lunes, 7 de marzo de 2016

VERDAD: SIEMPRE ANTIGUA, SIEMPRE NUEVA Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (nn. 83-86)


VERDAD: SIEMPRE ANTIGUA, SIEMPRE NUEVA
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (nn. 83-86)
La enseñanza social de la Iglesia va dirigida en primer lugar a los creyentes buscando interpelar la conciencia con las verdades que brotan de la revelación para que asuman según su vocación y estado de vida los deberes de la justicia y de la caridad. Particularmente, la enseñanza social debe ser acogida y asumida por el pueblo de Dios –los laicos- que desarrollan su vida en el mundo y participan de su funcionamiento y organización de una forma más activa. Inmersos en las realidades temporales, los laicos han de ser sal y luz en las diferentes esferas de la sociedad viviendo y trabajando para aplicar la ley del evangelio que es ley de justicia y amor.
Pero la enseñanza moral de la Iglesia tiene una vocación universal pues se dirige a todos los hombre y mujeres que quieran aceptarla ofreciéndole el mejor de los modos de realizar su felicidad y su mismo ser.
El desafío por parte de la Iglesia es saber hacer atractivo y presentar la bondad, la belleza y la altura de su enseñanza, en un mundo donde los se han invertidos los valores.

En una sociedad del progreso y del cambio constante, la doctrina social de la Iglesia tiene una enseñanza perenne que brota de la misma Verdad de la Revelación y que no cambia: el hombre en su ser es el mismo hoy que hace 1000 años… y es a este hombre al que la Iglesia tiene que llevar a Dios. Por otro lado, la Iglesia debe responder con su enseñanza a los problemas y desafíos que caracterizan cada época histórica dando respuestas a los problemas de hoy. Este dar respuesta es la acción misericordiosa de la Madre Iglesia que como Cristo, Buen Pastor, busca al hombre herido, dañado, en peligro para llevarlo hacia las fuentes de agua viva.