NOVENA A SAN JOSÉ
CON SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
INVOCACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Eterno Padre, por el amor que tienes a san José escogido por ti entre todos para representarte en la tierra, ten piedad de nosotros. Gloria Patri.
Eterno Hijo, por el amor que tienes a san José, tu fiel custodio en la tierra, ten piedad de nosotros. Gloria Patri.
Eterno Espíritu Santo, por el amor que tienes a san José, custodio de la Virgen María, tu dilectísima esposa, ten piedad de nosotros. Gloria Patri
OCTAVO DÍA. Si los dos discípulos que iban a la villa de Emaús se sintieron inflamados de amor divino en los pocos momentos que acompañaron al Salvador y oyeron sus palabras, ¿qué deberemos pensar de las llamas de santa caridad que se encenderían en el corazón de José conversando por espacio de cerca de treinta años con Jesucristo, acariciándole y recibiendo las caricias de aquel amado Niño?
¡Oh afotunadísimo San José, que por tantos años tuvisteis la envidiable suerte de beber en la fuente de la divina caridad! Alcanzadme amor fervoroso y perseverante hacia Jesús, que me haga despreciar todo otro amor y me separe totalmente de las criaturas, para unirme estrechamente al Sumo Bien. Pídase la gracia que se desea alcanzar en esta novena.
Jaculatoria.— Glorioso San José, haced que yo ame a mi Señor Jesús.
Padrenuestro, avemaría y gloria
PARA FINALIZAR CADA DÍA, SE RECITA LA SIGUIENTE ORACIÓN.
Acordaos, purísimo Esposo de la Santísima Virgen María, dulce protector mío San José, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección y reclamando vuestro auxilio, haya quedado sin consuelo. Con esta confianza vengo a vuestra presencia y me encomiendo fervorosamente a Vos. No despreciéis mi súplica, ¡Oh Padre adoptivo del Redentor!, antes bien, acogedla benignamente. Amén.