lunes, 27 de junio de 2016

MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (DÍA 27)



DÍA 27
PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
1.- "¿No podéis hacer nada en la oración? Contentaos con ofrecer la que este divino Salvador hace por nosotros en el Sacramento del altar, ofreciendo sus afectos en reparación de vuestra tibieza, y decid en cada acción: Dios mío, yo quiero hacer o padecer esto en el Sagrado Corazón de vuestro Hijo, y según sus santas intenciones, las cuales os ofrezco para resarcir las miserias e imperfecciones de las mías. Y así, en todo lo demás. 
2.- Y cuando os sobrevenga alguna pena o mortificación, alentaos y decid: Toma lo que el Sagrado Corazón te envía para unirte a Él. 
3.- Y procurad ante todo conservar la paz del corazón, que vale más que todos los tesoros del mundo. El modo de conservarla es negar vuestra voluntad y poner en su lugar la de este adorable Corazón, para que Él quiera por nosotros lo que sea más para su gloria, contentándonos con sometemos y abandonamos a Él. En una palabra, este Divino Corazón suplirá todo lo que falte; El amará a Dios por vos, y vos le amaréis en El y por El."
MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible; considera: 
*** Los tres puntos de este pensamiento de Santa Margarita María nos ayudan a vivir unidos a este Corazón adorable de Jesús en tres situaciones que son habituales en nuestra alma: 
1.- En los momentos de sequedad durante la oración, de inapetencia, de desgana o de falta de fervor; ¿qué hemos de hacer? Contentarnos con ofrecer a la Santísima Trinidad, no nuestra oración ni nuestros méritos, sino la oración y los méritos de Jesús, hasta que él quiera remediar nuestra pobreza o enfermedad. 
2.- En los momentos de pena o en los que hemos de mortificarnos: tomarlo como venido de su mano y unirnos a él, sintiéndonos dichosos de poder participar mínimamente en su pasión y muerte.
3.- Y en todo momento, hemos de conservar la paz del corazón, tan importante para nuestra estabilidad de ánimo y perseverancia. La fórmula está manifiesta: Negando nuestra voluntad y poniendo en su lugar la voluntad de Jesús. 
Da gracias al Señor por este momento de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto, realista y firme para vivir lo meditado.