jueves, 31 de marzo de 2016

AMANDO LA VERDAD, LAVÓ CON SUS LÁGRIMAS LAS MANCHAS DE SUS PECADOS. San Gregorio Papa




Homilía de maitines

JUEVES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILIA DE SAN GREGORIO, PAPA
Homilía 25 sobre los Evangelios
María Magdalena, que en la ciudad había sido una mujer pecadora, amando la verdad, lavó con sus lágrimas las manchas de sus pecados, y se cumplió la voz de la Verdad, por la cual se dice: “Se le han perdonado muchos pecados porque amó mucho”. Y así, la que antes pecando había permanecido en su frialdad, después amando estuvo fuertemente abrasada. Luego que llegó al sepulcro, no encontrando allí el cuerpo del Señor, creyó que se lo habían llevado y lo participó a los discípulos, los cuales dirigiéndose allí, vieron y creyeron que era así como la mujer les dijo. Acerca de ellos se escribe inmediatamente después: “Volvieron los discípulos a su morada”, y después se añade: “Pero María estaba en pie fuera del sepulcro llorando”.
Acerca de lo cual debemos considerar cuán grande sería la actividad del amor que se encendió en el corazón de esta mujer, cuando al ausentarse los discípulos no se apartó del sepulcro del Señor. Buscaba al que no había encontrado; buscándolo, lloraba y encendida del fuego de su amor se abrasaba en deseos de ver al que ella creía se habían llevado. Y así sucedió, que entonces lo viese solo ella, la única que se quedó para buscarlo, porque la perseverancia es la virtud de las buenas obras. Así lo dice la Verdad: “El que perseverare hasta el fin se salvará”.
Llorando pues, María se inclinó y miró en el sepulcro. Ciertamente había visto ya vacío el sepulcro, ya había publicado que se habían llevado al Señor; ¿por qué pues vuelve a inclinarse, y a renovar el deseo de verle? Porque el que ama, no le basta haber mirado una sola vez, porque la fuerza del amor aumenta los deseos de buscar, Y, efectivamente, primero le busco, y no le encontró; perseveró en buscarle, y le encontró; sucedió que con la dilación crecieron sus deseos y creciendo consiguió encontrarle.

Transcripto por Dña. Ana María Galvez