domingo, 7 de enero de 2024

SE QUEDÓ EL NIÑO JESÚS EN JERUSALÉN SIN QUE SUS PADRES LO ADVIRTIESEN. Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

Comentarios al Evangelio

de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino

 

Lc 2, 42-50 Teniendo el Niño ya doce años cumplidos, habiendo subido a Jerusalén, según solían de aquella solemnidad; acabados aquellos días así que se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalén sin que sus padres lo advirtiesen. Antes bien creyendo que venía con alguno de los de su comitiva, anduvieron la jornada entera buscándole entre los parientes y conocidos. Y como no le hallasen, se volvieron a Jerusalén en busca suya. Y al cabo de tres días de haberle perdido, le hallaron en el templo sentado en medio de los doctores, que ora los escuchaba, ora les preguntaba; y cuantos le oían, quedaban pasmados de su sabiduría y sus respuestas. Al verle, pues, sus padres, quedaron maravillados. Y le dijo su Madre: "Hijo ¿por qué te has portado así con nosotros? Mira cómo tu padre y yo, llenos de aflicción, hemos andado buscándote". Y El les respondió: "¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre?" Mas ellos no entendieron el sentido de su respuesta. (vv. 42-50)
 

San Cirilo

Como había dicho el evangelista que el niño crecía y se fortificaba, confirma estas palabras diciendo que Jesús subió a Jerusalén juntamente con la Santísima Virgen con estas palabras: "Y siendo el Niño ya de doce años cumplidos", etc.
 

Griego, o Geómetra

La manifestación de su sabiduría no pasó más allá de lo que permitía su edad, porque entramos por lo general a los doce años en el dominio de la razón, y a esa edad fue cuando se manifestó la sabiduría de Jesús.
 

San Ambrosio, in Lucam, 2

También puede decirse que a los doce años empezó la controversia del Señor y en verdad que este número de doce debía ser el de aquellos que habían de predicar la fe evangélica.
 

Basilio

También podemos decir que, como el número doce tiene cierta analogía con el siete -puesto que es producto de los factores tres y cuatro, que sumados hacen siete y multiplicados doce- expresa la universalidad y perfección de las cosas y de los tiempos. Por tanto la luz de Cristo, que había de llenar todo lugar y todo tiempo, empieza con razón por dicho número.
 

Beda

La ida del Señor con sus padres a Jerusalén todos los años por la Pascua, es una señal de humana humildad. Porque es deber del hombre acudir a ofrecer sacrificios al Señor y hacérsele propicio por medio de oraciones. Hizo, pues, el Señor entre los hombres, habiendo nacido hombre, lo mismo que Dios había mandado a los hombres por medio de sus ángeles. Por lo que dice: "Según solían en aquella solemnidad". Sigamos, pues, el camino de su vida humana, si nos deleita la idea de ver la gloria de su divinidad.
 

Griego, o Geómetra

Una vez celebrada la fiesta, cuando todos se volvían, Jesús se quedó sin que nadie lo notara, según estas palabras: "Acabados aquellos días, así que se volvían, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que sus padres lo advirtiesen". Dice, pues: "Acabados aquellos días", porque la solemnidad duraba siete días. Permanece oculto para que sus padres no le impidan disputar con los doctores de la ley. O tal vez para evitar que pareciese que menospreciaba a sus padres, si no obedecía sus mandatos. Se queda, en conclusión, sin que nadie lo note, para que no se lo estorben y para no ser desobediente.
 

Orígenes, in Lucam, 19

No debe llamar la atención que se designe con el nombre de padres a aquellos que merecieron, una el nombre de Madre por haberle dado a luz, y otro el de padre, como protector suyo que era.
 

Beda

Pero alguno preguntará, cómo el Hijo de Dios, objeto de tanto cuidado por parte de sus padres, pudo quedar olvidado. A lo que se debe responder que era costumbre entre los israelitas, en los tiempos de las fiestas, bien cuando acudían a Jerusalén, o ya cuando volvían a sus casas, el ir separados los hombres de las mujeres, que los niños podían ir indiferentemente con el padre o con la Madre. Por tanto que San José y la Santísima Virgen, no viendo al niño a su lado, creyeron cada uno por su parte que iría en compañía del otro. Por lo cual sigue: "Antes bien, creyendo que venía con alguno de los de su comitiva", etc.
 

Orígenes, in Lucam, 19

Así como cuando le ponían asechanzas los judíos, se salió de en medio de ellos y ya no apareció, así es de creer que el niño Jesús se quedó ahora, y que sus padres no supieron en dónde se había quedado, según lo que sigue: "Y como no le hallasen, se volvieron a Jerusalén en busca suya".
 

