Homilía
de maitines
MIÉRCOLES DE PASCUA
Forma Extraordinaria
del Rito Romano
HOMILIA DE SAN GREGORIO, PAPA
Homilía 24 sobre los Evangelios
Hermanos míos, la lección del
Santo Evangelio que acabáis de oír, ofrece a nuestro entendimiento una
cuestión. Más al llamarnos la atención indica la necesidad de distinguir
convenientemente. Se puede preguntar, ¿por qué Pedro, siendo pescador antes de
su conversión, después de convertido volvió a la pesca? Si la verdad dice:
“Todo aquel que pone su mano en el arado, y mira atrás, no es apto para el
reino de Dios”, ¿Por qué volvió a tomar lo que dejo? Más si se mira la razón de
esta discrepancia, luego se ve que el oficio que ejerció sin pecar antes de
convertirse, pudo después sin pecar, volver a tomarlo.
Pues sabemos que San Pedro fue
pescador, y que San Mateo fue cobrador de impuestos; y San Pedro después de su
conversión volvió a la pesca; pero San Mateo no volvió a encargarse de su
telonio. Porque una cosa es buscar la vida con el oficio de pescador, y otra
amontonar dinero con los lucros de los impuestos. Pues hay muchos negocios que
rara vez o nunca se pueden ejercer sin pecar. Es necesario, pues, que después
de la conversión la voluntad huya del peligro de pecar.
Se puede preguntar también,
por qué trabajando los discípulos en el mar, se quedó en Señor en la orilla,
después de su resurrección, siendo así que antes de su resurrección había
caminado sobre las olas del mar a la vista de sus discípulos. Más si se piensa
en la significación del hecho, se ve al instante la razón. Porque ¿qué otra
cosa significa el mar, sino el presente siglo, en que las vicisitudes y
agitaciones de la vida corruptible semejan a las olas del mar que sin cesar
chocan y se estrella unas con otras? Y, ¿qué se representa por la solidez de la
orilla, sino la duración del eterno descanso? Por esto, como los discípulos
estaban aún entre las olas de esta vida mortal, trabajaban en el mar. Y cono
nuestro Redentor no tenía ya carne corruptible, se quedó en la orilla después
de su resurrección.