22 DE ENERO
APRENDE DEL INFANTE JESÚS CÓMO TE AMES SANTAMENTE
MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA
del P. Nicolás Avancini
ORACIONES PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos:
Oración para todos los días
Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
Pater noster, Ave María y Gloria.
22 DE ENERO
APRENDE DEL INFANTE JESÚS CÓMO TE AMES SANTAMENTE
1. Amarse uno a sí santamente, es querer para sí el bien, y no falso y aparente, sino el verdadero y sólido, que es el eterno. ¿Cuál bien quiso para sí JESÚS? No el sensual, sino el de la gloria de Dios. Ya entonces, en la infancia misma, tenía impreso aquello: Yo no busco mi gloria, sino la del que me envió. Coteja con este amor aquel con que hasta ahora te amaste. ¡Cuán desordenado! ¡cuán sensual es! Antes, por mejor decir, te aborreciste, pues te concediste aquello que sólo te aparta de Dios. Corrige, pues, de modo tu amor, que nada quieras para ti, sino por la gloria de Dios. De otra suerte te aborreces: te dañas a ti mismo.
2. Considera que el amor de Jesús para consigo fue un puro deseo de cumplir en sí la voluntad divina. Él, como hace siempre lo que a Dios agrada, aún en el pesebre lo hizo. Ningún bien mayor te puedes desear como el que aquella voluntad sea la regla de tu querer y obrar. Nunca errarás así: siempre agradarás a Dios. ¡Qué pocos la miran para seguirla! ¡Qué muchos son los que tienen sólo por guía lo sensual! Si tú eres de estos, duélete y enmiéndalo.
3. Considera que Cristo con este amor santo que se tuvo, acepó dolores, humillaciones, pobreza, desprecio; porque echaba de ver en esto el beneplácito de Dios y la salud del mundo. De que resultaba que, con este, su amor santo, enfrenaba los sentidos y les hacía violencia. Así te debes amar: combatir generosamente tus sentidos y pasiones: abraza las cosas humildes, ásperas y duras; porque ésta es ciertamente la voluntad de Dios. ¡Qué dichoso serías si hubieras hecho esto desde tu niñez! ¡Qué desgraciado serás si ahora no lo haces constantemente!
ORACIONES PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS
Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:
Oración a la Santísima Virgen
Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.
¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.
Oración a San José
Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.