Glosa, ordin

El primer día se alejan de Jerusalén, el segundo lo buscan entre los parientes y los conocidos, y, no encontrándolo, en el tercer día volvieron a Jerusalén, y allí lo encontraron. Por lo cual prosigue: "Y al cabo de tres días de haberle perdido, le encontraron", etc.
 

Orígenes, in Lucam, 19

No lo encontraron inmediatamente después que lo buscaron, porque Jesús no está entre los parientes y deudos, según la carne; ni entre los que están unidos a El por los lazos del cuerpo; ni puede encontrarse mi Jesús entre la muchedumbre. El lugar en que lo encontraron los que buscaban no es un lugar cualquiera -fijémonos bien en ello- sino el templo. Busquémoslo también nosotros, por tanto, en el templo de Dios. Busquémoslo en la Iglesia, busquémoslo entre los doctores que se hallan en el templo, porque si así lo hacemos, lo encontraremos.
 

Orígenes, in Lucam, 19

No lo encuentran entre los parientes, porque el parentesco humano no podía contener al Hijo de Dios, ni entre los conocidos, porque está sobre el conocimiento y la ciencia humana: ¿en dónde lo encuentran, pues? En el templo. Si, pues, nosotros lo buscásemos también alguna vez, busquémoslo en el templo. Apresurémonos a ir allí, que allí sí encontraremos a Cristo, palabra y sabiduría. Esto es, al Hijo de Dios.
 

San Ambrosio

Después de tres días se le encuentra en el templo, para indicar que tres días después del triunfo de su pasión, y cuando se lo creía muerto, resucitaría y se mostraría a nuestra fe en trono celestial y en honor divino.
 

Glosa, ordin

O porque no encontraron a Cristo los patriarcas buscándolo antes de la ley, ni lo encontraron los profetas y los justos buscándolo bajo la ley, y lo han encontrado las naciones buscándolo bajo la gracia.
 

Orígenes, in Lucam, 19

Porque era Hijo de Dios, se encuentra en medio de los doctores instruyéndolos con su sabiduría. Porque era niño, se encuentra en medio de ellos, no enseñándoles, sino preguntándoles, por lo cual dice: "Sentado en medio de los doctores, que, ora los escuchaba, ora les preguntaba". Por su misericordia nos enseña de este modo que corresponde a los niños (aun cuando sean sabios e instruidos) más bien oír a sus maestros que desear enseñarles y jactarse con vana ostentación. Preguntaba, no para aprender, sino para ilustrar preguntando; que el preguntar y responder con sabiduría nacen de una sola fuente de doctrina. De donde, prosigue: "y cuantos le oían quedaban pasmados de su sabiduría", etc.
 

Beda

Para manifestar que era hombre, oía humildemente a maestros que al fin eran hombres. Para probar que era Dios, les respondía de una manera sublime cuando le preguntaban.
 

Griego, o Geómetra

Pregunta de una manera razonable, oye de una manera prudente, y responde de una manera todavía más prudente, lo cual llenaba de estupor a los que lo oían. Por lo cual, sigue: "Al verle, pues, sus padres, quedaron maravillados".
 

San Juan Crisóstomo, super Ioannem, hom. 20

El Señor no hizo ningún milagro durante su niñez. Solamente hizo esto, como refiere San Lucas, en el cual se mostró admirable.
 

Beda

Manifestaba, pues, su lengua una sabiduría divina, pero su edad manifestaba la debilidad humana, por lo que los judíos, turbados y admirados, dudan entre la sublimidad de lo que oyen y la humildad de lo que ven. Nosotros, sin embargo, no debemos admirarnos de ningún modo, porque sabemos por el profeta ( Is 9,5) que, aun cuando ha nacido niño para nosotros, siempre es el Dios fuerte.
 

Griego, o Geómetra

Admiremos a la Madre de Dios, afectada en sus maternales entrañas, que manifiesta como con lamentos sus dolorosas pesquisas, y expresa lo que siente con la confianza, la humildad y la ternura de una madre. Por lo cual sigue: "Y le dijo su Madre: Hijo, ¿por qué te has portado así?", etc.
 

Orígenes, in Lucam, 19

Sabía la Santísima Virgen que Jesús no era hijo de San José, y sin embargo llama padre del niño a su esposo, por la creencia de los judíos que suponían que Jesús había sido concebido como los demás hombres.
 

