sábado, 18 de junio de 2016

MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (DÍA 18)



PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
¿Qué tenéis vosotros que temer, si este Sagrado Corazón os rodea con su poder, como con un muro inexpugnable a los asaltos del enemigo?

MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible; considera: 
1. Jesús ha dicho: "¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón?" El miedo es una experiencia constante en nuestra vida que hace muchas veces tambalear nuestra fe. Miedo ante lo desconocido, miedo ante la enfermedad y la muerte, miedo ante el futuro incierto, miedo a perder esto o aquello otro, miedo a tener que tomar decisiones... Dialoga con Jesús: ¿Cuáles son tus miedos? ¿Qué motivos tienes para temer? Los apóstoles también experimentaron el miedo: ante la muerte cruenta del Maestro, los discípulos están aterrorizados porque tienen miedo a terminar su vida como él y, por otro lado, se sienten decepcionados porque no esperaban ese final tan "desagraciado". En sus apariciones después de la resurrección, Jesús comunicará el Espíritu Santo que hará que pierdan el miedo otorgándoles la paz y la tranquilidad de que él sigue estando con ellos: Soy yo... Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo... La fe en Jesús no libra de nuestros miedos. Pero, ¿creo firmemente en él? ¿Tengo esa conciencia de que él me rodea con su poder?  Confiesa con el salmista: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? (Sal 26)
2. Jesús ha dicho: "Ánimo, soy yo; no temáis". Y, ¿quién eres tú, Jesús?
-Tú eres el Hijo eterno de Dios, hecho hombre, muerto por mí, vencedor sobre el pecado y la muerte pues has dado comienzo al reino de la misericordia y de la resurrección. Entonces, ¿por qué he de temer? 
-Tú eres el Hijo de Dios que glorificado a la diestra del Padre eres Señor y Dueño de todo,  a quién están sometidos los principados, potestades y dominaciones... Entonces, ¿por qué he de temer? 
-Tú eres el Hijo de Dios de corazón caritativo y atento, preocupado por los que sufren y lloran, cuyo amor predilecto derramas sobre aquellos que más lo necesitan. Entonces, ¿por qué he de temer? 
- Tu eres el Hijo de Dios siempre bueno, que quieres el bien de los que te aman. Entonces, ¿por qué he de temer? 

Da gracias al Señor por este momento de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto, realista y firme para vivir lo meditado.