EJERCICIOS ESPIRITUALES. Día 23
Al comenzar cada día.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.
Antes de comenzar la meditación, siguiendo el consejo de san Ignacio, “pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas tus intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.”
Se guarda unos segundos de silencio.
Se lee el punto de cada día, son sentencias cortas, para meditar y pensar. No leas apresurado.
San Ignacio recomienda la repetición de la meditación: Es conveniente a lo largo del día, volver sobre lo meditado.
DÍA 23.- GRADOS DE HUMILDAD.
El fin de la humildad es obedecer y amar a Jesús.
El primer grado de humildad es evitar, a toda costa, el pecado mortal.
Considerar su gravedad y el infierno eterno que merece.
El segundo grado, más perfecto, evitar pecado venial deliberado.
Ofende a Dios, el cual aborrece y castiga terriblemente.
El tercer grado, seguir a Jesús pobre antes que desear ser rico.
Seguir a Jesús paciente antes de tener comodidades.
Seguir a Jesús humillado antes que andan entre honores.
El primero es del todo necesario para salvarse.
El segundo es obligatorio, pero no impide la salvación.
El tercero es el más sublime, más feliz y más meritorio.
***
Oh Jesús, quiero evitar el pecado por ser ofensa vuestra.
Jesús, quiero abrazarme con Vos, para reinar con Vos.
Jesús, siempre a vuestro lado en el gozo y en las penas.
Para finalizar cada día.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A Ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.