Origenes, in Lucam, 17

Se podría decir sencillamente, que el Espíritu Santo le honró con el nombre de padre, y que él educó al niño Jesús. O hablando de una manera más ingeniosa, que, habiendo dado la genealogía de José hasta David, no quiso se censurara como superflua.
 

Origenes, in Lucam, 19

Pero ¿por qué lo buscaban? ¿Creían que había perecido o que se había perdido? ¡Lejos de nosotros tal presunción! ¿Podían temer, acaso, que se perdiese un niño que sabían era Dios? Pero así como nosotros al leer la Sagrada Escritura buscamos con dolor el sentido de ella, no porque creemos que las Escrituras vayan fuera de camino, o porque contengan algún error, sino porque deseamos encontrar la verdad intrínseca de ellas, así también buscaban ellos a Jesús, temiendo los dejase para volverse al cielo, y bajar otra vez cuando quisiera. Conviene, pues, que el que busca a Jesús no pase de una manera negligente y perezosa, como lo buscan muchos y no lo encuentran, sino con trabajo y con dolor.
 

Glosa, ordin

También podía ser que temiesen que lo que Herodes había tratado de llevar a cabo en su infancia, ahora, encontrada la ocasión oportuna, lo ejecutasen otros matándolo en su edad infantil.
 

Griego, o Geómetra

Pero el mismo Señor responde a todo, y corrigiendo en cierto modo lo que se había dicho del que era reputado por su padre, manifiesta al que lo es verdaderamente, enseñando no a caminar por la tierra, sino a levantarse hasta el cielo, por lo que continúa: "Y El les respondió: ¿Cómo es que me buscabais?".
 

Beda

No los reprende porque lo buscan como hijo, sino que les hace levantar los ojos de su espíritu para que vean lo que debe a Aquel de quien es Hijo eterno. Por esto sigue: "No sabíais que yo debo emplearme", etc.
 

San Ambrosio

Hay en Jesucristo dos generaciones: una paterna, otra materna. La paterna es divina, y la materna es por la que bajó hasta nuestra vida y nuestras miserias.
 

San Cirilo

Dice esto, pues, para manifestar que El está por encima de la naturaleza humana, y dando a entender que la Santísima Virgen es un instrumento de la redención, dándolo a luz, pero que por naturaleza El es verdaderamente Dios e Hijo del excelso Padre. Avergüéncense, pues, aquí los sectarios de Valentino, de decir, después de haber oído que era el templo de Dios, que el Creador y el Dios de la ley y del templo no es el mismo Padre de Jesucristo.
 

San Epifanio, contra Haer., lib. 2, haer. 30

Observe Ebión que Jesucristo es admirable en sus discursos a los doce años de edad, y no a los treinta. Lo cual no quiere decir que después que vino el Espíritu Santo sobre El cuando fue bautizado, fue convertido en Cristo, esto es, ungido del Señor, sino que desde su infancia reconoció el templo y a su Padre.
 

Griego, o Geómetra

Esta es la primera manifestación de la sabiduría y de la virtud del niño Jesús, porque lo que llaman sus puerilidades, no lo dicen inocentemente como pueril, sino que lo consideramos diabólico y mal intencionado, puesto que pretenden falsear lo que se encuentra en el Evangelio y en las divinas Escrituras, a no ser que las tomemos en el sentido en que son creídas por muchos, y que no es contrario a nuestras creencias. Antes bien, está en un todo conforme con lo dicho por los profetas, porque era el más hermoso de los hijos de los hombres, obediente a su Madre, complaciente en sus costumbres, no menos venerable y agradable en su aspecto, fecundo en la palabra, dulce y próvido, de un valor notable como el que estaba lleno de la gracia divina. Y así como sucede en otro, su conversación y su locución, aunque sobrehumanas, tenían su límite y su razón, habiendo elegido para sí la mansedumbre el lugar principal. En todas estas cosas, nada ni nadie le dirigió, excepto la mano de su Madre. En esto podemos aprender cosas de gran utilidad. Respondiendo el Señor a María porque lo ha buscado entre sus parientes, nos sugiere el desprendimiento de la sangre, manifestando que el que se halla ocupado de las cosas corporales, no puede llegar al término de la perfección, de la cual se separa el hombre por el afecto de los parientes.

Prosigue: "Mas ellos no entendieron", etc.
 

Beda

Porque les hablaba por cierto de su divinidad.
 

