DÍA 29
EL PURGATORIO, CÓMO DEBE EVITARSE EL EXAGERADO TEMOR DE ÉL
MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA
Y PERFECCIÓN DE LA VIDA
A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS
D. Felix Sardá y Salvany
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.
DIA 29
EL PURGATORIO, CÓMO DEBE EVITARSE EL EXAGERADO TEMOR DE ÉL
I
En muchas personas es como una cierta tentación la de un exagerado temor a las penas del Purgatorio. Al oírlas hablar de él, no parece, sino que lo miran como la más espantosa de las desgracias, que. pueden acaecer al alma, apartando de la imaginación como negra pesadilla la idea de que pueden ellos ir un día a parar allá, o e que allí estén detenidos sus amigos ya llegados. No es tan horrible según la fe, el concepto que hemos de formarnos del Purgatorio, que no venga dulcificado con lo que por otra parte nos enseña la misma fe. El Purgatorio, en primer lugar, no es sitio de odio, sino de amor. Las almas benditas aman a Dios y saben que de Él son amadas, y aman por lo mismo las penas y tormentos con que su divina justicia las aflige, como ama un pecador arrepentido las penitencias y austeridades a que le sujeta un severo director. El penitente fervoroso siente el dolor del cilicio y del azote y del ayuno con que macera su carne, pero por nada de este mundo quisiera privarse de este ayuno, azote y cilicio, que considera saludables y beneficiosos. Las cárceles del Purgatorio no son por otra parte antros de horror y de desesperación como las del infierno, pues las ilumina y esclarece el sol de la esperanza y la certidumbre, por todo extremo consoladora, que tienen las almas de su salvación. Dicen, por fin, los contemplativos, que los Ángeles de la guarda no dejan en el Purgatorio la custodia y tutela de las almas, que en vida les fueron confiadas, y que en su estado de prueba las visitan y consuelan y 1 alientan con la noticia de lo que se hace por ellas y de cómo se va abreviando el plazo de su expiación.
II
Vos, ¡Oh, Señor y Dios mío! no quisisteis después de resucitado vivir ya entre los vuestros como vivíais durante vuestra existencia mortal; pero, sin embargo, durante los cuarenta días que precedieron a vuestra Ascensión a los cielos, no dejasteis un momento de consolarlos con frecuentes apariciones. A vuestra Madre Santísima, a la Magdalena y demás piadosas mujer.es, a los apóstoles y singularmente a Pedro, a los discípulos de Emaús, y a otros muchos recreasteis con vuestra presencia y conversación, y disteis a adorar vuestras preciosas llagas y regalasteis con toda suerte de familiaridades y amorosas confidencias. Con eso les compensabais anticipadamente de las tristezas de vuestra próxima ausencia, y les adelantabais algo del premio que por sus trabajos tenían reservado en la eternidad feliz. No es de creer que neguéis algo de tales consuelos a las almas amigas vuestras, que tenéis penando en el Purgatorio, hasta que la satisfacción por sus culpas las haga enteramente dignas de poseeros y gozaros en el cielo. Aun castigando sois Padre, y mezcláis las dulzuras y halagos de tal con las indispensables y rectísimas severidades de Juez. Consolad con vuestras ilustraciones por medio de sus Ángeles de guarda a las almas de mis hermanos del Purgatorio, y a la mía cuando se halle en él, hasta que a todas nos reúna en el goce de vuestra soberana Esencia, sin sombra ni velos, la eternidad dichosa. Entretanto, Jesús Salvador mío, inspirad a los fieles cristianos puro amor a las benditas almas del Purgatorio y celo fervoroso para rogar por ellas y alcanzar para ellas los tesoros de vuestra misericordia. Apresurad, Jesús mío, la hora feliz de apareceros a ellas resplandeciente de gloria, para hacerlas partícipes de vuestra propia glorificación y bienandanza por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.
***
En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:
5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.
Requiescant in pace. Amen.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.