miércoles, 1 de junio de 2016

MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (DÍA 1)


Oraciones para comenzar y terminar cada día

PENSAMIENTO DE SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
"A pesar de toda oposición, este Divino Corazón eventualmente triunfará. Dichosos los que han sido instrumentos para establecer su Reinado."
MEDITACIÓN:
Después de ponerte en presencia de Dios y disponerte para la meditación confundiéndote, dando gracias, pidiendo perdón y las gracias necesarias para sacar el mayor fruto posible; considera: 
1.- Jesús ha dicho: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.” Al comenzar el mes de junio dedicado al Corazón de Jesús hemos de reflexionar en primer lugar de quién es este corazón que veneramos. Es el Corazón de Jesús, el Hijo eterno del Padre que desde el principio estaba junto a Dios y es Dios, que en la plenitud de los tiempos se hizo hombre en el seno de la Virgen para morir por nosotros en la cruz. A los tres, resucitó glorioso triunfante de la muerte y ahora de nuevo en la gloria del Padre vive para  siempre. Jesucristo es Señor y Rey del Universo y todo le está sometido. Pero él, quiere toda la creación y también las voluntades de los hombres se sometan a él por amor en libertad. Podría hacerlo al estilo mundano, obligando, forzando, imponiendo… Dios no es así, él no quiere nuestro servicio impuesto, sino libre. Ha recibido toda potestad, él,  el Omnipotente; pero ante la libertad del hombre se detiene. Dile hoy a Jesús con san Ignacio de Loyola: “Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad. Todo lo que soy, todo lo que poseo. Tú me lo diste; a ti, Señor, lo torno. Todo es Tuyo. Dispón de mí según Tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que eso me baste.”
2.- Jesús ha dicho: “Id, pues, y haced discípulos.” Convencidos de la gran misericordia que el Señor ha tenido con nosotros al mostrarnos la verdad y darnos la voluntad de querer someternos a su dulce imperio, no podemos quedarnos cómodamente resignados ante tantos hombres y mujeres que desconocen el amor de Cristo. Hemos de hacernos instrumentos para que su reinado llegue a todas las almas. ¿Cómo? Con nuestra vida coherente, con nuestro testimonio y apostolado, con nuestro amor.

Da gracias al Señor por este momento de meditación y antes de terminar haz algún propósito concreto, realista y firme para vivir lo meditado.