deshonestos de placeres serán zambullidos en asfalto ardiente y pestífero azufre; los envidiosos aullarán de dolor como perros rabiosos.
4. No habrá maldad que no reciba su castigo específico. Allí todos los altaneros quedarán repletos de vergüenza y restringidos los avaros por miserable indigencia. Allí será más grave pasar una hora de sufrimiento que aquí cien años de penitencia amarguísima. Allí no hay ningún descanso, si el menor consuelo para los condenados. aquí sin embargo cesan los sufrimientos de vez en cuando y se puede gozar la satisfacción de la amistad. Ten ahora cuidado y arrepiéntete de tus faltas para que el día del juicio estés seguro con los santos. Porque entonces estarán los justos de pie y sin temor ante quienes los angustiaron y hundieron (Sb 5, 1).
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Concluyamos nuestra oración recitando las preces de las letanías del santo nombre de Jesús.
PRECES DE LAS LETANÍAS
DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS
Jesús, óyenos. Jesús, óyenos
Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos
Sednos propicio, perdónanos, Jesús
Sednos propicio, escúchanos, Jesús
De todo mal, líbranos, Jesús
De todo pecado, líbranos, Jesús
De tu ira, líbranos, Jesús
De las asechanzas del demonio, líbranos, Jesús
Del espíritu impuro, líbranos, Jesús
De la muerte eterna, líbranos, Jesús
Del menosprecio de tus inspiraciones, líbranos, Jesús
Por el misterio de tu santa encarnación, líbranos, Jesús
Por tu natividad, líbranos, Jesús
Por tu infancia, líbranos, Jesús
Por tu divinísima vida, líbranos, Jesús
Por tus trabajos, líbranos, Jesús
Por tu agonía y pasión, líbranos, Jesús
Por tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús
Por tus sufrimientos, líbranos, Jesús
Por tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús
Por tu resurrección, líbranos, Jesús
Por tu ascensión, líbranos, Jesús
Por tu institución de la santísima eucaristía, líbranos, Jesús
Por tus gozos, líbranos, Jesús
Por tu gloria, líbranos, Jesús
Oremos:
Señor nuestro Jesucristo, que dijiste: pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; te suplicamos nosotros que pedimos la ternura de tu divino amor, que, amándote de palabra, de obra y de todo corazón, nunca dejemos de bendecir tu santo nombre.
Haz, Señor, que reine siempre en nosotros un temor respetuoso y un amor ardiente a tu santo nombre; ya que tu providencia no abandona jamás a los que has establecido en la solidez de tu amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.