EJERCICIOS ESPIRITUALES. Día 29
Al comenzar cada día.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.
Antes de comenzar la meditación, siguiendo el consejo de san Ignacio, “pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas tus intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.”
Se guarda unos segundos de silencio.
Se lee el punto de cada día, son sentencias cortas, para meditar y pensar. No leas apresurado.
San Ignacio recomienda la repetición de la meditación: Es conveniente a lo largo del día, volver sobre lo meditado.
DÍA 29.- LA PASIÓN DE JESÚS.
Meditemos atentamente.
¿Quién padece? El mismo Hijo de Dios, hecho Hombre.
¿Qué padece? Injurias, afrentas, escarnios en su honor.
Tormentos, bofetadas, azotes, espinas, clavos en el cuerpo.
¿Por qué padece? Porque quiere así salvar al hombre.
¿De quiénes padece? De parte de hombres malvados.
Es preso y maniatado como si fuese un criminal vulgar.
Es conducido a empellones y arrastrado por las calles.
Es llevado de tribunal en tribunal, vilmente calumniado.
Anás, Caifás, Pilatos, Herodes, se conjuran contra Él.
Todo lo ha padecido por ti. ¿Qué haces tú por Jesús?
***
Oh Jesús, ahora conozco bien cuanto habéis hecho por mí.
Y conozco también lo poco que se mortificarme por Vos.
Perdón, Señor, de mi ingratitud.
Propongo amaros más.
Para finalizar cada día.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.