PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
"Este Divino
Corazón os hará que experimentéis los efectos de su generosa mano, si confiáis
plenamente en su amorosa bondad."
MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de
Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo
perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible;
considera:
1. Jesús ha
dicho: "Vosotros tenéis un Padre celestial que conoce vuestras
necesidades." Dios, Creador de todo cuanto existe no se ha despreocupado
de su creación. Nuestra fe confiesa que Dios es providente: que se preocupa por
cada una de sus criaturas y que nada pasa en el cielo y en la tierra sin que él
lo mande o permita. Es necesario asimilar bien este artículo de la fe: Dios no
se olvida de mí, me ama como a hijo único... estoy bajo el dominio de su
bondad, ¿qué he de temer? La desconfianza en Dios nace de la confianza
desmesurada en uno mismo y en las propias fuerzas y medios... En la medida que
reconocemos nuestra mendicidad, crece nuestra confianza.
2. Jesús ha dicho: "Buscad
primeramente el reino de los cielos y el hacer lo que es justo delante de Dios,
y todas esas cosas se os darán por añadidura." El hombre desea la
felicidad, porque Dios ha puesto ese mismo deseo en nuestro corazón... Deseo de
felicidad es deseo del bien: pero debido a nuestra limitación nos detenemos y
quedamos muchas veces atrapados en los pequeños bienes y en los bienes
aparentes... Jesús nos invita a desear el bien con mayúscula: a Dios mismo. El
resto nos vendrá por añadidura, porque teniendo a Dios que es todo, ¿qué más
queremos?
Da gracias al Señor por este
momento de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto,
realista y firme para vivir lo meditado.