martes, 29 de marzo de 2016

RESUCITAREMOS, PUES, CON NUESTRO CUERPO. San Ambrosio, obispo


Homilía de maitines

MARTES DE PASCUA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILIA DE SAN AMBROSIO, OBISPO
Libro 10 de los Comen. Sobre San Lucas, cap. 24, antes del fin
Cosa maravillosa es como una naturaleza corpórea pasó a través de un cuerpo impenetrable; como una carne visible entro de un modo invisible y siendo asequible al tacto, era difícil de comprender. Asustados los discípulos, juzgaron en definitiva ver un espíritu. Por eso el Señor para darnos una prueba de su resurrección les dijo: Tocadme y ved que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. No penetró, pues en el lugar cerrado e impenetrable por su naturaleza incorpórea, sino por su naturaleza tal como la había transformado la resurrección. Porque lo que se toca es cuerpo; cuerpo es lo que se palpa.
Resucitaremos, pues, con nuestro cuerpo. Porque se siembra el cuerpo animal, y resucitara como cuerpo espiritual: este, más sutil; aquel más grosero y material por sentir aun el peso de la enfermedad terrestre. Y ¿Cómo podría dejar de ser cuerpo, aquel que tenía las señales de las llagas y los vestigios de las cicatrices que el Señor les dio a tocar? Con o cual no solo corrobora la fe, sino que prefirió llevar al cielo las llagas que padeció por nosotros, y no quiso borrarlas, a fin de presentarlas a Dios Padre como precio de nuestra libertad. A tal Hijo coloca el Padre a su diestra abrazando en él el trofeo de nuestra salud; y coronando sus cicatrices, nos manifestó que allí mismo coronará a sus mártires.
Y toda vez que de esto tratamos, consideremos por que dice San Juan que los Apóstoles creyeron y se alegraron, y San Lucas, que fueron reprendidos como incrédulos; porque se dice allí que recibieron el Espíritu Santo, y aquí se les mando quedarse en la ciudad hasta que fuesen revestidos de la virtud de lo alto. Me parece que aquél, como apóstol, trato lo más grande y elevado; y éste las cosas más relacionadas con los hechos humanos; éste se valió de amplificaciones históricas, y aquél lo redujo a compendio; y como no se puede dudar de aquél que da testimonio de lo que él mismo presencio, y su testimonio es verdadero, ni tampoco de éste que mereció ser Evangelista, no se puede sospechar negligencia, ni engaño. Por eso creo que ambos dicen  verdad sin que se discrepe ni por la variedad de opiniones ni por la diversidad de personas. Porque si bien San Lucas primero dice que no creyeron; si consideramos sus primeras palabras, hay discrepancia; si las siguientes, es cierto que hay acuerdo.