DÍA 10
EL PURGATORIO,
Y EL DESPRECIO DE LAS COSAS PEQUEÑAS
MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA
Y PERFECCIÓN DE LA VIDA
A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS
D. Felix Sardá y Salvany
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.
Meditación diaria
DIA 10
EL PURGATORIO,
Y EL DESPRECIO DE LAS COSAS PEQUEÑAS
I
Visto en las precedentes consideraciones lo que es el Purgatorio en orden a lo que hemos de creer de él, veamos en las de este segundo novenario para reforma de nuestra vida, las causas que a él pueden conducirnos, fruto práctico que en primer lugar hemos de sacar de nuestro ejercicio. Aunque al Purgatorio se va para satisfacer por el reato de pena temporal, del que vienen siendo responsables todas nuestras culpas aun después de perdonadas por la absolución sacramental, muy principalmente hemos de creer que allá llevan a muchas almas sus faltas veniales, ya por más frecuentes, ya por menos atendidas en la confesión. Discurramos, pues, por las más generales de estas faltas leves, que no impropiamente llamaba un autor espiritual «leña la más abundante del Purgatorio». Figura en primer lugar el abuso tan común que se llama «desprecio o poco caso de las cosas pequeñas». Esta frase tiene dos significados: primero el de no hacer cuenta de cosas en sí pequeñas pero malas, pata evitarlas y el de no apreciar como es debido cosas buenas, aunque pequeñas, para practicarlas. Lo primero, aunque no se trate, como no se trata, de pecados mortales, tiene su manera de gravedad, porque es lo que lleva a muchos cristianos a una vida tibia, erizada de imperfecciones, y por esta pendiente no pocas veces al estado de pecado mortal. Tener por nada un pecado leve, sólo porque no es grave, es acostumbrarse paulatinamente a no tener por mucho un pecado grave, que algunas veces puede por la costumbre no distinguirse bien del leve. Asimismo, no dar importancia a pequeños actos de virtud que inspira la gracia de Dios, a ligeras mortificaciones que pide la caridad fraterna, a frecuentes ocasiones de merecer que se ofrecen como de paso en el curso de la vida, es un cierto género de infidelidad que no puede menos de ser desagradable a Dios, y que por tanto es merecedor de las expiaciones del Purgatorio.
II
Aprendamos a evitarlo por nuestra fidelidad a la divina inspiración, ya tocante a lo bueno que podamos hacer a cada momento de nuestra vida, ya tocante a lo malo que a cada momento de ella podamos evitar. La cuenta de las cosas pequeñas, por ambos conceptos despreciadas, aunque nunca despreciables, será grande y prolija en la presencia de Dios, para muchos cristianos, que tal vez creen poder presentarla muy ligera y abreviada. Se nos juzgará no con el ojo humano que ve las cosas al por mayor y no repara en ciertas minuciosidades, sino según el de Dios, que escudriña con luz infinita los más ocultos se nos y repliegues del alma. ¡Señor y Jesús mío, que os dejasteis inquirir y examinar por aquel pagano juez Pilatos en su tribunal y pasasteis por la humillación de sus interrogatorios! ¿Qué responderé yo al que tendrá que sufrir mi alma ante vuestra soberana justicia, cuando me preguntéis sobre tanta infinidad de faltas cometidas y de gracias desaprovechadas, como constituyen la tela de mi vida miserable y pecadora? ¿Qué he de esperar cuando hilo a hilo vaya vuestra mano santísima destejiendo a mis ojos esta vasta urdimbre de pensamientos, deseos, imaginaciones, palabras, miradas, acciones en que no se ha atendido siempre a vuestro divino servicio y a lo que era vuestro deseo y voluntad, aunque ésta no me fuese manifestada por medio de un positivo precepto? ¿Qué he de temer, sino que me halléis en mil cosas culp1tble, lleno de infinitas deudas, alcanzado de cuentas, y en verdadera quiebra delante de Vos? Perdonadme, Jesús mío, y aplicadme desde ahora los infinitos merecimientos de vuestra Pasión, aplicándoselos asimismo a las almas de mis hermanos, por tales infidelidades cautivas en el lugar de la expiación. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.
***
En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:
5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.
Requiescant in pace. Amen.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.