MES DEL ROSARIO
Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:
Por la señal...
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén
Se lee y medita la reflexión de cada día.
Día 1
La Encarnación del Hijo de Dios
HUMILDAD
Dios Nuestro Señor, que en su infinita misericordia se había compadecido de sus criaturas, que criadas a su imagen y semejanza se habían apartado de Él, decretó, empleando la Omnipotencia, Sabiduría y Amor de su Trinidad Beatísima, el Misterio de la Encarnación de su Verbo.
Y habiendo formado una criatura, la única en quien se complacía, adornada de todas las virtudes y gracias, de todos los dones y carismas, la embelleció haciéndola pura en su Inmaculada Concepción.
A esta Inmaculada Criatura, la Virgen María, envió el Señor al Arcángel San Gabriel. para anunciarle el gran Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.
Estaba la Santa Virgen en su pobrecita casa de Nazareth arrodillada, en ferviente oración, y apareciéndosele el mensajero celestial la dice:
"Dios te Salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo y bendita eres entre todas las mujeres". Y le anunció el misterio. Después que la Purísima Virgen tuvo la certeza de que podía ser Virgen y Madre, dijo al Santo Arcángel con profundísima humildad aquellas hermosas palabras: "He aquí la esclava del Señor".
Meditemos si cabe mayor grandeza que la que le anuncia el ángel. Ser llena de gracia. Con estas gracias haber hallado gracia delante de Dios y ser la única bendita entre todas las criaturas para ser digna Madre de Dios. ¡De Dios, por quien todas las cosas han sido hechas y que es Rey de, reyes y Señor de los señores! ¡Qué dignidad tan grande la de la Madre Virgen!
Y Ella se considera tan pequeña que se llama lo menos que puede llamarse: "Esclava". ¡Qué humildad!
¡Qué preciosa debe ser esta virtud que la Santísima Virgen posee en tan alto grado!
¡Cuánto debemos estimar y pedir a la enaltecida y humilde Madre de Dios y Madre nuestra una virtud que le es tan querida!
¡Tenemos tantos motivos para ser humildes! Sin embargo, es la virtud que más nos cuesta practicar. Sabemos que por nuestras propias fuerzas no podemos ni tener un buen pensamiento, y nuestro orgullo hace que si algo hacemos meritorio nos lo atribuyamos.
Dios, Nuestro Señor nos concede muchas gracias y estas gracias, las más de las veces, no las empleamos como Dios quiere, y la menor contrariedad nos hace perder la humildad que nos proponemos conseguir. Pensemos detenidamente lo que somos, en la presencia de Dios, y encontraremos que no hay palabra que pueda expresar nuestra pequeñez y que si la Santísima Virgen después de saber por el ángel que el Señor estaba con Ella no se encontró más que digna de llamarse su esclava, ¿cómo nos llamaremos?, ¿cómo nos conceptuaremos, si tememos que por nuestros pecados no somos dignos de que el Señor esté con nosotros?
PRÁCTICA
Propongámonos desde este primer día del mes, en que queremos honrar a la Virgen con la devoción del Santísimo Rosario, imitar sus virtudes y reconociéndonos incapaces de ningún bien, pidamos humildemente a esta Señora llena de gracia nos alcance la del Señor para lo que nos proponemos.
PETICIÓN
Jaculatoria. Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Bendita sea tu pureza.