PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
¡Oh Corazón divino!
A ti me adhiero y en ti me pierdo. Sólo de ti quiero vivir, por ti y para
ti".
MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de
Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo
perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible;
considera:
1. Jesús ha dicho: "Creed en
Dios, creed también en mí." Creer es un acto personal, en cuanto que
creemos en una persona. Los cristianos creemos en Jesucristo: no es una
ideología, no es un concepto, él es el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros
que murió y resucitó y ahora vive -VIVE- glorioso en el cielo. ¿Mi relación con
Jesús es así: una relación personal? ¿Mi oración es un verdadero diálogo con él
o es un simple monólogo dirigido hacia el vacío, hacia una idea...? ¿Esa
relación me lleva a adherirme al Corazón de Jesús, a tener sus mismos gustos,
sus mismos sentimientos, sus mismos intereses, su misma voluntad?
2. Jesús ha dicho: "El que
ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará
para vida eterna." La propia vida con todas sus implicaciones es lo que
más valoramos y esto lo manifiesta nuestro instinto de autodefensa y
conservación... Nadie en un estado normal desea perder su vida... pero Jesús no
enseña que es necesario perder la propia vida para ganar la vida eterna. Salvo
en el martirio, que pide la entrega de la propia vida, Jesús nos pide una
renuncia o pérdida de la propiedad y dominio de nuestra vida para entregársela
a él y que él sea quien la viva en nosotros. Éste es el camino para encontrar
la vida eterna. ¿En qué medida he renunciado a mi propia vida, a mis propios
planes, a mis propios gustos, a mi propia voluntad por entregársela a Jesús? En
concreto: ¿Me siento feliz por ello o al contrario amargado? Ojalá nuestra
oración sea: "Sólo de ti quiero vivir Jesús, por ti y para ti."
Da gracias al Señor por este
momento de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto,
realista y firme para vivir lo meditado.