Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: Se hace hoy
memoria del beato Juan Bautista Scalabrini, obispo, quien trabajó incansable
por el bien de su iglesia, mostrado un especial interés por los sacerdotes,
agricultores y obreros. En favor de los emigrantes a los países de América
fundó las Congregaciones de Misioneros y de Hermanas Misioneras de San Carlos
(1905). Con algunas de sus enseñanzas meditamos el rosario de hoy.
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS GLORIOSOS
1.-La
Resurrección del Señor.
“La
vida consiste principalmente en el amor sin el cual, dice San Juan, se
permanece en la muerte. Y la gracia del Salvador es aquella que llena el alma
con este bálsamo de vida. Es Cristo quien enciende este amor, mostrando el
prodigio incomprensible de su muerte, que urge, que impulsa con dulce violencia
a corresponder al amor, a sacrificarse por su gloria y la salvación de nuestros
hermanos: Charitas Christi urget nos [El amor de Cristo nos apremia]. Es Cristo
quien enciende este amor, regalándonos nuevamente en su Resurrección la prueba
más luminosa de su divinidad y la prenda más segura de nuestra futura
Resurrección. Es Cristo quien enciende este amor con el milagro continuo de la
Institución de la Eucaristía, el misterio del amor por excelencia, con el cual
Él se perpetúa en nuestros altares.”
2.- La
Ascensión del Señor
“s
necesario que Jesucristo viva en nosotros; es necesario que Jesucristo actúe en
nosotros continuamente, pudiendo sólo Él reconciliar a la tierra con el cielo,
pudiendo sólo El amar a Dios cuanto es posible amarlo y rendirle el honor que
le es debido. ¿Mas, cómo puede Él, Jesucristo, vivir en nosotros? Lo hemos
dicho: mediante su espíritu: in hoc cognoscimus quia in eo manemus et ipse in
nobis, quoniam de spiritu suo dedit nobis [en esto conocemos que permanecemos
en Él y Él en nosotros, en que nos ha dado de su espíritu] (1 Jn. 5, 13); y el
espíritu de Jesucristo es espíritu de humildad, es espíritu de caridad, es
espíritu, sobre todo, de abnegación, de sacrificio, de penitencia..”
3.- La Venida
del Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos en torno a la Virgen María
“Únanse,
por lo tanto, en santa alianza alrededor de Jesús, hostia divina, con espíritu
de fe, de reparación y de amor. Unidos a Él, todos se sentirán hermanos, todos
estrechados en un pacto: el amor recíproco, buscando cada uno el bien del otro.
De aquí nacerá esa ordenada concordia que les hará compartir las alegrías y los
dolores, las sonrisas y las lágrimas, y esparcirá por doquier el bálsamo de la
resignación y de la esperanza cristiana. Únanse y organícense en asociaciones
de adoradores para las diversas horas del día, para que la divina Eucaristía no
sea jamás abandonada por ustedes.”
4.- La
Asunción de María Santísima a los Cielos
“El
que glorifica a Dios, dice el Señor, será glorificado por Dios. ¿Y quién más
que María glorificó a Dios sobre esta tierra? Ella glorificó a Dios Padre, a Dios
Hijo, a Dios Espíritu Santo. Glorificó a Dios Padre, cuando con su
consentimiento para la Encarnación del Verbo, hizo que Dios Padre viese
dilatado su dominio, engrandecido su poder, viendo entre sus súbditos un
súbdito de perfección infinita. Y en verdad, siendo Cristo por su naturaleza
humana inferior al Padre, el Padre, en cierto modo, se convirtió en Dios de
Dios y ello fue posible por medio de María. Glorificó a Dios Hijo, cuando la
infinita caridad que, en los eternos designios, lo indujo a ofrecerse a sí
mismo por el hombre pudo realizarse sólo cuando apareció María y si Él fue
glorificado por la generación temporal, fue glorificado justamente en esa carne
que tomó de María. Glorificó a Dios Espíritu Santo, cuando luego que ella se
declaró dispuesta a aceptar la voluntad del Altísimo, el Divino Paráclito
descendió para unir en Ella el alma santísima del Redentor con su sacratísimo
cuerpo y habiendo así hipostáticamente unido esa adorable humanidad con la
naturaleza y la persona del Verbo Divino, adquirió ad extra aquella fecundidad
que no le compete ad intra, como también adquirió cierta prioridad sobre la humanidad
sacrosanta de Cristo. Por consiguiente por el Padre, por el Hijo y por el
Espíritu Santo debía ser glorificada en los cielos, por lo tanto no con una
sino con triple corona debía ser coronada..”
5.- La
Coronación De La Virgen Como Reina Y Señora De Todo Lo Creado.
“Se
la llama madre de misericordia, y es lo mismo que decir madre de consuelo. Es
su título de reina. Salve regina, mater misericordiae [Dios te salve reina,
madre de misericordia], porque ella no quiere sino volcar sobre nuestras
miserias todas las riquezas de su corazón de madre. La miseria es la ignorancia
y el error, fuente de nuestros desvíos; la miseria es la tentación, misteriosa
agonía de nuestras fuerzas espirituales; la miseria es el pecado, muerte de la
gracia, envilecimiento de nuestra naturaleza y esclavitud de la libertad; la
miseria es la angustia del espíritu, es la aflicción del corazón. La miseria es
la privación de las cosas necesarias para la vida, el dolor y la enfermedad del
cuerpo; la miseria es la persecución de los malvados, la injusta opresión de
los débiles y de los desventurados. Y bien, para todas estas miserias está el
remedio en el corazón de María. Luz, fuerza, perdón, estímulo, consuelo,
asistencia, protección, salud, todo podemos pedir y todo podemos esperar de
nuestra madre de los Cielos: Madre de consolación, causa de nuestra alegría.”