Orígenes, in Lucam, 20

No sabían si diciéndoles "en las cosas de mi Padre", quería decirles "del templo", o de otra más elevada y edificante, porque cada uno de nosotros, si es bueno, es asiento de Dios Padre, y si alguno de nosotros es asiento de Dios Padre, tiene consigo a Jesús su Hijo.

               

51-52          En seguida se fue con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Y su Madre conservaba todas estas cosas en su corazón. Jesús entretanto crecía en sabiduría, en edad y en gracia, delante de Dios y de los hombres. (vv. 51-52)


Griego, o Geómetra

Todo el tiempo que pasó entre la primera manifestación de Jesucristo y el día de su bautismo, y que no fue señalado por milagros famosos y públicos ni por su doctrina, lo resume el evangelista en una sola palabra diciendo: "En seguida se fue con ellos", etc.


Orígenes, in Lucam, 20

Con frecuencia bajó Jesús con sus discípulos, pues no siempre estaba en el monte, porque los que estaban enfermos no podían subir a él. Del mismo modo, pues, baja ahora a otros que se hallan abajo.

Prosigue: "Y les estaba sujeto", etc.
 

Griego, o Geómetra

Alguna vez empezaba por instituir la ley con la palabra y después la comprobaba con las obras, como dice: "El buen pastor da su vida por sus ovejas" ( Jn 10,11), y en efecto, poco después (deseando nuestra salvación) nos dio su propia vida. Otras veces, por el contrario, daba primero el ejemplo y después explicaba la manera de vivir bien, como aquí, en que por sus obras nos enseña que hay tres cosas que deben aventajar a las demás: amar a Dios, honrar a sus padres y dar la preferencia a Dios aun sobre los mismos padres. Porque cuando fue reprendido por sus padres, considera como de poca importancia todas las cosas que no son de Dios, y luego obedece también a sus padres.
 

Beda

¿Qué había de hacer el maestro de la virtud, sino llenar este deber de piedad? ¿Qué había de hacer entre nosotros sino aquello mismo que deseaba hiciésemos nosotros?
 

Orígenes, in Lucam, 20

Aprendamos también nosotros mientras somos hijos a vivir sometidos a nuestros padres. Y si nuestros padres faltan, vivamos sometidos a aquellos que hacen la vez de padres por su edad. Jesús, a pesar de ser Hijo de Dios, vive sometido a José y a María. Yo, por ejemplo, debo vivir sometido al obispo a quien se me ha designado como padre. San José comprendía sin duda que Jesús era más grande que él, y por ello respetuoso, moderaba su autoridad. Tengamos, pues, presente que muchas veces es mayor que nosotros el que nos está sometido, y así el que está constituido en dignidad superior no se ensoberbecerá sabiendo que es más que él aquel que le está subordinado.
 

San Gregorio Niceno, in Cat. graec. Patr

Además, los jóvenes todavía no tienen el discernimiento bien desarrollado -o sea la inteligencia- y necesitan que los conduzcan a un estado más perfecto los que tienen más edad -o lo que es lo mismo, que los lleven como de la mano a lo mejor aquellos que son más perfectos-. Teniendo Jesús doce años obedece a sus padres para dar a conocer que todo el que se perfecciona por grados en la virtud, antes de llegar al término de su perfección debe abrazar para su utilidad la obediencia como medio de llegar al bien.
 

San Basilio, in lib. relig

Obedeciendo desde su primera edad a sus padres, se sometió Jesús humilde y respetuosamente a todo trabajo corporal, porque, aunque eran honestos y justos, con todo, como pobres y sufriendo escasez hasta en lo necesario -como lo demuestra el pesebre venerado donde nació el Señor-, es claro que se procuraban lo necesario para la vida con el continuo sudor de sus cuerpos. Y bien, Jesús, que obedecía a sus padres -como dice la Sagrada Escritura-, tomaba parte en sus trabajos con entera sumisión.
 

San Ambrosio

¿Y llamará la atención que obedezca a su padre el que vive sometido a la Madre? No es por debilidad por lo que se somete, sino por piedad. Aun cuando el hereje levante la cabeza y asegure que el que es enviado necesita del auxilio de otro. ¿Acaso necesitaba de auxilio humano porque obedecía a la autoridad de su Madre? ¿Se sometía a la sierva de Dios, se sometía a un padre que lo era sólo en la apariencia, y aun te causa admiración, que se sometiese a Dios? El obedecer al hombre es piedad, ¿y será debilidad el obedecer a Dios?
 

