EJERCICIOS ESPIRITUALES. Día 11
Al comenzar cada día.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.
Antes de comenzar la meditación, siguiendo el consejo de san Ignacio, “pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas tus intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.”
Se guarda unos segundos de silencio.
Se lee el punto de cada día, son sentencias cortas, para meditar y pensar. No leas apresurado.
San Ignacio recomienda la repetición de la meditación: Es conveniente a lo largo del día, volver sobre lo meditado.
DÍA 11.- ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS.
Dios con nosotros.
Dios no necesita para nada de los hombres.
Pero Dios nos ama y ha venido a buscar nuestras almas.
En la tierra solo resonaban gritos de odio y guerra.
En los cielos trataba Dios de poner remedio a tanta maldad.
Y Dios se humilla hasta tomar nuestra misma naturaleza.
Envía Dios a su Ángel.
Encuentra éste a la Virgen orando.
Le dice que ha de ser la Madre de Dios. Ella acepta.
El Hijo de Dios se hizo Hombre y habitó entre nosotros.
¿A qué ha venido? A salvarnos.
¿Podría hacer más?
Y yo ¿Qué hago por un Dios que ha hecho tanto por mí?
***
Oh Dios, os humilláis hasta nosotros y yo me ensalzo.
Vos os mortificáis por mí y yo solo busco comodidades.
Venís a buscar mi alma; pues yo procuraré salvarla.
Para finalizar cada día.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.