“HOMO EST DEI CAPAX” - EL HOMBRE ES
CAPAZ DE DIOS
Reflexión
diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (nn. 108-110)
Continuamos la
reflexión diaria en torno a la doctrina social de la Iglesia queriendo
responder a la iniciativa del plan pastoral de la Archidiócesis de Toledo de
estudiar y profundizar en esta parte del mensaje evangélico en muchos casos
desconocida y olvidada.
El mensaje fundamental de la Sagrada
Escritura anuncia que la persona humana es criatura de Dios. El hombre no es
fruto del azar ni de la casualidad ni de una enfado de los “dioses” ¡¡¡¡ ni de
una evolución e inteligencia de la materia que se ordena a si misma!!!
El hombre es querido
y creado por Dios de forma explícita y voluntaria. “Hagamos al hombre”. Sin
duda alguna es lo más grande que se puede decir del ser humano. Ante ello, no
cabe más que el asombro, la admiración y la acción de gracias. Acción de
gracias que lleva a responder a la iniciativa divina con generosidad.
El elemento que caracteriza y distingue al
ser humano es ser creado a imagen y semejanza de Dios, de
ahí que, que tiene la dignidad de persona: Es capaz de conocerse, de poseerse y
de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por
la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de
amor que ningún otro ser puede dar en su lugar.
La semejanza con Dios revela que la
esencia y la existencia del hombre están constitutivamente relacionadas con Él
del modo más profundo. Es una relación que existe por sí
misma, y la existencia del hombre –aunque él no lo sepa o lo niegue- depende de
su creador.
LA PERSONA HUMANA ES UN SER PERSONAL
CREADO POR DIOS PARA LA RELACIÓN CON ÉL, QUE SÓLO EN ESTA RELACIÓN PUEDE VIVIR
Y EXPRESARSE, Y QUE TIENDE NATURALMENTE HACIA ÉL. Esta relación con Dios puede
ser ignorada, olvidada o removida, pero jamás puede ser eliminada. En la medida
que se separa de Dios y lo aparta de su vida, el hombre se deshumaniza. Es en
Dios en quien el hombre encuentra la más grande expresión de su dignidad.
Como consecuencia de que Dios nos haya
creado para vivir en amistad con él encontramos la dimensión relacional y
social de la naturaleza humana: el hombre a imagen de Dios Trinitario es
llamado también a formar comunidad de personas, a socializarse, a donarse a los
demás.
Creo que estas verdades han de ser insistentemente repetidas y
anunciadas: Hemos sido creados y queridos por Dios para vivir en amistad con él
y con los demás.