miércoles, 24 de junio de 2015

MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON SANTA TERESA 24 de junio


MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CON SANTA TERESA
24 de junio

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
En el V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, contemplemos el Corazón de Cristo, su amor constante hacia nosotros, y ofrezcámosle nuestro corazón con vivos deseos de hacer su voluntad. Con las mismas palabras de la Santa decimos:
Vuestra soy, para Vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida:  dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad,  dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida, que a todo digo que sí: ¿qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón,  yo le pongo en vuestra palma,
mi cuerpo, mi vida y alma,  mis entrañas y afición;
dulce Esposo y redención,  pues por vuestra me ofrecí. Amén.

MEDITACIÓN
PARA VOS NACÍ, ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?
El Señor nos manda: Dar buen consejo al que lo necesita.
La vida presenta habitualmente situaciones difíciles de resolver. Nos vemos muchas veces incapaces o indecisos de tomar una decisión o de saber de qué forma actuar. Todos tenemos experiencia de haber sido ayudados en esos momentos por un consejo del confesor, del director espiritual, de un amigo…
“Dar buen consejo al que lo necesita” implica varios aspectos que debemos tener en cuenta:
Primero. Nadie es autosuficiente. Todos necesitamos la ayuda y el consejo de los demás. Creer que somos capaces de todo y que todo lo sabemos es una arrogancia pecaminosa que nos llevará muchas veces al fracaso. Hemos de tener la humildad de saber acudir al hermano, de abrirle nuestro corazón, de pedirle ayuda. Hemos de tener la humildad también de saber aceptar las opiniones que discrepan con la nuestra.
Segundo. Así como nos gusta ser ayudados y recibir un buen consejo, hemos de tener la capacidad de ayudar a los demás, de escucharlos y de involucrarnos en sus problemas, venciendo la tentación de la comodidad y el egoísmo.
Tercero. No hemos de olvidar que el mejor consejero es el Espíritu Santo. En la medida que le dejemos actuar en nosotros, él orientará nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios.
Pidamos que el Espíritu Santo nos conceda el don de consejo para hacer siempre la voluntad de Dios.
Hagamos un acto de reparación por aquellos pecados de egoísmo e indiferencia hacia el prójimo necesitado de consejo o de una palabra de ánimo.
LETANÍAS FINALES AL CORAZÓN DE JESÚS