PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
“Las más amargas
tristezas son dulzuras en su adorable Corazón, donde todo se cambia al
amor.”
MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de
Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo
perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible; considera:
1. Jesús ha dicho: "Triste
está mi alma hasta la muerte." En la agonía en Getsemaní, Jesús quiso
experimentar como nosotros el pesar de la prueba y angustia del
sufrimiento. Dice santo Tomás Moro: "Una mole abrumadora de pesares empezó a ocupar el cuerpo bendito
y joven del Salvador. Sentía que la prueba era ahora ya algo inminente y
que estaba a punto de volcarse sobre El: el infiel y alevoso traidor, los
enemigos enconados, las cuerdas y las cadenas, las calumnias, las blasfemias,
las falsas acusaciones, las espinas y los golpes, los clavos y la cruz, las
torturas horribles prolongadas durante horas. Sobre todo esto le abrumaba y
dolía el espanto de los discípulos, la perdición de los judíos, e incluso el
fin desgraciado del hombre que pérfidamente le traicionaba. Anadea además el
inefable dolor de su Madre queridísima. Pesares y sufrimientos se revolvían
como un torbellino tempestuoso en su corazón amabilísimo y lo inundaban como
las aguas del océano rompen sin piedad a través de los diques destrozados." Todo eso quiso sufrir y padecer para compadecerse de
nosotros y enseñarnos como hemos de acudir al Padre en esos momentos y como ha
se ser nuestra oración: "Padre, si puedes aparta de mí este cáliz, pero no
se haga mi voluntad sino la tuya".
2. Jesús ha dicho: "Nadie
tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos." El
verdadero amor es capaz de superar cualquier dificultad y sufrimiento porque da
una motivación mayor que la misma realidad del dolor... Pensemos en algo tan
habitual como es el dar a luz: es algo dolorosísimo, y en cambio, la mujer la
supera por la alegría de ver el rostro de su hijo... así nos pasa en muchos
aspectos de la vida... Adentrarnos en corazón de Jesús y transformar nuestro
sufrimiento en amor... Cuesta, pero con su gracia es posible: busca motivos.
Da gracias al Señor por este momento
de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto, realista y
firme para vivir lo meditado.