30 DE ENERO
TOMA SIMEÓN A CRISTO EN SUS BRAZOS
MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA
del P. Nicolás Avancini
ORACIONES PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos:
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
Pater noster, Ave María y Gloria.
30 DE ENERO
TOMA SIMEÓN A CRISTO EN SUS BRAZOS
1. Y vino en espíritu al templo[1]. Considera que el santo Simeón, movido del mismo Espíritu de quien había recibido la promesa, corrió al templo con espíritu fervoroso y sediento, a la misma hora en que introducían en él a Cristo. Si se hubiera detenido en lograr esta oportunidad, no hubiera visto al Cristo del Señor. ¡Cuánto importa lograr la oportunidad y la gracia que se te da! No te detengas cuando tienes la gracia; acaso ésta sea la última que no volverá jamás. Muévate a hacerlo esto mismo: que hasta aquí fuiste muchas veces desperdiciador de bien tan grande, de que justamente debes acordarte con dolor.
2. Y él le recibió en sus brazos[2]. Se le había prometido solamente el que vería a Cristo, pero ya le toma también en sus brazos. Más da Dios de lo que promete. Tú, por lo contrario, más prometes y propones, que cumples. No seas tan escaso con Aquel que es contigo tan liberal. En sus brazos le recibió. Por los que (como dice Hugo) se significan nuestras obras. A Dios se llega uno con deseos, es verdad; mas no se posee sino con obras. Yerras, pues, si contento con propósitos, no pasas de ellos a los hechos.
3. Y bendijo a Dios, y dijo: Ahora envía, Señor, a tu siervo, etc. Considera cuales fueron sus afectos, al tener en sus brazos al Señor, de fe, de esperanza, de amor, de agradecimiento, tanto por sí, como por todo el mundo, de resignación, y en particular de deseo de morir. Con lo que significa, que no le detenía el amor de criatura alguna, sino sola la esperanza de llegar a ver a JESÚS. ¡Alma dichosa, que en ningunas criaturas divide y emplea su amor, sino que en Dios lo recoge todo! Esto te pide el fin para el que fuiste criado. Desvía, pues, tu afecto de las criaturas. Tanto te llegas a Dios, cuanto te apartas de ellas.
ORACIONES PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS
Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.
¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.
Oración a San José
Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.