martes, 15 de marzo de 2016

COMO DIOS QUE NOS HIZO; COMO HOMBRE QUE NOS BUSCÓ; DIOS SIEMPRE CON EL PADRE, HOMBRE CON NOSOTROS EN EL TIEMPO. San Agustín


Homilía de maitines

MARTES DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILIA DE SAN AGUSTIN, OBISPO
Tratado 28 sobre San Juan.
En este capítulo del Evangelio, hermanos, nuestro Señor Jesucristo se manifiesta particularmente a nuestra fe bajo el aspecto de su humildad. Con sus palabras y obras, siempre se propuso que se le tuviese como Dios y Hombre. Como Dios que nos hizo; como hombre que nos buscó; Dios siempre con el Padre, hombre con nosotros en el tiempo. No hubiera buscado al hombre que había hecho, de no haberse convertido él mismo en este hombre que había hecho. Pero tened presente, y que no se borre jamás este pensamiento de vuestro espíritu: que de tal manera Cristo se hizo hombre, que no dejo de ser Dios, el que hizo al hombre, se hizo hombre.
Cuando se ocultó como hombre, no hemos de pensar que perdiese el poder, sino que dio un ejemplo a nuestra debilidad. Pues, ciertamente, fue detenido cuando quiso; cuando quiso recibió la muerte. Mas porque había de tener algunos de sus miembros, esto es los fieles, que no poseerían aquel poder que tenía nuestro Dios, al ocultarse, al esconderse como para evitar que le diesen muerte, manifestaba lo que habían de hacer aquellos miembros suyos, en los cuales está verdaderamente él mismo.
A la verdad que sería un error si dijésemos que Cristo estaba en la cabeza, y no en el cuerpo; sino que debemos confesar que Cristo esta todo en la cabeza, y también en el cuerpo. Lo que se atribuye a los miembros, es preciso, pues, atribuírselo también a Él; mas no todo lo que a Él conviene, conviene a sus miembros. Pues si Él no se identificara con sus miembros, no hubiera dicha a Saulo: ¿Por qué me persigues? Ya que Saulo no le perseguía a él mismo, sino a sus miembros, que estaban en la tierra. Con todo, no quiso decir a mis santos, a mis siervos, ni tampoco lo que es más honroso, a mis hermanos; sino a mí, esto es, a mis miembros de los cuales soy cabeza.

Transcripto por gentileza de Dña. Ana María Galvez