EJERCICIOS ESPIRITUALES. Día 16
Al comenzar cada día.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.
Antes de comenzar la meditación, siguiendo el consejo de san Ignacio, “pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas tus intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.”
Se guarda unos segundos de silencio.
Se lee el punto de cada día, son sentencias cortas, para meditar y pensar. No leas apresurado.
San Ignacio recomienda la repetición de la meditación: Es conveniente a lo largo del día, volver sobre lo meditado.
DÍA 16.- VIDA OCULTA DE JESÚS
Vivía en aldea pequeña
Vivía retirado, completamente desconocido de todos.
Vivía dedicado a la oración, al trabajo, a la obediencia.
Consuelo para el humilde. Confusión para el soberbio.
Y era el mismo Dios, la infinita Sabiduría y Omnipotencia.
Sin embargo, Jesús obedecía. Aprendamos a obedecer.
¿Quién obedecía? El Señor, el Creador de todas las cosas
¿A quién obedecía? A criaturas infinitamente inferiores.
¿En qué obedecía? En las cosas del taller y de la casa.
¿Cómo obedecía? Con prontitud, alegría y constancia.
¿Por qué obedecía? Para enseñarnos a obedecer.
¿Por cuánto tiempo obedecía? Durante toda su vida.
***
Oh Jesús, enséñame a obedecer y cumplir vuestra Ley.
Vos no debíais obedecer, y sin embargo obedecíais.
Dadme verdadero espíritu de sujeción y obediencia.
Para finalizar cada día.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.