LAS ESTRUCTURAS DE PECADO
Reflexión diaria del
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 119)
Las consecuencias del pecado alimentan las
estructuras de pecado: situaciones sociales o instituciones de
forma más o menos estable contrarias a la ley divina, expresión y efecto de los
pecados personales. Estas tienen su raíz en el pecado personal y, por tanto,
están siempre relacionadas con actos concretos de las personas, que las originan,
las consolidan y las hacen difíciles de eliminar.
Es así como se fortalecen, se difunden, se
convierten en fuente de otros pecados y condicionan la conducta de los hombres. Se
trata de condicionamientos y obstáculos, que duran mucho más que las acciones
realizadas en el breve arco de la vida de un individuo y que interfieren
también en el proceso del desarrollo de los pueblos, cuyo retraso y lentitud
han de ser juzgados también bajo este aspecto.
Uno de los efectos de estas estructuras de
pecado es la “adormecimiento” de la conciencia de pecado. Ver el pecado y lo
que el genera como algo normal, aceptado por todos como fruto de tiempo histórico,
y el conformismo ante él: ¿Qué puedo hacer yo?
El compendio termina esta explicación
señalando la motivación de estas estructuras en nuestro mundo actual: « el
afán de ganancia exclusiva y la sed de poder con el propósito
de imponer a los demás la propia voluntad, y todo ello “a cualquier precio”.