DÍA 28
EL PURGATORIO,
CÓMO ES COSA DE NO DESPRECIARSE
MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA
Y PERFECCIÓN DE LA VIDA
A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS
D. Felix Sardá y Salvany
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.
DIA 28
EL PURGATORIO,
CÓMO ES COSA DE NO DESPRECIARSE
I
Suele por algunos darse poca importancia al dogma del Purgatorio y a sus terribles penas, como si se tratase de cosa baladí y por algún concepto despreciable. La frivolidad de muchas almas mira eso con la misma indiferencia con que mira al pecado venial. Y, no obstante, a éste basta ser pecado para que se le odie; a aquél basta ser pena del pecado para que se le tema. La justicia de Dios es siempre algo muy digno de todo respeto, y en el dogma del Purgatorio resplandece aún más que en el del infierno la tremenda justicia de Dios. Porque en el infierno castiga Dios el pecado en criaturas suyas, pero rebeldes a su soberana autoridad, y sus perpetuas enemigas y que han rehusado con Él toda reconciliación. En el Purgatorio castiga el pecado en almas que son sus amigas, que le son eternamente queridas como predestinadas a su gloria, y en las que, no obstante, ejerce su rigor en lo que tienen de culpables e imperfectas. Es caso parecido al que vemos de la justicia del Eterno Padre con su Verbo humanado, Jesucristo. No perdonó en su Unigénito la figura y representación del pecador, aun viéndole inocente; tanta era su infinita aversión al pecado. ¿Cómo, pues, no ha de inspirarnos santo respeto el dogma severísimo del Purgatorio? No hablemos, pues, de él con ligereza, nunca con menosprecio; siempre con saludable temor. El rey, que en sus hijos castiga las menores faltas con tenerlos largo tiempo apartados de su real presencia y trato, muestra con ello que es muy rey; muy amante de que no se tuerza ni aún con los suyos, la vara de la justicia Con ello además nos advierte cómo castigará en los vasallos las faltas más graves, cuándo así castiga en la familia propia las faltas más leves.
II
Será así el pensamiento del Purgatorio uno de los más poderosos acicates para la vida cristiana, y tal vez el mayor de los preservativos contra las faltas más comunes que impiden adelantemos en ella. La sola consideración del Purgatorio podría bastar para hacernos en el camino de la virtud diligentes y fervorosos. Y mucho más lo será para sacarnos del sopor de nuestras negligencias y tibiezas, y aún tal vez para resucitarnos a vida de gracia, si por nuestra desventura hubiésemos alguna vez caído en la muerte del pecado mortal. No lo permitáis, Señor y Jesús mío; no lo permitáis por los méritos de vuestra resurrección gloriosa y por la alegría que con ella disteis a vuestra dulcísima Madre y a tantos justos aquel día con Vos resucitados. Resucite yo también de mi tumba de pecado, si alguna vez yaciere muerto o aletargado en él, y sírvame para eso de despertador el recuerdo de las penas del Purgatorio, donde tan al vivo resplandecen 1os atributos de vuestra severidad y justicia, y como en aquellas tenebrosas cárceles, lo que más atormenta es la privación de vuestra soberana presencia y el anhelo congojoso con que por ella suspiran, derramad, Señor y Jesús mío, por mis súplicas sobre las almas encarceladas algunos rayos de la alegría de vuestra, Resurrección, con que un día regocijasteis al mundo y habéis de regocijar eternamente a vuestros escogidos en el cielo. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.
***
En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:
5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.
Requiescant in pace. Amen.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.