lunes, 21 de marzo de 2016

SANTO ROSARIO PARA EL TIEMPO DE PASIÓN


SANTO ROSARIO
PARA EL TIEMPO DE PASIÓN
MEDITADO CON LA CARTA A LOS HEBREOS

MISTERIOS GOZOSOS
Monición inicial: 
Cercano ya el Sagrado Triduo Pascual, la Iglesia nos invita a recoger nuestros sentidos e introducirnos en los momentos culminantes de nuestra redención, uniéndonos íntimamente a nuestro Señor Jesucristo y a su Madre y madre nuestra, la Virgen Dolorosa.
Al contemplar los misterios gozosos, contemplamos como el Verbo de Dios tomó nuestra condición humana para sufrir por nosotros y pagar así el precio de nuestro rescate.
Señor mío Jesucristo... 

1.- La Anunciación a la Virgen y la Encarnación del Hijo de Dios
 “Cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.” Hb 10, 5-7
2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
“Teniendo, pues, hermanos, plena seguridad para entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne, y con un Sumo Sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con sincero corazón, en plenitud de fe, purificados los corazones de conciencia mala y lavados los cuerpos con agua pura.” Hb 10, 19-22
3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén
“Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó Cristo de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser misericordioso y Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios, en orden a expiar los pecados del pueblo.” Hb 2, 14-15. 17
4.-La purificación de la Virgen y presentación del Niño Jesús
“No tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna.” Hb 4, 14
5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos —Jesús, el Hijo de Dios— mantengamos firmes la fe que profesamos.” Hb 2, 14