miércoles, 29 de junio de 2016

LA CONFESIÓN DE LA VERDAD FUE RECOMPENSADA. San Jerónimo




Homilía de maitines

29 de junio
SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Homilía de san Jerónimo, presbítero
Comentario sobre Mateo 1-3, cap. 16
Con razón pregunta el Salvador: ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre? Los que solo ven en él al Hijo del hombre, son, en efecto, hombres, pero los que reconocen su divinidad, son llamados dioses, no hombres. “Los discípulos respondieron: unos dicen que Juan el Bautista, otros Elías.” Me asombre de que ciertos intérpretes se pregunten la causa de estos errores y procuren sentar mediante largas discusiones por qué los unos pensaron que Nuestro Señor Jesucristo era Juan Bautista, otros Elías, otros Jeremías, o algún otro profeta, ya que pudieron engañarse tomándolo por Elías o Jeremías, del mismo modo que se engañó Herodes tomándolo por Juan Bautista, cuando decía: “Este es aquel Juan a quien yo mandé cortar la cabeza, el cual ha resucitado de entre los muertos y por eso hace milagros.”

“Y vosotros, quién decís que soy yo?” Lector prudente, pon atención, de conformidad con la continuación y el texto del discurso, en que los Apóstoles no son del todo llamados hombres, sino dioses; porque sólo después de haber dicho: “Quién dice los hombres que es el Hijo del Hombre?”, añade lo siguiente: “Y vosotros, ¿quién decías que soy yo?” Mientras que los otros, porque son hombres, piensan de mí cosas enteramente humanas, vosotros que sois dioses, ¿quién creéis que soy yo? Pedro, en nombre de todos los apóstoles, hace esta profesión de fe: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.” Dice Dios vivo, a diferencia de esos dioses que pasan por dioses , pero que están muertos.

“Y bienaventurado eres, Simón, -respondiendo Jesús, dijo-: Bar Jona:” Corresponde  al testimonio que el Apóstol ha dado de él. Pedro había dicho: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.” La confesión de la verdad fue recompensada: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan.” ¿Por qué? “Porque ni la carne ni la sangre te han revelado esto, sino mi Padre.” Lo que ni la carne ni la sangre pudieron revelar, lo reveló la gracia del Espíritu Santo. Así, pues, a consecuencia de su profesión de fe, recibe un nombre en el cual se halla expresada la revelación del Espíritu Santo, y aun merece ser llamado hijo de este Espíritu.; “porque la locución “Bar Jona” se traduce en nuestra lengua por “hijo de la paloma.”