PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
Si obras, sea tan
sólo por los impulsos del Corazón de Jesús; muere en silencio delante de Él a
todo lo que es natural o humano.
MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de
Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo
perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible;
considera:
1. Jesús ha dicho: "No puedo
yo hacer nada por mí mismo." La actitud permanente de nuestro Señor
Jesucristo durante su vida es hacer la voluntad del Padre desde el momento de
la Encarnación en la que afirma "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu
voluntad"; hasta el momento de la cruz y muerte "Todo está
cumplido"... Jesús se ha despojado en todo de su voluntad, de su juicio,
de sus deseos... para hacer solo la voluntad del Padre que lo ha enviado... Nosotros
no tenemos otra vía para agradar a Dios, para cumplir nuestra vocación de amar
y obedecer para gozar con él por la eternidad. En nuestras palabras, en
nuestros pensamientos, en nuestras obras hemos de despojarnos del
"yo", y solo hemos de obrar por los impulsos del Corazón de
Jesús.
2. Jesús ha dicho: "Si el grano
de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho
fruto". La muerte del
yo, del hombre viejo, es la tarea de la vida cristiana. Pero éste se resiste,
no quiere morir... continuamente aparece con sus obras: la ira, la mentira, la
fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es
idolatría... Caminad en el espíritu y
no deis cumplimiento a los deseos de la carne, pues la carne tiene deseos
contrarios a los del espíritu, y el espíritu contrarios a los de la carne.
Ambos luchan entre sí de modo que no hacéis lo que queréis. Así, pues, si os
dejáis conducir por el espíritu, ya no estáis bajo la ley. Manifiestas, dice,
son las obras de la carne; a saber: fornicación, impureza, lujuria, idolatría,
hechicería, enemistades, contiendas, envidia, animosidades, disensiones,
divisiones, envidias, embriagueces, comilonas y cosas parecidas, cosas que os
indico, como ya os lo hice saber, pues quienes cometen tales acciones no
poseerán el reino de los cielos. Con el auxilio de la gracia de Dios, dad
muerte en vosotros a la concupiscencia de la carne; despreciad las obras de la
carne, amad los frutos del espíritu. Pues los frutos del espíritu son el gozo,
la paz, la longanimidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre
y la continencia. Cumplid estas cosas, permaneced en ellas, y el Dios de la paz
estará con vosotros.
Da gracias al Señor por este
momento de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto,
realista y firme para vivir lo meditado.