DÍA 22
EL PURGATORIO Y LA LIMOSNA
MES DE NOVIEMBRE PARA LA REFORMA
Y PERFECCIÓN DE LA VIDA
A LA LUZ DEL PURGATORIO Y POR MEDIO DE LA DEVOCIÓN A LAS BENDITAS ALMAS
D. Felix Sardá y Salvany
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Redentor y Salvador mío, que habéis de ser un día Juez inexorable de mi pobre alma: a vuestros pies se presenta la mía llena de confusión por sus muchos pecados y por la enorme deuda que por ellos tiene pendiente ante vuestro justísimo tribunal. Perdonádselo todo, oh, amantísimo Jesús, por los méritos de vuestra Sangre, que es de valor infinito, pues ya arrepentido y humillado os pido perdón y reconciliación. Concedédmelo por las lágrimas de vuestra dolorida Madre, que lo es de un modo particular de los pecadores como yo, y por lo mucho que amáis a vuestras esposas, las almas del Purgatorio, en cuya utilidad y sufragio me propongo practicar este piadoso ejercicio. Amén.
DÍA 22
EL PURGATORIO, Y LA LIMOSNA
I
¿Quién es capaz de ponderar debidamente el valor y mérito de ese otro medio de satisfacción por nuestras culpas, que tenemos en la santa obra de la limosna? Llenas están las páginas de textos y ejemplos, que acreditan su eficacia, y que por sabidos no hemos de trasladar aquí. La limosna es como una suerte de espiritual cohecho, con que sobornamos al supremo Juez, obligándole a darnos por dinero la sentencia absolutoria que deseamos. Lo que en la justicia humana fuera delito, es obra de misericordia ante la justicia divina. Dios se deja cohechar, se deja sobornar, se deja comprar por el dinero de la limosna hecha en su nombre. Las penas del Purgatorio se conmutan por ella y ven abreviados sus plazos y abiertos sus cerrojos y devueltos sus cautivos a la suspirada libertad. Seamos limosneros; hagamos mucha, muchísima caridad al pobre por las almas del Purgatorio, y ya por las nuestras antes de abandonar esta vida mortal. Hagámonos amigos y valedores ante Dios con esas. mismas riquezas y dineros que tan a menudo nos son ocasión de ruina. Demos al pobre en nombre de Dios, y dejaremos a Dios obligado como especial deudor en representación del pobre. ¿Qué puede temer ante el tribunal divino el que tiene por deudor suyo al propio Juez que le ha de fallar?
II
Rasga el hierro cruel de la lanza vuestro pecho adorable, Redentor y Salvador mío, porque por esa herida quiere darnos la última limosna de su amor vuestro bondadosísimo Corazón. Unas pocas gotas de sangre y agua que en él quedaban, esas no quisisteis dejar de regalarnos como último don de vuestra caridad. ¿Podría ser yo escaso con mis hermanos pobres, cuándo tan pródigo anduvo con nosotros sus enemigos la bondad de nuestro soberano Bienhechor? ¡Oh cómo reprende y confunde la humana avaricia esa largueza del buen Jesús, que se da a sí mismo, hasta la muerte, y más allá de la muerte! Quiero en eso como en todo ser vuestro fiel discípulo, divino Salvador mío, y ser abundante en mis limosnas, así corporales como espirituales, tanto como lo consientan mis medios y posición social. Haciendo limosna al pobre haré cuenta que la hago a tres: a Vos en la persona del pobre; al pobre en representación de Vos; y a las almas del Purgatorio, si en sufragio suyo aplico esta obra de satisfacción. No olvidaré que la limosna es un serio deber más que un simple consejo; y más que un consejo y un deber, es siempre un brillante negocio. Negocio de bendición para la vida presente y de reconciliación para la vida futura. No será perdido, Señor lo que dé yo al pobre, sino colocado a buen rédito, bajo vuestra firma, en el banco de la eternidad y en la caja de descuentos del Purgatorio. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Os ofrezco, piadosísimo Señor y Padre mío, los rezos y demás actos de este día en sufragio de las benditas almas del Purgatorio, suplicándoos por vuestra infinita bondad y por los dolores y lágrimas de vuestra Madre y mía María Santísima, el consuelo y alivio y final descanso de aquellas vuestras esposas por la gracia y hermanas mías por la fe y la caridad. De un modo particular os recomiendo las de mis padres, parientes, amigos y bienhechores, por quien tengo sin duda mayor obligación; las de cuantos por mi causa estén en aquellas acerbas penas; las de los que están más olvidados de todos y más necesitados de mi pobre sufragio. ¡Oh, Señor y Padre mío! Aceptad en descuento de sus deudas ante vuestra eterna justicia mis humildes satisfacciones, y muy particularmente cada uno de los actos de este Mes, y concededme ser, como mis hermanas las almas del Purgatorio, eficazmente ayudado, cuando en él se halle la mía. Amén.
***
En recuerdo de la Sagrada Pasión de nuestro Salvador y en sufragio de las benditas almas:
5 padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.
Requiescant in pace. Amen.
Fidelium animae per misericordiam Dei requiescant in pace. Amen.