Beda

La Santísima Virgen ya sea porque no entendía estas cosas todavía, o porque las comprendiese, las guardaba en su corazón para examinarlas con más detenimiento. Por lo cual sigue: "Y su Madre conservaba todas estas cosas en su corazón".
 

Griego, o Geómetra

Consideraremos cómo María, mujer prudentísima, Madre de la verdadera Sabiduría, es discípula de este niño, oyéndole, no como a un niño o como a un hombre, sino como a Dios. Después meditaba sus divinas palabras y sus obras sin perder ni una sola de ellas, y así como concibió al Divino Verbo en sus entrañas, así ahora también recibiría todas sus acciones y todas sus palabras en su corazón, y en él -por decirlo así- las fomentaba. Unas veces contemplaba el presente en sí misma, otras veces esperaba que el porvenir lo revelaría todo con más claridad, haciendo de esto la regla y la ley de toda su vida.

Prosigue: "Jesús entretanto crecía en sabiduría", etc.
 

Teofilacto

No dice esto porque fuese haciéndose sabio progresivamente, sino porque poco a poco iba manifestando su sabiduría. Así lo hizo cuando discutía con los escribas, preguntándoles sobre la ley con admiración de todos los que lo oían. De este modo es cómo crecía en sabiduría, es decir, siendo conocido por muchos y llenándolos de admiración, así que la manifestación de su sabiduría es la que constituye su progreso. Por esto vemos que el evangelista, para explicar este asunto de sabiduría, añade luego "y en edad", porque el progreso y el crecimiento de la edad, es lo que llama el crecimiento de la sabiduría.
 

Teofilacto

Pero dicen los herejes eunomianos: ¿Cómo puede ser igual al Padre en sustancia aquél de quien se dice que crece como imperfecto? No se dice, pues, que crecía en cuanto era Verbo, sino en cuanto era hombre. Y verdaderamente, si creció después que fue hecho hombre el que antes había sido imperfecto, ¿qué razón hay para que le demos gracias por haberse encarnado por nosotros? ¿Cómo, si es la verdadera sabiduría, puede crecer? ¿Ni cómo puede tampoco crecer en gracia Aquel que la da superabundante a los demás? Además, si ninguno se escandaliza cuando oye que el divino Verbo se ha humillado (sintiendo flaquezas indignas de Dios), sino que más bien se admira de su misericordia, ¿no será extraño el que se escandalice cuando oye decir que crece? Así como se ha humillado por nosotros, así también crece por nosotros, para que nosotros a la vez crezcamos en El, puesto que hemos caído por el pecado. Porque todo lo que se refiere a nosotros, el mismo Jesucristo lo ha tomado sobre sí con el fin de hacerlo mejor.
 

San Cirilo

Y obsérvese que no dice que es el Verbo quien crece, sino Jesús, para que no entendamos que es el Verbo puro quien crece, sino el Verbo hecho carne.
 

Teofilacto

Y así como decimos que el Verbo encarnado es quien ha padecido, aunque sólo sea su carne quien ha padecido (porque en realidad la carne del Verbo es la que sufría), así se dice que crece, porque la humanidad era la que crecía en El.
 

San Gregorio Nacianceno

Se dice que crecía según la humanidad, no porque recibía algún aumento, siendo así que desde el principio fue perfecta, sino porque se manifestaba poco a poco.
 

Teofilacto

La ley natural repugna que tenga el hombre una inteligencia superior a su edad. Así el Verbo (hecho hombre) era perfecto, porque era la virtud y la sabiduría del Padre, pero como había de conformarse con nuestra naturaleza (a fin de que no se considerase extraño por los que lo veían), se manifestaba creciendo poco a poco como hombre en su cuerpo, y siendo considerado cada día como más sabio por los que lo veían y lo oían.
 

Griego

Crecía en edad, desarrollándose en el cuerpo hasta la virilidad, en sabiduría respecto de aquellos que eran instruidos por El en las cosas divinas, y en la gracia, por la cual seguimos adelante con alegría creyendo obtener al fin todo lo que nos ha prometido. Y esto, delante de Dios, quien perfeccionó la obra de su Padre, habiendo tomado nuestra carne mortal, y ante los hombres, por haberlos convertido del culto de los ídolos al conocimiento de la Santísima Trinidad.
 

Teofilacto

Dice, pues, ante Dios y ante los hombres, porque primero se debe agradar a Dios y después a los hombres.
 

San Gregorio Niceno, homiliae in Canticum, 3

La palabra aprovecha también de una manera diferente en las personas que la oyen, porque aparece, según es niño, adulto, o ya perfecto el hombre.