ES NECESARIO PRACTICAR LAS VIRTUDES PARA SER CASA DE DIOS.
Santa Teresa de los Andes.
Para ser mansión de Dios es necesario
cumplir su doctrina, practicar las virtudes. La 1ª virtud -creo- ha de ser la
pureza. Has de tratar de purificarte lo más pronto posible de tus faltas,
pedirle inmediatamente perdón a N. Señor. Además, tratar constantemente de
desarraigar nuestros defectos dominantes por los actos contrarios a esos
defectos. Aunque es imposible que nos veamos libres de ellos inmediatamente,
Dios ve nuestros deseos y se contenta con que queramos purificarnos de ellos.
Una vez formulado este deseo, hermanita querida, decirle a N. Señor que venga a
morar en nuestra alma, que, aunque es muy pobre y todavía no está muy pura,
haremos lo posible por tenerla siempre lo más agradable a sus ojos. Dile en
seguida que se la das, que quieres ella sea su refugio, su asilo contra sus
enemigos. Que viva allí contigo; que, aunque muchas veces lo ofenderás, nunca
será con la voluntad sino por flaqueza. Que tú lo amas y que deseas vivir en
íntima unión con El. Cuando tenemos un amigo en nuestra casa, no lo dejamos
solo, sino que, si estamos muy ocupadas, tratamos de irle a hablar de vez en
cuando. Así lo harás con Jesús. Antes de principiar cualquiera obra le dirás
que se la ofreces a El, sólo por amor, no con intención de que las criaturas te
vean, sino para servirle y porque le amas. Después lo adorarás, le dirás que lo
amas, que te perdone tus faltas y en seguida obrarás junto con El como si
estuvieras en Nazaret. Así vivirás con Dios y podrás hablarle sin que nadie lo
sepa. Al principio te costará recogerte, pero después será habitual en ti estar
con Dios. También procurarás ver tu nada y la grandeza de Dios, para que,
conociéndote y conociéndolo, te desprecies más tú y ames más a Dios.
Esta es la base de la humildad, la que se llama especulativa porque reside en nuestro entendimiento. De ella se deriva la práctica porque, humillándonos delante de Dios, al conocer nuestra bajeza, nos gusta que las criaturas nos desprecien y nos admiramos no lo hagan cuando somos tan malas para con Dios. Hay que ser muy humilde, porque sin la humildad todas las demás virtudes son hipocresía. Para adquirir la humildad:
Esta es la base de la humildad, la que se llama especulativa porque reside en nuestro entendimiento. De ella se deriva la práctica porque, humillándonos delante de Dios, al conocer nuestra bajeza, nos gusta que las criaturas nos desprecien y nos admiramos no lo hagan cuando somos tan malas para con Dios. Hay que ser muy humilde, porque sin la humildad todas las demás virtudes son hipocresía. Para adquirir la humildad:
1.Tenemos
que tratar de no hablar ni en pro ni en contra del yo, sino que despreciarlo.
2.Humillarnos
delante de las demás personas siempre que lo creyéremos conveniente, y para
esto hacer cosas que nos humillen, como sería obedecer a una sirviente, a un
hermano más chico.
3.Cuando
seamos humilladas darle gracias a Dios y decirse: "esto y mucho más
merezco por mis pecados", y seguir muy amable con la persona.
4.Tratar de
servir a aquellas personas que nos sean antipáticas o a aquellas que notemos
son poco cariñosas con nosotras, para así humillarnos.
También es necesaria la obediencia. Obedecer inmediatamente sin examinar si son inferiores o superiores, si tienen razón o no, sino como obedecía Jesús: porque era la voluntad de Dios. Po; último te recomendaré la caridad con el prójimo. El amor a nuestros semejantes es la medida del amor de Dios No ver la criatura? sólo a Dios en su alma, ya que en el bautismo nos hicieron templos de la Santísima Trinidad.
Mi querida hermanita, es verdad que no viviremos juntas; pero tú vivirás en Dios y yo también. Allí, en ese abismo del amor, viviremos unidas. Todo en Dios es indivisible; nosotras lo seremos también. Nos llama Dios por diferentes caminos, pero ¿qué importa si el término es El? Tú, mientras estamos aquí en la tierra, serás Marta; salvarás las almas inmolándote por ellas. Servirás a N. Señor en la persona de las alumnas o en las hijas de Maria o en las niñitas pobres. Mientras, yo, como Magdalena, permaneceré a los pies de N. Señor contemplándolo, amándolo. Mi vida será oración, sacrificio y amor, que reúne las dos cosas.