Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: En el Calendario de la
Forma Extraordinaria se hace hoy memoria de la consagración episcopal de san
Basilio, llamado el Grande, Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia; el cual,
en tiempo del Emperador Valente, señalado en doctrina y sabiduría, y adornado
de todas las virtudes, resplandeció maravillosamente y defendió con
inexpugnable constancia la Iglesia, contra los Arrianos y Macedonianos. Con
algunas de sus enseñanzas meditamos el rosario de hoy.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración
de Jesús en el Huerto
“Las
oraciones, en fin, además de la lectura, hacen el ánimo más joven y más maduro,
ya que le mueven al deseo de poseer a Dios. Es bonita la oración que hace más
presente a Dios en el alma. Precisamente en esto consiste la presencia de Dios:
en tener a Dios dentro de sí mismo, reforzado por la memoria. De este modo nos
convertimos en templo de Dios: cuando la continuidad del recuerdo no se ve
interrumpida por preocupaciones terrenas, cuando la mente no es turbada por
sentimientos fugaces, cuando el que ama al Señor está desprendido de todo y se
refugia sólo en Dios, cuando rechaza todo lo que incita al mal y gasta su vida
en el cumplimiento de obras virtuosas.”
2. La
flagelación de Jesús atado a la columna.
“Cuando
les sucede algo doloroso, no se dejen llevar por la alteración sino deben estar
preparados para esta prueba. Luego, es importante aliviar la difícil situación
con la esperanza de las cosas futuras. Como aquellos que tienen la vista débil,
y se alejan de toda cosa resplandeciente, ellos no bajarán del cielo, sino que
fueron expulsados del mirar solamente a las cosas tristes, ni ocuparse de las
miserias, sino elevar los ojos con la meditación sobre los verdaderos bienes.
Siempre ten a Dios en la mente y así podrás siempre alegrarte.”
3. La
coronación de espinas
“Toda
la vida presente es vida de tribulaciones y luchas, en cambio la futura vida, de
coronas y premios. Escribe el gran Apóstol, entonces, cuando tenía que terminar
la vida terrenal y pasar a la otra: "Sólo me queda recibir la corona de la
salvación, que aquel día me dará el Señor, Juez justo, y no sólo a mí, sino
también a todos los que la esperan con amor su venida gloriosa" (2 Tm. 4, 8).
Después de la muerte pasará a la vida eterna; de la humillación de la gente, a
la gloria de Dios; de los dolores de este mundo, de los castigos, a la eterna
felicidad con los ángeles en el Cielo. Para aquellos que observan los
mandamientos, grande paga, premio inmenso, corona de justicia, corona de
felicidad, sin término, alegría inenarrable, continua permanencia con el Padre
y el Hijo y el Espíritu Santo, verdadero Dios; en la contemplación a Dios, cara
a cara; alegría con los ángeles, con los Padres, Patriarcas, Profetas,
Apóstoles, Mártires, Confesores y con aquellos que por siempre satisficieron a
Dios. Busquemos que nosotros podamos con ellos llegar allá, por gracia del
Señor nuestro, Jesucristo, con el cual están la gloria y la fuerza por los
siglos de los siglos. Amén.”
4. Nuestro
Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“Aunque
le parezca que ya trabajó por encima de sus fuerzas, nunca está seguro que
cumplió con todas las obligaciones.”
5. La
crucifixión y muerte del Señor
“Para
el perfeccionamiento de tal vida es, pues, necesario imitar a Cristo no sólo en
los ejemplos de benignidad, humildad y paciencia que nos mostró con su vida;
sino también en el de su propia muerte, como dijo Pablo, el imitador de Cristo:
asemejándome a su muerte, de modo que al cabo pueda arribar a la resurrección
de los muertos (Flp 3,10-11). ¿Cómo nos haremos imitadores de su muerte?
Sepultándonos con El en el Bautismo (cfr. Rm 6, 4-5). ¿De qué modo es la
sepultura y qué fruto se deriva de tal imitación? Primero es necesario cortar
radicalmente con la vida pasada. Y esto sólo es posible mediante una nueva
generación, según las palabras del Señor (cfr. Jn 3, 3): la misma palabra
regeneración significa el principio de una segunda vida, de modo que, antes de
alcanzarla, es necesario dar fin a la anterior. Pues así como los que han
llegado al final del estadio, antes de dar la vuelta, se paran y descansan un
momento, así también parecía necesario que mediara la muerte en el cambio de
las vidas, de manera que acabe primero una y comience después la siguiente.”